(Minghui.org) Desde 1996 que sé de Falun Dafa, después que mi hermana mayor comenzó a practicarla, pero no me atreví a practicar yo también por miedo a la persecución. Eso fue hasta que hace diez años, cuando contraje hepatitis B.
Fue en 2006, varios meses después de comenzar mi segundo matrimonio. Después de estar hospitalizada por 19 días, regresé a casa para continuar el tratamiento con medicina china.
La familia de mi esposo me despreciaba porque mi primer matrimonio terminó en divorcio, y aún no tenía hijos con mi nuevo esposo. Ahora con esta enfermedad incurable, mi situación con mi familia recién formada , era más difícil. Evité a la familia de mi esposo quedándome todo el día en mi habitación.
Fui testigo de cómo varias personas murieron por hepatitis B. Esas experiencias fueron horrorosas.
Mis hermanos me instaron a que probara practicar Falun Dafa. Mi madre incluso me contó cómo Falun Dafa ayudó a alguien que tenía hepatitis B. Con ansias de recuperar mi salud, comencé a leer el libro Zhuan Falun mientras seguía con mi tratamiento de medicina china.
Efectivamente, no comencé la práctica para mejorarme como persona, sino para curar mi enfermedad. Sin embargo, Falun Dafa me dio un milagro.
Pronto, tuve diarrea. Duró toda la noche, y eliminé un montón de sustancias oscuras de mi cuerpo. Inmediatamente después, mi cuerpo estaba aliviado. Desde entonces, los síntomas de la enfermedad desaparecieron gradualmente.
Unos 20 días después que comencé a leer Zhuan Falun, me uní al grupo de pacientes de hepatitis B para una revisión. Al día siguiente, fui al hospital para retirar los resultados.
En una habitación llena de pacientes de hepatitis B, el médico me gritó “¿Qué haces aquí?”.
Luego agregó: “Usted no tiene hepatitis, para nada”.
Él pensó que yo era alguien que fue a hacer una broma pesada en el hospital.
Me quedé sin palabras al escuchar los resultados del examen, como si de repente me hubieran sacado del infierno y puesto en el cielo. La alegría de haber recuperado mi vida estaba más allá de las palabras. Justo después de irme del hospital, lloré y juré al Maestro que me convertiría en una practicante de Falun Dafa genuina.
Durante los pasados diez años de ser practicante de Falun Dafa, he tenido una vida muy alegre. Mi esposo, mi hija y yerno todos apoyan mi práctica.
Estoy tan agradecida al Maestro Li, el fundador de Falun Dafa, ¡por darme una segunda vida!