(Minghui.org) En 2013 fui arrestada por practicar Falun Dafa. Sin importar a dónde me llevó la policía, la prisión no me impidió hablar con la gente acerca de Dafa y de la persecución en contra de la práctica.
Familia armoniosa gracias a Dafa
Tengo 56 años y empecé a practicar Falun Dafa en noviembre de 1996. Antes de eso, era un botiquín andando y sufría de muchas enfermedades, incluyendo inflamación de la mucosa del estómago e inflamación de la vesícula biliar. Mi familia era pobre y no podía enviarme a la escuela, por lo que crecí analfabeta. Me veía como una mujer envejecida antes de tiempo, y sentía que la vida no tenía sentido.
La primera vez que escuché una Lección del Maestro Li, el fundador de Dafa, no pude dejar de llorar, pero no sabía por qué. Cuando escuché la Lección Tercera, empecé a sentirme enferma. Durante el horario de trabajo no tuve ningún síntoma, pero volvieron en cuanto llegué a casa: tos, fiebre alta y dolor de cabeza. Más tarde, los compañeros practicantes me dijeron que Shifu estaba ajustando mi cuerpo.
Los síntomas desaparecieron después de unos días, y en poco tiempo me curé de todo lo que me había afligido anteriormente. Mi cuerpo se sentía muy ligero, sin ninguna enfermedad.
Después de estudiar Zhuan Falun, el libro principal de Dafa, he aprendido que los practicantes deben ser buenas personas en todo momento. Solía tener mal genio, pero me volví tolerante, corregí mis errores y mi familia se volvió armoniosa. Mis dos hijos y mi hermana menor también practican Dafa, y compartimos nuestros pensamientos sobre la cultivación y nuestras experiencias.
Estudiante: "¡Cielos, finalmente estoy a salvo!"
Mi hermana y yo hemos persistido en aclarar la verdad a la gente cara a cara. A través de los años, hemos persuadido cerca de 50.000 personas a renunciar al partido comunista chino (PCCh) y a sus organizaciones afiliadas. Hablamos con la gente más de 20 días cada mes, y normalmente persuadimos a renunciar al partido entre 40 y 70 personas cada día.
Llevamos folletos y discos de Shen Yun y ofrecemos material informativo sobre Dafa cuando la gente nos lo pide.
En el verano de 2012, mi hermana y yo nos encontramos a cinco estudiantes de secundaria. Las convencimos a renunciar a la liga de la juventud comunista y a los jóvenes pioneros, las organizaciones juveniles del PCCh. Una de las chicas saludó el cielo con entusiasmo y gritó: "¡Cielos, finalmente estoy a salvo!". Las otras chicas la levantaron hacia arriba.
Mejorando el entorno de la prisión
En septiembre de 2012, me arrestaron por distribuir materiales sobre Dafa. La policía saqueó mi casa, arrestó a mi hermana y a mi hijo menor, y nos detuvieron durante 15 días.
En el centro de detención, me enteré que las comisarías de policía habían recibido cuotas de arresto antes del 18.° congreso del partido. El centro de detención estaba repleto, y cada interno tenía que tirar lo que quedaba en su plato y salir del comedor rápidamente, para que otros presos pudieran ingresar al comedor.
Un día, los guardias nos dijeron que ya se nos había acabado el tiempo y nos ordenaron tirar nuestra comida. Éramos de los últimos grupos que habían ingresado, y apenas habíamos empezado a comer.
Les dije: “Los agricultores se esfuerzan mucho para sembrar sus cultivos. La comida no se tendría que desperdiciar a la ligera. Nuestro Maestro nos enseña a ser buenas personas. Yo no puedo desperdiciar mi comida. No la puedo tirar".
El guardia me arrastró hasta el centro de la sala y me a retó a repetir lo que había dicho.
"Falun Dafa ha sido perjudicado", dije. "La auto-inmolación de Tiananmen es un engaño. Es una mentira fabricada por Jiang Zemin y Luo Gan para incitar a los chinos a odiar a Dafa".
Muchas personas, incluyendo los guardias, escucharon en silencio.
Grité junto con mi hermana: "¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno! El director de la prisión y el comisario político escucharon la conmoción y se acercaron. Sonrieron y me dijeron que me llevara la comida a mi celda.
