(Minghui.org) Desde que comenzó el movimiento de demandar a Jiang Zemin, la policía ha estado arrestando a los practicantes de Falun Dafa que enviaron denuncias a la procuraduría suprema. También me arrestaron, pero cuando llegué a la comisaría, solo tuve un pensamiento:
“No importa cuál sea la situación, no cooperen con las demandas, órdenes e instigaciones del mal”.
(Los pensamientos rectos de los discípulos de Dafa son poderosos en Escrituras esenciales para mayor avance (II))
El jefe me preguntó cuántos años tenía. Le respondí: “¿Qué crimen cometí? Por ley, debe decírmelo”.
“En su denuncia mencionó que tenía una educación superior”, comentó. “¿Escribió esto para demandar a Jiang Zemin?” Luego colocó los documentos frente a mí.
“Esta carta estaba dirigida a la procuraduría suprema”, respondí. “Si quiere investigarlo, necesita mostrar que tiene el poder de abogado de ese organismo; si no tiene una orden judicial, está violando la ley”.
Yo estaba calma. No podía ver la batalla entre el bien y el mal en otras dimensiones, pero supe que el Maestro estaba conmigo. Y comencé a contarle sobre un hombre llamado señor Zhang.
“El señor Zhang era dueño de un cultivo de flores muy exitoso en la ciudad de Zhanghua, en Taiwán. En agosto de 2003, un tifón la destruyó. Perdió todo y se quedó con enormes deudas. Estaba desbastado y pensó que nunca sería capaz de reconstruir su negocio. Un conocido le sugirió que si adoraba a algunos espíritus, su negocio y finanzas mejorarían. Decidió probar. Alguien más le dijo que tendría que hacer un juramento a los espíritus si quería recuperar su fortuna. A lo que manifestó con indiferencia: `No hay problema. Mientras mi negocio se recupere, no me importa´”.
“Esa noche, el hombre tuvo un sueño en el que le mencionaban una serie de números. 11-03-22-41-47-48. Al día siguiente fue y compró un billete de lotería con esos números. Ganó el primer premio-más de 50 millones de dólares taiwaneses. Pagó todas sus deudas con el dinero del premio y compró un auto de un millón de dólares”.
"No mucho después de su racha de buena suerte, su hijo murió en un accidente de auto. El joven, que era un conductor sin experiencia, conducía solo el auto nuevo cuando la tragedia ocurrió. El accidente fue filmado”.
Al día siguiente los medios de comunicación de Taiwán lo transmitieron. Cuando Zhang observó las noticias, quedó pasmado por lo que vio. La imagen en el monitor mostraba el día y la hora: 2003/11/03 22:41:47:48, que eran los números que le habían mencionado en el sueño. Supo que no fue coincidencia. ¡Se dio cuenta que había ganado la lotería a cambio de la vida de su hijo!”
(Conté esta historia, que la había leído en el Semanario Minghui Huisheng Nº 53, con mis propias palabras)
El oficial quedó impresionado. Le pregunté si: “¿Alguna vez había hecho un juramento?”. Respondió que no, entonces le repregunté: “¿No se unió al partido comunista chino (PCCh)?” Dijo que solamente se había afiliado a la liga juvenil.
“Cuando levantó el puño y juró sacrificar toda su vida por el partido, le dio su destino al partido. ¿Hay alguna diferencia entre su juramento y el del señor Zhang?”
"Dar su vida al PCCh no le traerá buena fortuna a nadie. Déjeme darle un seudónimo, invalidar el juramento que hizo y renunciar a todas las membresías de sus organizaciones".
Dijo: “Sí, quiero hacerlo”.
“Ha tomado la decisión correcta”, le manifesté. “Estoy muy feliz por usted”.
Uno de los otros oficiales en la sala preguntó cómo me sentía de estar participando en política.
“Si la casa de alguien está incendiándose, el propietario está dentro y no es consciente del fuego; si usted quiere salvarlo, tendría que romper la puerta para entrar”, dije. “Sin embargo, rompiendo la puerta, está dañando la propiedad. Si no la rompe, tendría que verlo morir. ¿La tiraría abajo o no?”
“Los practicantes de Falun Dafa ayudan a la gente a entender la verdad y a renunciar al partido y a sus organizaciones. Es como romper la puerta para salvar a una persona en una casa ardiendo. Sin embargo, ustedes nos arrestan”.
El otro oficial de respondió: “Después de escuchar lo que dijo, no tengo respuesta”.
Pensamientos rectos en detención
En el centro de detención, me negué a que me hicieran un examen médico, que me tomen una fotografía, a firmar cualquier documento o a usar uniforme. El organismo se negó a aceptarme. La policía que me llevó y el centro estaban en un callejón sin salida.
De repente el oficial dijo: “Falun Dafa es bueno”. El otro también lo repitió varias veces, presionó sus manos frente al pecho y todos sonrieron.
El jefe del lugar se quejó con el de la comisaría: “¿Por qué nos trajiste a alguien que se niega a obedecer las reglas?”
Respondió: “Ella es una de las mejores”. Supe que el Maestro me estaba animando a través de lo que expresó.
En el centro de detención, recité el poema:
“El cuerpo yace en prisión –no se aflijan, no estén tristes
Con pensamientos rectos y acciones rectas, el Fa está presente
Reflexionen calmadamente acerca de cuántos apegos tienen
En cuanto se deshagan de la mentalidad humana, el mal naturalmente desaparecerá”.
(No estén tristes en Hong Yin II)
Miré hacia adentro y entendí que el Maestro usó esta experiencia para despertarme. Me di cuenta que necesitaba aclarar mejor la verdad en persona. Antes, prefería distribuir materiales informativos que hablaran sobre Falun Gong y la persecución, a hablar cara a cara. Incluso cuando me encontraba personalmente con alguien que conocía, evitaba hablarle. Así perdí muchas oportunidades de salvar a la gente.
Fortalecida por el Maestro, convertí el centro de detención en un "centro de renuncias del PCCh". Primero, les conté a las internas sobre una famosa prueba psicológica para comprobar su estado de ánimo. Se sorprendieron al ver que la prueba era muy precisa. Luego, la historia sobre el señor Zhang y el juramento que hizo. Continué con hechos sobre Falun Dafa. Todas en la celda renunciaron al partido y a sus organizaciones.
A partir de entonces, las jóvenes reclusas de la celda me rodeaban y escuchaban mis historias. Les conté sobre la cultura divina que había leído en el sitio web Minghui junto con la verdad sobre Falun Dafa y la persecución.
Cada vez que entraba alguien nuevo, me lo traían y decían: "Escuchen las historias de la tía”. Durante mis 15 días en el lugar, un total de 19 personas abandonaron el partido.
El día que me liberaron, el guardia me indicó que firmara el documento de liberación. Le dije que no firmaría nada y demandé que me den la libertad incondicionalmente. Me miró y expresó: "Entonces vete”.
Dejé el centro de detención con mi fe recta intacta y fuerte.