(Minghui.org) Miles de practicantes de Falun Gong de todo el mundo se unieron a la ola de demandas contra Jiang Zemin, el ex líder del régimen comunista chino que ordenó la represión violenta a Falun Gong en China. Más de 160.000 denuncias penales fueron presentadas entre finales de mayo y agosto, de acuerdo al sitio web Minghui.
Sin embargo, no todos los demandantes escapan de los acosos, arrestos o detenciones. Algunos practicantes en la ciudad de Qitaihe, en la provincia de Heilongjiang, fueron hostigados por las autoridades luego de que enviaran por correo demandas en contra de Jiang.
Sospechas de vigilancia
Un practicante dijo que recibió una llamada de un hombre que se identificó como un miembro del personal de la oficina comunitaria, el 31 de julio de 2015. Luego de verificar la dirección de la casa del practicante, le preguntó si había mandado denuncias a Beijing. El practicante respondió que las había enviado a la corte popular y la fiscalía popular suprema, y quiso explicar por qué lo hizo.
“No necesita decirme más. Como ya sabe, nuestra conversación podría estar siendo monitoreada”.
Hablando a favor de Falun Gong
Sin previo aviso, personal de la oficina comunitaria fue a la casa de otra practicante el mismo día. Preguntaron a su esposo dónde estaba ella y si había mandado denuncias contra Jiang a la corte popular y la fiscalía popular suprema, pero les respondió que no sabía nada sobre el tema.
Luego regresaron por la tarde y la practicante se negó a dejarlos entrar a su casa. Les preguntó que hacían allí y parecieron avergonzarse. Le dijeron que habían ido a ver si necesitaba un trabajo, y que si era así, la ayudarían a encontrar uno. La practicante, que está en sus 70 años, supera por mucho la edad de jubilación y no creyó la excusa que le dieron.
Entonces les contó sobre Falun Gong y sobre cómo se benefició de la práctica.
“Tu historia es fantástica”, dijo uno de ellos: “Pero, sería mejor que hagas los ejercicios en casa y no participes de ninguna actividad. Vaya a ver los afiches que hay alrededor de su edificio”. Se referían a los carteles que hablan sobre el enjuiciamiento a Jiang Zemin y a los que contrarrestan la propaganda del régimen en contra de Falun Gong.
“No puedo sacar esos carteles”, dijo ella. “Las personas van a enterarse de la verdad gracias a ellos”. Luego de que los funcionarios los leyeron, se fueron con una sonrisa en el rostro.
Continúa el acoso
Un subjefe de policía y dos agentes fueron a la casa de una practicante el 20 de agosto. Le preguntaron si seguía practicando Falun Gong. Ella les explicó que no iba a dejar de hacerlo, porque la práctica espiritual mejoró cada aspecto de su vida.
El subjefe le sugirió que practicara en su casa, pero que no participara en actividades al aire libre ni demandara a Jiang Zemin. Luego le preguntaron la dirección de su madre.
Ella les advirtió: “No volverán a molestarla. Hace unos años, fue encerrada en un centro de detención donde fue torturada”.
Los oficiales se fueron sin decir una palabra.
En 1999, Jiang Zemin, por entonces líder del partido comunista chino (PCCh), hizo caso omiso de otros miembros del comité permanente del politburó y lanzó una campaña de supresión contra Falun Gong.
En los últimos 16 años, esta persecución tomó la vida de incontables practicantes. Muchos fueron asesinados por sus órganos, y otros fueron encarcelados y torturados por sus creencias. Jiang Zemin es el responsable directo por el origen y la continuación de esta brutal persecución.
Bajo su dirección, el partido comunista chino estableció una fuerza de seguridad extraoficial, la oficina 610, el 10 de junio de 1999. Esta organización actúa por encima de la policía y el sistema judicial, y cumple con las directivas de Jiang para erradicar a Falun Gong por medio de: arruinar la reputación de los practicantes, cortar sus recursos financieros y destruirlos físicamente.
Jiang dejó su puesto de líder del PCCh en 2002, pero siguió ejerciendo mucha influencia a través de una red de funcionarios acomodados.
Ahora, la ley china permite a los ciudadanos hacer demandas en casos criminales y muchos practicantes están haciendo uso de sus derechos para demandar al ex dictador.