(Minghui.org) Hace dos años, mi empresa decidió dar a cada empleado al final de año una bonificación de 4.000 yuanes (600 dólares). Con el fin de reclamar esta bonificación, teníamos que presentar nuestras facturas médicas y cambiarlas por ese dinero.
Sabía que tenía que tomar una decisión entre falsificar un recibo o renunciar al dinero.
No tenía ninguna factura médica porque había estando física y mentalmente bien durante los últimos 17 años que había practicado Verdad-Benevolencia-
Tan pronto como me hice a la idea, fui tentada por una llamada telefónica. Una compañera me dijo que podía simplemente comprar algún medicamento en alguna farmacia, y que este recibo también valdría. Le dije que estaba sana y que no necesitaba ningún medicamento.
Esto no había terminado. Unos días después la compañera me dijo que había una manera fácil de obtener el dinero. Se ofrecía a “ver a un médico” por mí, tomar la factura, y también hacer el papeleo, y el dinero sería ingresado directamente en mi cuenta.
Me dijo que esa era la manera para recibir la bonificación, y lo haría por mi para que no me ensuciara las manos. Le expliqué que eso estaba en contra de mis creencias, y que no solicitaría el dinero.
Dijo que no estaba en mi sano juicio al dejar el dinero. Le dije: “Soy alguien diferente, alguien mucho mejor. Un día lo verás y me dirás: ‘Lo que hiciste es maravilloso”.
Se rió.
Según se acercaba la fecha límite, la persona encargada de la bonificación me llamó para animarme a pedirla. Le dije que estaba sana y no necesitaría la bonificación.
El año pasado de nuevo la empresa ofreció la bonificación anual en forma de reembolso médico. Cuando escuché la noticia, sentí que no tenía nada que ver conmigo y se me olvidó. Había dejado fácilmente el dinero.
Estaba dispuesta a resistir la tentación y mantenerme en mis principios de Verdad-Benevolencia-