A partir de ese momento, ya no se desperdició la comida, y cada preso tuvo permitido llevar sus alimentos a su celda. Tan pronto como nos veían a mi hermana y a mí, todos gritaban "¡Falun Dafa es bueno!", y los guardias no interferían.
El director de la cárcel y el comisario político renunciaron al partido comunista. Mi hermana, mi hijo y yo fuimos liberados 15 días más tarde. Teníamos en nuestras manos una lista de 30 personas que habían renunciado al partido.
Las verdaderas víctimas son los perseguidores
En agosto de 2013, me arrestaron otra vez. Me llevaron a un hospital para examinarme, y mi presión arterial y el ritmo cardíaco eran anormales. Sin embargo, tres agentes me llevaron al centro de detención. Sin importarme a dónde me llevaban, les hablé sobre la persecución sin parar. Uno de ellos dijo: "Tu compromiso es muy fuerte. ¿Cuánto dinero te dieron para trabajar tan duro?".
En el centro de detención, los guardias no me permitieron salir de la celda porque me había negado a ponerme el uniforme de la prisión, por lo cual otros presos tenían que traerme la comida. Todas las horas de la comida, gritaba de mi ventana hacia el comedor: "Hermanos y hermanas, Falun Dafa es el Fo Fa. ¡Por favor, recuerden que Falun Dafa es bueno y tendrán un buen futuro!”.
Algunos sólo escuchaban y otros contestaban: "¡Falun Dafa es bueno!". Entonces, los guardias los sacaban a todos rápidamente fuera del comedor y los regresaban a sus celdas.
Después de que me dieron de alta, la policía local le ordenó a la Junta de vecinos que asignara a cinco personas para sentarse en las escaleras de mi edificio e impedirme salir el 20 de julio, el día cuando el PCCh comenzó, en 1999, la persecución en contra de Dafa. Intenté salir al mediodía, y trataron de impedirme. Les dije: "Siento pena por ustedes. Hace tanto calor, les quería comprar una sandía". Ellos no me creyeron, pero me fui caminando de todos modos.
Me siguieron para impedirme distribuir materiales de Dafa. Compré una sandía grande, volví a casa, la corté en trozos y se la ofrecí a ellos. Se sintieron muy avergonzados, así que me tardé un tiempo para convencerlos a que coman. Luego hablé con ellos sobre Dafa. Después de esto, nunca más regresaron a mi casa.
Las verdaderas víctimas de la persecución son aquellas pobres personas que han sido engañadas y llevan a cabo la persecución.
Bendiciones por creer en Dafa
Mi hogar anterior se encuentra en un pueblo remoto, a más de 300 kilómetros (185 millas) de donde vivo ahora. Mi hermana y yo fuimos muchas veces allí para distribuir material informativo sobre Dafa y ayudamos a más de 10 familias a renunciar al partido. Muchos han sido bendecidos.
Uno de mis cuñados había sido diagnosticado con inflamación del páncreas y se encontraba en una situación crítica. Mi hermana y yo fuimos al hospital, le hablamos acerca de Dafa y le ayudamos a renunciar al partido. Su condición mejoró, fue trasladado a una sala regular y, unos días más tarde, fue dado de alta del hospital.
Cuando fui arrestada, mi hermano menor le exigió al policía que me liberara. El policía le mostró el cartel de Dafa y le dijo: "Mira lo que ha hecho tu hermana".
Mi hermano tomó el cartel, lo tiró en la mesa y dijo: "¡Falun Dafa es realmente bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es realmente bueno!”. El policía me dejó ir.
Hace dos años, cambiaron el uso de la tierra de cultivo de mi hermano para construir una carretera, y lo compensaron con casi 1 millón de yuanes. (A menudo, en China, el Gobierno toma la propiedad sin pagar). Durante años, mi hermano ha sido sano y no ha tenido problemas. Esto es porque él ha sido bendecido por proteger a un discípulo de Dafa.
Durante mis años de aclaración de la verdad, a menudo he mostrado los apegos de ostentar, competir, fanatismo, celos y así sucesivamente. Fui arrestada muchas veces. A pesar de las pistas que me dio Shifu, todavía me comporté de una manera inapropiada. Seguiré en mi camino de cultivación y me esforzaré por mantenerme firme.