(Minghui.org) Tengo 75 años y empecé a practicar Falun Dafa en 1996. Antes de practicar Falun Dafa, tenía muchas enfermedades, incluyendo artritis, encefalitis crónica (inflamación del cerebro) y úlcera duodenal. Mi artritis era tan severa que era incapaz de caminar.
Gasté decenas de miles de yuanes en busca de una cura, pero no logré mejorar de mis enfermedades. Al contrario, éstas empeoraron. Sin embargo, después de empezar a cultivarme en Dafa, mis enfermedades desaparecieron en solo dos semanas. ¡Podía correr por las escaleras como si estuviera volando, y el sentimiento de no tener enfermedades era fantástico!
Estos milagros de Dafa tocaron profundamente mi corazón. Desde entonces he creído firmemente en Shifu y en Dafa.
Durante las últimas dos décadas, he seguido las enseñanzas de Shifu. He producido materiales para aclarar la verdad sobre Falun Dafa y la persecución, he distribuido materiales a la gente y he explicado cara a cara que Falun Dafa es bueno y que los practicantes de Dafa están siendo perseguidos. No he tenido ningún miedo mientras hice todo esto, porque Shifu me ha estado cuidando y protegiendo. Al validar Dafa, he experimentado muchos milagros.
Validando Falun Dafa en Beijing
El 16 de diciembre de 2000, me fui a Beijing para apoyar el derecho a practicar Falun Dafa. No dejaba de pensar que "Jiang Zemin, el ex líder del régimen chino, estaba persiguiendo a Dafa. Como practicante, tengo que validar el Fa".
Llegué a la Plaza Tiananmen en Beijing el 17 de diciembre. Estando de pie, junto a un mástil de bandera, levanté mi banner de 2,10 m de largo y grité: "¡Falun Dafa es bueno!". Los policías llegaron rápidamente y me llevaron a la estación de policía, junto con otros 200 o 300 practicantes que estaban en la Plaza Tiananmen.
En la estación de policía, todos los practicantes de Dafa nos animamos entre nosotros y recitamos Lunyu y poemas de Hong Yin. Eso fue realmente una experiencia y visión trascendental y los policías se quedaron asombrados.
Los policías nos interrogaron a cada uno. Los practicantes que dijeron de dónde habían venido, fueron enviados a sus áreas, para ser perseguidos allí. Los que se negaron a proporcionar información personal fueron enviados a la prisión de Shunyi de Beijing, que está ubicada a cerca de 100 km de Beijing.
Los policías no golpearon a los practicantes, porque tenían miedo de crearse yeli (karma). Sin embargo, instigaron a los reclusos para que nos golpearan. Los policías les dijeron que serían puestos en libertad anticipada si golpeaban a los practicantes y los obligaban a renunciar a practicar Falun Dafa. En consecuencia, los reclusos nos golpearon terriblemente.
Cuando me interrogaron, les expliqué más sobre Falun Dafa y les dije que estaba siendo perseguido. Seguí hablándoles durante unas tres horas. El jefe de la estación vio que no estaba cediendo, por lo que parecía querer golpearme también.
Sin embargo, por alguna razón, se quedó encorvado sobre el escritorio y, después de un tiempo, les pidió a los reclusos que se vayan. Después me dijo: "Sé que vienes del noreste. Hoy es un día extraño". Me dijo que había tenido la intención de ordenarles con sus ojos a los reclusos a que comenzaran a golpearme, porque esa era su señal habitual, pero que hoy uno de los ojos le dolió tan fuerte, que no pudo mover su globo ocular. También me dijo que no podía abrir el otro ojo.
Luego, su actitud cambió significativamente. Me dijo: "No has comido por dos días. Voy a pedir a la cafetería que te cocine unos fideos". Le dije que aún no había terminado de hablar y que no como fideos. Luego pidió a la cafetería que me hagan un plato grande de fideos de Hele, y se fue a su casa para almorzar.
Mientras estaba fuera, dos jóvenes policías me pidieron que les enseñara los ejercicios de Falun Dafa. Mientras les estaba enseñando los ejercicios, el jefe regresó a la estación. Me dijo: "Te dejaré ir si cooperas conmigo". Le contesté: "Solamente si hace las cosas de acuerdo a Dafa".
Entonces me dijo que 100.000 practicantes de Dafa habían llegado a Beijing y los centros de detención y las comisarías de policía estaban todos llenos y ya no había ningún lugar para encerrarlos. Me dijo que había recibido instrucciones de liberar a los practicantes que tenían amigos o parientes en Beijing.
Me negué a cooperar, y él me mostró su tarjeta de identificación. Antes de marcharme, me dio su número de teléfono y me dijo: "Cuando regrese a Beijing, venga a visitarme. ¡Para entonces, deberíamos ser compañeros practicantes!".
"¡Los dioses se encuentran entre los hombres!"
