(Minghui.org) Tengo 80 años y me he cultivado en Falun Dafa por 9 años. Siento que es importante compartir mi historia porque, en mi mente, es diferente a la de otros practicantes.
Mi esposo sufrió de una enfermedad degenerativa genética durante nueve años, una condición que se transmite de padres a hijos. En los últimos tres años y medio no pudo ir al baño solo, y tuve que limpiarlo. Yo no estaba muy saludable tampoco, tenía varias enfermedades como cardiopatía, perforación gástrica, dolores en las piernas, y cataratas.
Protegida para no hacer nada imprudente
Mi marido siempre hacía un desorden, y yo ya no podía tolerarlo. Compré una botella de píldoras para dormir y me las tomé todas al mismo tiempo. Me desperté luego de dos días sintiéndome mareada. Casi no podía pararme pero me sentí mejor después de un rato.
Cuando mi hijo y mi nuera vinieron de visita, mi marido les dijo que había tomado píldoras para dormir y se asustaron mucho.
Debido al mal temperamento de mi marido, intenté quitarme la vida una vez más. Golpeé mi cabeza contra una pared de piedra. Me lastimé pero no críticamente. Me di cuenta que, de algún modo u otro, debía seguir viviendo. Ahora entiendo que el Maestro Li Hongzhi, el fundador de Falun Gong, ya estaba protegiéndome para que no haga nada imprudente.
Falun Gong ayuda a superar los malestares
Mi segunda nuera, su madre, hermana, y su nuera, todas practican Falun Gong. Me habían dicho que practicase Falun Gong tiempo atrás, pero yo no estaba interesada. Me lo dijeron una vez más y me contaron que la salud de otros familiares había mejorado una vez que comenzaron a cultivarse, y que habían superado todo tipo de malestares.
Esta vez decidí probar con Falun Gong. Mi nuera me mostró los ejercicios tres veces hasta que pude hacerlos sola. También me trajo las conferencias del Fa del Maestro en video.
Comencé a despertarme a las 4 a.m. para hacer los ejercicios cada mañana. Siempre que encontraba tiempo escuchaba las conferencias del Maestro. Comencé a ver más claramente cómo verdaderamente enseña los principios del Fa, así que decidí continuar practicando Falun Gong.
Cuando mi marido falleció, tuve más tiempo para estudiar el Fa, y todas mis enfermedades desaparecieron gradualmente. Falun Gong también me ayudó a superar tantas tribulaciones.
Al poco tiempo de la muerte de mi marido, mi hijo mayor, que sufría de alcoholismo, tuvo una pelea violenta con su esposa y ella lo mató accidentalmente. Pude sobrepasar esta tribulación y abandonar mi tristeza gracias al Maestro y a Falun Gong.
Cuando no podía dormir, escuchaba las lecciones del Maestro y continué haciendo los ejercicios diariamente.
Negándome a tomar ventaja de otros
Mi hija me pidió que cuide de su casa cuando ella y su marido fueron a visitar a su hijo en Xinjiang. Me quedé allí por las noches y regresé a casa en el día. Quemé incienso en las mañanas y en las noches para honrar al venerado Maestro durante ese tiempo.
No hay mucha distancia entre las dos casas. Mientras caminaba un día, sentí como si mis pies no tocasen el suelo. Pensé que no debería permitir que otros lo viesen así que me detuve.
Desde entonces me he sentido liviana y enérgica. Todos mis conocidos me dicen que parezco una joven, que valida el Fa. Cuando hablo con mis vecinos sobre lo bueno que es Falun Gong, todos están de acuerdo conmigo.
Vendo basura para reciclado para ganarme la vida. La gente en la fábrica sabe que practico Falun Gong y que soy una buena persona, y que nunca tomo ventaja de otros.
Una vez les vendí más de 250 kilos de reciclables. Aunque nunca chequeé cuánto dinero me habían pagado anteriormente, esta vez sí lo hice. Pensé que me habían dado más de lo que deberían, así que le pedí a mi nuera que calculase cuánto les debía. Descubrió que me habían dado 113 yuanes de más, y los devolví.
El contador, el director, y la persona a cargo del almacenamiento estaban allí. El contador dijo: “Jamás nos hubiésemos enterado adónde fue a parar ese dinero extra si no lo hubiese retornado. Hubiésemos tenido que pagarlo de nuestros bolsillos”.
Quisieron darme 13 yuanes por mi molestia, pero no los tomé. Luego les hablé sobre la persecución a Falun Gong, y tanto ellos como muchos otros empleados, renunciaron al partido comunista chino y a sus afiliadas.
El analfabetismo ya no es un problema
Mi nuera me trajo una copia de Zhuan Falun, el libro principal de Falun Gong, y quiso ayudarme a leerlo. Yo no estaba segura de poder aprender a leer un libro tan grande, porque era analfabeta. Le dije que no podía.
“Este no es un libro común”, dijo. “Si quieres leerlo, puedes”.
Intenté entender los caracteres en el libro durante un tiempo, y luego lo dejé. Pero un día, tomé Zhuan Falun y lo miré detalladamente. Pensé que de alguna forma podría aprender a leerlo. Tuve esa sensación.
De niña tomé una clase para aprender caracteres chinos pero me olvidé de casi todo. Ahora sentí que recordaba todo. Primero, lo leí yo sola; luego, fui a un grupo de estudio del Fa. Siempre que tenía una pregunta, le preguntaba a mis compañeros practicantes. También escribí palabras que desconocía y le pedí ayuda a mis vecinos.
Fortalecida por el Maestro, ahora puedo leer todos los libros del Maestro. También puedo leer los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista, el boletín semanal de Minghui, y los materiales de aclaración de la verdad de Falun Gong —todo sin necesidad de lentes.
A veces, cuando leo Zhuan Falun, los caracteres se ven amarillos. Cambio de páginas y todos se ven amarillos. Eso pasa durante varios días. A veces sueño que memorizo el Fa. Sé que es el Maestro dándome ánimos.