(Minghui.org) Soy practicante de Falun Dafa y desearía intercambiar con ustedes como me he cultivado apartando el egoísmo y llegando a considerar primero a los demás.
Abandonar los intereses personales
Vi el libro Zhuan Falun en casa de mis suegros durante el año nuevo chino que se celebró el 17 de febrero de 1999. Las letras “El Fa de la Escuela Buda” del libro me impactaron. Supe inmediatamente que esto era una vía de cultivación.
El Maestro me resultó muy familiar cuando vi su foto en el libro. Sentí como si ya lo hubiera visto en alguna parte. Empecé a leer el libro inmediatamente y comprendí las respuestas a muchas preguntas que me había hecho durante mucho tiempo. Mi visión del mundo y de la vida cambiaron automáticamente.
Compré una copia de Zhuan Falun,la leí todos los días y experimenté una gran transformación, tanto física como mental.
Vivíamos en una unidad habitacional que nos proporcionó la empresa de mi marido después de casarnos. Mi suegra dijo una vez, que nos compraría un apartamento después de que vendiera las cosechas de sus tierras. Pero, en lugar de hacerlo, le dio el dinero a su hijo mayor.
Esto me dejó perpleja porque su hijo mayor ya tenía apartamento propio y ganaba buen dinero dirigiendo una heladería.
En aquel momento yo no tenía empleo, y la empresa de mi marido iba mal. Hasta le debían seis meses de salario. Las cosas andaban muy ajustadas en lo económico. Me molestó, pero recordé lo que el Maestro dijo sobre no perseguir fama ni intereses personales. Con el Fa del Maestro en la mente, me fui calmando gradualmente.
Queríamos mudarnos del alojamiento de la empresa, pero no teníamos dinero para alquilar un apartamento. Pedí ayuda al hermano mayor de mi marido y a su esposa, pero se negaron a prestarnos dinero. Su esposa dijo que estaríamos mejor en la vivienda de la empresa, porque era alojamiento gratuito sin cuotas de servicio.
Entonces ocurrió una cosa asombrosa. Vendí algunas acciones que tenía desde antes de casarme, y las ganancias cubrieron justamente nuestro alquiler de un apartamento durante un año entero.
El Maestro dijo:
“Si de veras puedes llevarlo a cabo, descubrirás realmente que, ¡tras el verde oscuro del sauce, se hallan resplandecientes flores y otra nueva aldea!”. (Zhuan Falun)
Era una gran verdad. ¡Lo experimenté una y otra vez!
Resistir la tentación
El 20 de julio de 1999, después de que se iniciara la persecución contra Falun Dafa, mi marido y yo abandonamos nuestra aldea para evitar hostigamientos de cualquier tipo. Nos fuimos a trabajar a la ciudad y tomamos prestado algo de dinero de un amigo. El salario íntegro de mi marido solo nos alcanzaba para pagar el alquiler. Vivíamos con austeridad.
Un día, encontré un sobre en la calle que contenía 2.600 yuanes y una tarjeta de visita. Eso, para mí, era una gran cantidad de dinero. Llamé por teléfono al propietario, pero no me respondió. Al día siguiente, mi marido lo llamó pero sin resultado.
Poco después de este incidente. Vi una billetera bastante abultada tirada en la calle, intuía que debía haber miles de yuanes dentro, pero no la tomé porque recordé lo que los sabios valores morales de la antigüedad decían sobre “dejar los bienes perdidos allí donde se encuentren”. En esa ocasión, no sentí la tentación de adueñarme del dinero. ¡Había pasado la prueba!
Ayudar a mi suegra incondicionalmente
Un año después, mi marido y yo teníamos unos buenos empleos con mejores sueldos. Planeamos ahorrar para comprarnos un apartamento.
Un día, mi suegro nos llamó porque su hijo mayor había perdido su negocio y porque estaba derrochando su dinero en compañía de algunas mujeres. Tenía una deuda de 300.000 yuanes, y el prestamista lo estaba amenazando.
Mi suegro estaba angustiado y le dio todo el saldo de la tarjeta de su esposa al prestamista. Pensé en darle todo nuestros ahorros. Mi marido se enfadó mucho y no aprobó mi idea. Le dije que no debía abandonar a su hermano mayor, y que nadie más lo ayudaría si él no lo hacía. Mi marido se conmovió mucho y envió el dinero a casa de sus padres.
Ahora, desde hace algunos años, enviamos dinero a mis suegros dos veces al año y solo conservamos una pequeña cantidad para nosotros.
También me llamó el tío de mi marido para decirme que yo era la que mayor cuidado proporcionaba a los pequeños de todo su clan familiar.
Me cultivé conforme a los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia en mi vida diaria. Los miembros de mi familia sentían gran respeto hacia mí.
Tratar a mi suegra con benevolencia
Mi cuñada fue sentenciada a tres años de cárcel en septiembre de 2008 por aclarar la verdad a la gente. Cuando la visité en prisión la policía intentó arrestarme. Mi familia afrontó una presión enorme, y mi marido envió fuera a nuestro hijo de tres años y me pidió el divorcio.
Mis suegros me llamaron para intentar convencerme y para que aceptara divorciarme. Dijeron que su hijo podría volver a casarse conmigo en el futuro. Les preocupaba que su hijo se viera implicado debido a mi fe. ¡Olvidaron rápidamente que habían dicho que yo era su mejor nuera!
Decidí hablar con mi marido después de calmarme. Al final no nos divorciamos, pero la traición de los familiares me hirió profundamente. Reprimí mi resentimiento estudiando el Fa del Maestro. Gradualmente, fui capaz de olvidar.
Cuando visité a mis suegros durante el Año Nuevo Chino, le dije a mi suegra: “Estaba furiosa con usted porque me hirió. Pero ahora puedo hablar con usted porque ya no le guardo ningún rencor”.
Me dijo que no tuvo más remedio que hacer eso en aquel entonces y lloró.
Ahora, a través de este incidente, tengo una comprensión más profunda del principio de Tolerancia. Es una benevolencia sin límites y es tener consideración hacia los demás en cualquier circunstancia. Es perdonar y aceptar aquello que te hizo daño.
Aceptar una petición irrazonable con ligereza
Más tarde, cuando mi suegra escuchó nuestros salarios, nos pidió que le compráramos un apartamento. Lloró, gritó y se peleó con mi marido en la víspera del Año Nuevo Chino. Hizo que la familia entera se entristeciera.
Entonces, persuadí a mi marido para que les comprara un apartamento a sus padres.
Pero en mi corazón sentía que esto no era justo. Ya estábamos contribuyendo en la compra del apartamento donde vivía su hijo mayor, a petición de mis suegros. ¡Ahora mi suegra nos pedía que le compráramos otro a ella!
Me pregunté por qué me sentía mal. Soy una practicante de Dafa. El Maestro nos pide que abandonemos el apego a los intereses personales y tenemos la obligación de cuidar de nuestros padres.
Me he cultivado durante muchos años. ¿Cómo es que todavía no puedo abandonar el interés personal?
El Maestro requiere de nosotros que:
“De ahora en adelante, cualquier cosa que hagas, deberás primero tener consideración hacia otros, para que así que obtengas la honrada iluminación de desinterés y altruismo”. (La naturaleza fo no tiene ningún punto débil de Escrituras esenciales para mayor avance)
Creo que todavía me queda un largo camino para llegar a alcanzar ese reino. Me siento feliz por dentro cuando puedo abandonar el yo y considerar primero a los demás.