(Minghui.org) Hace algún tiempo me encontré con un agradable señor de mediana edad en un centro comercial.
Entablamos una conversación y le pregunté si había oído hablar del movimiento de renuncia al partido comunista chino y a sus organizaciones afiliadas. Respondió que no.
“Muchos de los funcionarios son muy corruptos”, comenté, “y la mayoría roba el dinero de los contribuyentes. Desde que el régimen llegó al poder en 1949, ochenta millones de chinos murieron de causas no naturales”.
Y continué: “En China hay una crisis después de otra. Antes que el Cielo destruya al partido por los crímenes que cometió, sus miembros todavía tienen una chance para salvarse”. Asintió con la cabeza.
Cuando le pregunté si estaba afiliado al PCCh, respondió que sí, al igual que en el pasado lo estuvo a la liga juvenil.
Le dije: “Ya que juró lealtad al partido con su vida, debe retractarse de esos votos para proteger su futuro”.
Quiso que renuncie por él.
Esa noche, usé un apodo para registrar su renuncia en el sitio web “Renunciar al PCCh”.
Dos días más tarde nos encontramos nuevamente. Me contó que era un funcionario del gobierno y que esperaba jubilarse en pocos años. Le manifesté: “Me parecía que era un funcionario. Por favor use su poder e influencia para proteger a los practicantes de Falun Gong”.
Comentó que no tenía ninguna objeción hacia la gente que practica Falun Gong y que sabía que Jiang Zemin, Luo Gan, Zhou Yongkang y aquellos de la oficina 610 son responsables de la persecución; al igual que de la sustracción forzada de órganos a practicantes vivos por parte del régimen.
Puso su mano sobre mi hombre y dijo: “La próxima vez que nos encontremos, lo haremos como amigos. Por favor, cuídate”.