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Falun Dafa me cambió

Abr. 15, 2015 |   Por un practicante en China

(Minghui.org) Antes de convertirme en practicante de Falun Dafa era muy competitiva. Me interesaba la fama y las ganancias. Mi esposo y yo vivíamos con su madre y dos hermanos, yo era muy amable con ellos pero muy dura con mi esposo. Él tenía un temperamento tranquilo, pero de todos modos yo no podía llevarme bien. Siempre lo culpaba por todo hasta cuando realmente era yo la que estaba en falta; y seguiría peleando hasta que se disculpara conmigo.

Tuve la fortuna de aprender Falun Dafa en 1998. Los principios en Zhuan Falun resonaban conmigo totalmente. Pude entender el origen de los seres humanos, el por qué estamos acá, la razón por la cual nos enfermamos, y cómo podemos regresar a nuestro ser original. Decidí que ésta era la práctica para mi.

Antes de practicar tenía la idea de que era una persona agradable y que tenía una buena reputación en el pueblo. Sin embargo, cuando comencé a practicar Falun Dafa me di cuenta que estaba lejos de ser una buena persona. En especial, el principio de “mirar internamente” me conmovió. Dejé de combatir con otros inmediatamente. Cuando supe recordar que yo era cultivadora, mi mal comportamiento hacia mi esposo cambió.

Hace un tiempo, mi esposo regresó a su pueblo natal por un día para asistir a una boda. En su ausencia fui a ver a una compañera practicante. Estaba anocheciendo cuando regresé a casa y no había si quiera almorzado, así que me preparé un bocadillo. Cuando ya era casi la hora de la cena, se me ocurrió que tal vez mi esposo no querría cenar a su regreso, así que me puse a estudiar Dafa.

Cuando mi esposo regresó y yo no había preparado la cena y se enojó. Fui a la concina para prepararle unos tallarines, pero cuando los tenía listos él aún estaba furioso y dijo que no quería comer nada que yo haya preparado. Luego se fue de la casa. Soy practicante; esto tiene que ser culpa mía. Lo encontré en la casa del vecino y me disculpé con él lo más sinceramente posible. Mi vecino también me ayudó a calmarlo.

Él cedió y regresó a casa a cenar. El antes nunca se hubiese enojado conmigo; y yo nunca hubiese admitido la culpa o disculparme.

El año pasado, llevamos semillas al molino de aceite para extraer aceite. Cuando regresamos nos dimos cuenta que el aceite junto con las tortas oleaginosas compactadas pesaban 25 kilogramos más que lo original. Regresé al molino para explicar esto y me dijeron que me dieron más tortas por equivocación. Les dije que les traería dinero al día siguiente para cubrir adicional.

En casa, mi esposo y yo descubrimos que, además de las tortas adicionales, nos habían cobrado de menos por el costo de comprimir las semillas. Al día siguiente, fui al molino y les pagué por las dos cosas. Los dueños del molino se conmovieron mucho. Otros clientes en el molino se maravillaron por nuestra honestidad. Yo dije: “Soy practicante de Falun Dafa. Nuestro Maestro nos ha dicho de ser buenas personas y siempre pensar en los demás”.