(Minghui.org) Tengo 70 años, y me gustaría compartir la historia de cómo Falun Gong me trajo de regreso de estar al borde de la muerte mientras moría de cáncer.
Cáncer de lengua neutralizado
En 1990 me diagnosticaron cáncer de lengua. Fui al hospital provincial para una cirugía y dos rondas de quimioterapia, pero no mejoré. Mi cuerpo estaba hinchado, y los médicos dijeron que los tratamientos solo podían mantenerme vivo como máximo por tres meses.
Mi situación se tornó extrema en el segundo semestre de 1993. Tenía la espalda encorvada y no podía mantener derechas las piernas, tenía las rodillas flexionadas, al punto de medir casi 1,10 metro de altura. No podía sentarme con la espalda recta ni levantar las manos.
Estaba agobiado por el dolor, no podía cuidar de mi persona, comer, dormir o girar en la cama. No es una exageración decir que estaba en mi último aliento.
Encontrando Falun Gong
En julio de 1994 vino a visitarme un viejo amigo. Lo recuerdo muy claramente. Porque no podía mantenerme derecho y me encontraba muy débil, usaba una silla para apoyarme, me movía con lentitud y mucho cuidado hacia la puerta.
Me trajo un libro llamado Falun Gong y preguntó si quería comenzar la práctica. Le respondí sin ninguna duda: “Sí, comenzaré”.
Me pidió que leyera el libro primero, solo podía estar en cama para leerlo. Me sentí con más y más energía a medida que avanzaba en la lectura. Lo leí de una vez.
Comencé a aprender los ejercicios. Como no podía elevar o doblar los brazos, tenía que sentarme en una silla y traté de hacer de la mejor manera los movimientos.
En solo ocho días, pude dormir bien, pararme y caminar usando como soporte la pared. Me sentí revitalizado. Después mi esposa me llevó al sitio de práctica local. Me recuperé por completo rápidamente y fui capaz de cocinar.
En diciembre de 1994 mi mujer, mi hijo y yo fuimos a Guangzhou para asistir al ciclo de conferencias de diez días del Maestro Li Hongzhi. Un día, después de regresar al hotel, uno de los empleados me reconoció y dijo: “¡Tu espalda está derecha! ¡Falun Gong es realmente milagroso!”.
Además de cáncer de lengua, tenía otras enfermedades como inflamación intestinal crónica, artritis reumatoidea e insomnio; los que desaparecieron cuando comencé a practicar Falun Gong.
El Maestro me dio una nueva vida. Quiero decir: “Gracias Maestro por tu gracia compasiva”. Quiero contarle a todos: “¡Falun Gong es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno! ¡Vengan a practicar Falun Gong!”.