(Minghui.org) Nací en una familia pobre en el campo y recuerdo que mi madre mendigaba cuando yo era un adolescente.
Mi vida era muy dolorosa y llena de tribulaciones, vivir se sentía peor que morir. El agua, caliente o fría, me causaba picazón en las manos, pero tenía que lavar ropa constantemente.
Mi suegra era bastante dura conmigo. Por ejemplo, no me permitía cenar sin importar lo agotador que hubiera sido el trabajo del día. Me decía que como ya no trabajábamos después de cenar, entonces cenar sería gastar la comida en vano.
Tenía mucho dolor en las piernas en febrero del 1998. Pronto, caminar se volvió difícil para mí. Si no había nadie que cuidara de mi en la casa no podía comer ni beber. Podía escuchar las conversaciones de los demás, pero no podía hablar lo suficientemente alto como para que me escucharan.
Un vecino le contó a mi esposo sobre una práctica de cultivación que podía beneficiarme mucho. Mi esposo no creía que fuera a funcionar, ya que pensaba que no iba a vivir por mucho tiempo. Esto fue en septiembre de 1998.
Escuché su conversación y decidí que quería aprender esta práctica. Todos se sorprendieron al verme llegar a la casa del vecino donde vi la demostración de los ejercicios.
Me fui de la casa a las 4 de la mañana para encontrar el sitio de práctica de Dafa. Escuché una bella música mientras caminaba pero no conseguí el lugar. Cuando finalmente llegué al sitio de práctica, los practicantes habían terminado los ejercicios pero me pidieron que leyera Zhuan Falun con ellos.
Desde ese entonces he recuperado mi vida normal. Mi esposo también tomó la práctica.
Aunque no fui a la escuela, puedo leer Zhuan Falun, el libro principal de la cultivación en Falun Dafa.
Protegida por Dafa
Una vez cuando me encontraba distribuyendo materiales de información de Falun Dafa en una aldea me caí. Sentí que había caído sobre algo suave como el algodón, pero al tocar la superficie a mi alrededor me di cuenta que había caído en una zanja cuya profundidad era más o menos de mi altura. Pensé: "Debería poder salir de aquí". Milagrosamente, pude salir.
En otra ocasión, un practicante y yo salimos a colgar carteles con información de Dafa. Ella encendió el carro antes de que yo me montara; caí en el suelo. Me sentí muy ligera y luego vi mi cuerpo en el piso. Me di cuenta que mi alma había dejado mi cuerpo. Pensé "Tengo un cartel más que colgar" e inmediatamente regresé a mi cuerpo.
El Fundador de Falun Dafa que todos los practicantes llaman Shifu, me ha dado una nueva vida. Quiero contarle a más gente sobre Dafa.