(Minghui.org) El Sr. Zhang Huirong regresó a casa el 10 de agosto de 2015, después de soportar siete años en la prisión de la provincia de Shandong.
Tres días antes de ser liberado, lo sacaron del hospital de la prisión, donde fue tratado por heridas resultantes de las golpizas de otros reclusos. Luego lo ataron de manos y pies a una silla (ver ilustración) para que no pudiera moverse, hasta la noche en que sería liberado. Hacía dos días que no comía.
Ilustración de la tortura: restringido.
El Sr. Zhang vivía en la ciudad de Pingdu, provincia de Shandong, cuando fue arrestado en agosto de 2008 por practicar Falun Gong. Después de nueve meses de detención, en mayo de 2009 lo enviaron la prisión de Shandong.
El Sr. Zhang recordó su primer día en la prisión: “Un grupo de ocho o nueve reclusos me llevaron a una oficina. Me pidieron que escribiera una declaración denunciando a Falun Gong. Cuando me negué, me empujaron al piso y me golpearon”. Estos individuos usaron un palo de madera en sus piernas, y una tira de madera prensada para golpear sus nalgas. Usaron el mango de un cepillo de dientes para rasparle las costillas hasta que le quedaron marcas de sangre en el mango.
En intervalos durante la tortura, se detenían para pedirle que escribiera la declaración. Cada vez que se negaba comenzaban otra ronda de golpizas y abusos. Cuando eventualmente se dio por vencido, su rostro estaba irreconocible y sus pies estaban tan hinchados que no se podía calzar. Estaba tirado en el piso sin poder moverse, con un profundo dolor.
Dentro de la prisión, los guardias a menudo asignaban a reclusos para “transformar” a cada practicante de Falun Gong forzándolos a denunciar la práctica. A estos se los llamaba el equipo de vigilancia estricto. Los reclusos en estos equipos recibían incentivos por cada tarea, entre estos estaba la reducción de sus sentencias, puntos por premios como comida extra, y no tener que hacer trabajo pesado.
Cuando el Sr. Zhang les dijo a los guardias que no renunciaría a su fe, lo enviaron a uno de estos equipos. Él contó: “me encerraron en una habitación con todas las ventanas y puertas cerradas con tablas. Los reclusos tenían vía libre para hacer lo que quisieran. Inventaron toda clase de cosas para atormentarme”.
También recordó que otro practicante de Falun Gong, el Sr. Lu Zheng, murió colgado cabeza hacia abajo después de ser torturado por los reclusos. Un hombre de 80 años fue golpeado con un palo de madera hasta que se partió en dos.
Ilustración de la tortura, colgado cabeza abajo.
Un día de 2012, varios reclusos golpearon al Sr. Zhang durante tres horas. Le rompieron la ropa en pedazos. Estaba cubierto de moretones y no se podía sentar. Lo llevaron al hospital de la prisión por una herida en la espalda, y permaneció allí varios días hasta que fue liberado.