(Minghui.org) La desgarradora noticia sobre la sustracción de órganos fue revelada por primera vez en marzo de 2006. Una mujer dijo que miles de practicantes de Falun Gong fueron asesinados por sus órganos en el hospital donde ella trabajaba.
Desde entonces, muchísima evidencia ha demostrado que los funcionarios chinos en colaboración con los hospitales, autoridades de prisión, y militares, venden los órganos sustraídos a la fuerza de practicantes de Falun Gong vivos por enormes cantidades de dinero.
La Sra. Shang Shiying comenzó a ver esto por sí sola. Enfermera del departamento de urología en el hospital de los trabajadores de la ciudad de Tangshan, trabajó con pacientes que recibieron trasplantes de riñón a fines de la década de los ochenta y principios de la década de los noventa.
La Sra. Shang Shiying
Fue arrestada y detenida ilegalmente múltiples veces, y sentenciada a campo de trabajo forzado por practicar Falun Gong. Debido a su experiencia médica, vio pistas sobre la sustracción de órganos en centros de detención, prisiones, y hospitales.
Según la Sra. Shang, había solo unos cuantos casos de trasplantes de riñón por año a principio de la década de los noventa, y los riñones en su hospital, provenían de personas ejecutadas.
“Cada vez que había una posible fuente de riñón, los médicos de nuestro departamento iban al lugar de la ejecución, extraían el órgano quirúrgicamente, y lo colocaban en un enfriador preparada de antemano. Tan pronto como regresaban, el paciente estaba listo para ser operado”, dijo.
Cuando la historia de la sustracción de órganos salió a la luz en 2006, ella quiso entender más sobre el aumento de trasplantes de órganos en su hospital. Buscó respuestas de colegas, pero sus conversaciones con ellos solo terminaban en más preguntas que respuestas.
En noviembre de 2000, fue detenida en el centro de detención Nro. 1 de Tangshan. Realizó una huelga de hambre para protestar por el maltrato.
Como resultado, la enviaron al hospital mental de Ankang, donde se encontró con otra practicante de Falun Gong. “Ella no era local, porque tenía acento del nordeste de China”; dijo Shang. “Se negó a decirme su nombre y desapareció unos días después”.
La Sra. Shang sospecha que esta practicante fue víctima de la sustracción de órganos.
Un día, a ella le extrajeron sangre y orina para hacer pruebas. Como había estado en huelga de hambre por tanto tiempo, le dijeron que tenía células rojas de sangre y cetonas en su orina. Mirando hacia atrás, piensa que posiblemente se salvó ella misma de ser víctima de este crimen.
Nuevamente fue arrestada en 2010 y sentenciada a la prisión para mujeres de Hebei por tres años. Un día, se les pidió a todas las prisioneras que dieran una muestra de sangre de sus dedos para verificar posibles enfermedades infecciosas.
La Sra. Shang se alarmó. “Para poder examinar SIDA y hepatitis, necesitas sacar sangre de la vena. Para examinar tuberculosis, también tienes que hacer rayos x”.
Ella sospechó que la muestra era para determinar el tipo de sangre, dato para saber la compatibilidad del trasplante de órgano.
Cuando la Sra. Shang se negó a dar sangre, varias personas se la sacaron a la fuerza.