(Minghui.org) Mi esposo era el comisionado de la aldea, y en el invierno de 1996, un aldeano pagó su cuota antes de tiempo, lo cual le sorprendió, ya que siempre solía pagar tarde.
Cuando le preguntó por qué pagó antes de tiempo, le dijo que practicaba Falun Gong, lo cual requiere que sus practicantes sean buenas personas. Dijo también que la práctica le ayudó a recuperarse de todas sus enfermedades.
Mi esposo se interesó en Falun Gong, y me motivó a que practicara cuando regresó a casa.
Luego de la cena, me llevó al sitio de práctica. Observamos a los practicantes haciendo los ejercicios allí y luego vimos un video sobre la práctica.
Falun Gong enseña los principios de Verdad, Benevolencia, Tolerancia y ser una buena persona. Nunca había escuchado cosas tan maravillosas, así que decidí aprenderlo y seguir sus principios.
Gracias a Falun Gong, mis enfermedades pronto desaparecieron y experimentamos una vida familiar armoniosa hasta con mis familiares lejanos. Antes nunca me llevaba bien con ellos.
Hasta mi perspectiva del mundo ha cambiado. Todo esto ha sucedido porque practico Falun Gong.
La honestidad de un practicante
Hace dos años, durante la temporada de cosecha de maní, dejé dos largas pilas de maní al lado del camino y me fui a cenar.
Cuando regresé, me di cuenta que una gran parte de la pila de maní ya no estaba allí. Previamente me habría molestado mucho, pero mi corazón no se movió.
Mi esposo encontró un gran saco de maní en camino a casa un par de días después. Pregunté por la aldea y hasta fui al centro de la aldea para reportar el saco de maní perdido pero nadie vino a reclamarlo.
Una persona me dijo: "Ya que nadie lo ha reclamado, por qué no te lo llevas a casa".
Le respondí: "Practico Falun Gong. Shifu nos pide que nos comportemos de acuerdo con Verdad, Benevolencia, Tolerancia, así que debo conseguir a quien le pertenece este saco".
Tres días después, alguien vino a reclamar el saco de maní. Si no practicara Falun Gong, me lo habría quedado, especialmente porque acababa de perder maní hacía un par de días.
Cuando fui de compras al mercado, el cajero me dio cambio extra. Le pregunté si había contado bien el cambio. Pensó que yo quería decir que me estaba engañando, y respondió de manera grosera. Cuando le dije que me había dado cambio de más, su actitud cambió inmediatamente.
Dijo: "Eres realmente una buena persona".