En 2001, fui al campo para distribuir material informativo sobre Falun Dafa. También llevé más de 100 copias de DVDs. Antes de salir, quemé incienso delante de la foto de Shifu. Sucedió que los tres palillos de incienso se rompieron al mismo tiempo.
En aquel momento, pensé que podría ser una pista de Shifu para que no vaya. Sin embargo, había quedado con otro practicante que íbamos a ir juntos, y sabía que no podía dejarlo que me esperara.
Llegué a la estación de tren antes de las 6:00 a.m. Ni bien subí mis maletas en la cinta transportadora, la alarma sonó y me llevaron a una habitación que tenían detrás. Me arrepentí de no haberle hecho caso a la pista. Sin embargo, me vino otro pensamiento a la mente: "Es una buena oportunidad para hablarles sobre Falun Dafa y la persecución. De lo contrario, sería difícil llegar a ellos". En ese momento, vi apareciendo los Fashen de Shifu. Mientras las lágrimas corrían por mi rostro, le dije a Shifu: "Estuve equivocado, Shifu. Le daré vuelta a esta situación para hacerlo bien".
Después de las 8:00 a.m., dos policías del departamento de policía del ferrocarril vinieron a llevarme y trajeron esposas. Les dije: "No necesitan ponerme esposas. Yo no quiero irme incluso si ustedes quisieran que me vaya".
Después de que llegamos en el departamento de policía, les dije mi nombre y mi dirección. Mientras estaban tratando de encontrarme en su sistema, seguí hablándoles sobre Falun Dafa y la persecución. Buscaron en su computadora toda la mañana, pero no pudieron encontrar ninguna información sobre mi. Me dijeron: "No nos has dicho tu verdadera identidad".
"Cultivo Falun Dafa y sigo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia", les dije. "Si miento, ¿mi Shifu todavía quiere que sea su discípulo? Si todavía no me creen, pueden pedirle a mi hija que les muestre mi tarjeta de identificación".
Entonces me llevaron al centro de detención, pero el centro de detención no quería recibirme por mi edad. Insistieron en que se me haga un examen físico en un hospital municipal. El examen físico demostró que tenía todo tipo de enfermedades, y el centro de detención luego se negó a recibirme, sin importar cuánto intentó de persuadirlo la policía.
Los dos policías tuvieron que enviarme a casa. Al salir, les dije: "Ya lo han visto. ¡Los seres divinos se encuentran ahora en la sociedad humana!".
"¡Sí, te creemos! ¡Hay dioses entre los hombres!".
La voluntad de seguir adelante
Después de que el periódico La Gran Época publicó los 9 Comentarios sobre el Partido Comunista, en noviembre de 2004, los practicantes en China comenzaron a producir y distribuir folletos con los 9 Comentarios. Llegué a entender que el partido comunista estaba en sus últimos días y que yo también debería empezar a producir estos folletos.
Al tener este deseo, Shifu arregló una oportunidad para mí. Unos días más tarde, nuestro coordinador vino y me pidió hacer los folletos. Aunque realmente quería hacerlos, me preocupaba mi vejez y que sabía muy poco sobre el uso de la computadora e impresora.
Le pregunté: "¿Seré capaz de hacerlo?".
"Sí, de hecho puedes si quieres. Shifu te dará sabiduría, y sin duda podrás hacerlo". Después, me trajeron todo lo que necesitaba y se tomaron muchas horas para enseñarme.
Al principio, aún no sabía cómo usar el ratón, pero seguí practicando toda la noche. El siguiente día, fui capaz de usar la computadora, y los otros practicantes luego me enseñaron a imprimir, visitar el sitio web y descargar los materiales. En poco tiempo pude producir los folletos de los 9 Comentarios. Hice de 200 a 300 folletos cada mes, y estos materiales fueron llevados para distribuirse al campo.
También empecé a imprimir materiales de aclaración de la verdad del Semanario Minghui. Cuando ando con mucho trabajo, imprimo estos folletos por más de una docena de horas seguidas. Las impresora a veces no era muy feliz de trabajar tantas largas horas y hacía ruidos. Cuando esto sucedía, hablaba con las dos impresoras: "Estamos haciendo el trabajo para validar a Dafa, y le estamos ayudando a Shifu en el período de la rectificación del Fa. Debemos trabajar juntos". Pronto, las impresoras volvían a la normalidad.
Puesto que mi ingreso era muy limitado, no fui capaz de aportar mucho dinero para el proyecto. Pensé que al menos debería pagar la factura de electricidad, que esperaba llegaría con un monto más elevado. Sin embargo, fue increíble que, aunque estaba usando dos impresoras para imprimir materiales tan a menudo, mi factura de electricidad no era muy diferente de las anteriores.
Después de 20 años cultivando Dafa, llegué a comprender que, si creemos en Shifu y en Dafa, ocurren milagros.