(Minghui.org) “Hoy, venimos al consulado general de la república popular de China, igual que cada semana desde junio de 2001, en memoria de los practicantes de Falun Gong que han sido encarcelados, torturados y abusados, y aquellos que han perdido sus vidas en manos de las autoridades, durante estos 16 años de persecución”.
Estas palabras iniciaban la carta que los practicantes del norte de Alemania le enviaron al cónsul general de chino en Hamburgo, el 20 de julio de 2015.
“Por favor, hable en contra de la injusticia a Falun Dafa y apoye los esfuerzos para exponer los crímenes en la sustracción forzada de órganos y la represión”, decía la carta.
Los practicantes se reunieron en este día especial frente al consulado, porque este día hace 16 años, se iniciaba oficialmente la persecución contra Falun Dafa en China. Con una vigilia de velas, recordaron a los miles de practicantes que perdieron sus vidas en China por su creencia.
Una practicante de Falun Dafa coloca una carta en el buzón del consulado chino de Hamburgo.
La carta que los practicantes enviaron al cónsul general chino en Hamburgo.
Los practicantes del norte de Alemania realizan una vigilia de velas el 20 de julio de 2015 frente al consulado chino.
Vigilia de velas frente al consulado chino.
“Difamar su reputación, quebrarlos financieramente, y destruirlos físicamente”. Con esta directiva el entonces líder del PCCh, Jiang Zemin, lanzaba la campaña de represión contra Falun Gong, la cual continúa hasta la fecha.
Lo que vino después fueron torturas, muertes, numerosos abusos sobre los practicantes de Falun Dafa en campos de trabajo forzado, prisiones, e instituciones mentales. En el 2006 se descubrió que los médicos chinos eran obligados por el estado a sustraer los órganos de practicantes vivos para la posterior venta.
Los últimos 16 años se caracterizaron por crímenes horrendos cometidos por muchos perpetradores y cómplices pasivos. Al mismo tiempo se caracterizaron por los incansables esfuerzos de los practicantes para exponer estos crímenes y resistir la persecución con métodos pacíficos, entre ellos la reciente ola de más de 100 mil querellas criminales contra Jiang Zemin.