(Minghui.org) El 1 de junio me arrestaron y llevaron a la comisaría mientras distribuía volantes de Falun Gong en un mercado. Aproveché esta oportunidad para contarles a los oficiales sobre la disciplina.
Les dije: “Nuestras leyes protegen la libertad de creencia, entonces Falun Gong no es ilegal. Falun Gong enseña a la gente a ser buenas personas. Nuestra sociedad sería más estable si todos se comportaran como los practicantes”.
Cuatro policías de civil me llevaron al hospital para un examen físico. Descubrieron que tenía la presión arterial muy baja.
Camino a la puerta de salida del hospital, me detuve y observé a la gente transitando muy ocupada. Una oficial junto a mí dijo: “¿Qué sucede? ¿No te sientes bien? Solo grita en voz alta y estarás excelente”. Grité dos veces: “¡Falun Gong es bueno!” Sonreí y me sentí magnífico.
Mientras me conducían al centro de detención, le conté a los policías que el partido comunista chino ha cometido crímenes contra el Cielo y que les aconsejaba tomar distancia del régimen por su seguridad.
Llegamos alrededor de las 8 p.m., pero los agentes del lugar se negaron a aceptarme por mi baja presión. Entonces me llevaron a la comisaría para interrogarme.
Me negué a responder preguntas, pero me dijeron de firmar un papel para obtener la libertad. En ese momento llegó mi yerno y lo rompió. Los oficiales solo me pidieron que dejara el lugar rápidamente.