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Tiempos ancestrales: Historias sobre la retribución del yeli (kármica)

Nov. 30, 2015 |   Adaptadas de cuentos populares ancestrales

(Minghui.org)

Funcionario corrupto pierde toda su fortuna

En la antigüedad, un funcionario llamado Wang vivía en lo que es hoy la provincia de Hebei. Él usaba la ley de manera indebida para llenar sus bolsillos en lugar de defender la justicia. Cada vez que acumulaba ganancias mal habidas, ocurrían cosas que se las quitaban.

Una noche, un sirviente de corta edad que practicaba el taoísmo estaba en el templo local, y escuchó una discusión entre dos funcionarios que estaban en el inframundo. "Él tuvo un ingreso considerable este año", dijo uno. "¿Cómo vamos a hacer para quitarle sus ganancias?".

"Con Cuiyun será más que suficiente para llevarlo a cabo. No es gran cosa", respondió el otro.

El criado a menudo veía o escuchaba fantasmas en el templo, y no tenía miedo. Sin embargo, se preguntaba a quien le quitarían sus ingresos, y quien era Cuiyun.

Pronto una prostituta llamada Cuiyun apareció en la zona donde vivía Wang. Wang no pudo controlar su lujuria y gastó gran parte de sus ahorros entregándose a los encantos de la prostituta. También se le desarrollaron lesiones en la piel, las que le consumieron el dinero que le había sobrado.

Cuando murió, no le había quedado suficiente dinero ni para pagar un ataúd.

Nosotros no siempre vemos la conexión

Durante el reinado de Yongzheng (del 1722 al 1735 d.C.) en la dinastía Qing, un caballero llamado Su Dounan se encontró con un amigo en un bar cerca del río Baigou. El amigo bebía y se quejaba: "ya no existen los principios celestiales", dijo. "Nadie es recompensado por sus buenas acciones, ni nadie sufre represalias por sus maldades”.

De pronto un hombre que montaba un caballo se detuvo y entró al bar. Se dirigió directamente hacia donde estaba el amigo de Su y le dijo: "¿Te estás quejando de que ya no existe la retribución? Piensa en esto: El que se entrega a la lujuria termina con enfermedades de transmisión sexual. Un jugador termina perdiendo hasta su camisa, y acaso un ladrón ¿no termina siendo atrapado? Y un asesino ¿no tiene que pagar por su crimen con su propia vida? Estos son ejemplos de retribución del yeli (kármica).

"Cuando se trata de la lujuria, algunos tienen más deseos, mientras que otros tienen menos", añadió. "Además, algunos jugadores engañan. Entre las bandas de ladrones, hay jefes y cómplices. Y cuando se trata de matar, hay actos premeditados y homicidios accidentales”.

"La retribución es impuesta según el grado, dependiendo de la infracción. Incluso cuando a uno se le impone un castigo, algunas personas tienen méritos acumulados como para compensar sus faltas, y por eso a veces las causas y efectos no se ven”.

"Algunas personas no se enfrentarán con una retribución hasta que la buena fortuna que ganaron en otras situaciones anteriores se agote. Todo esto es muy misterioso, complejo y preciso”.

"Estás quejándote acerca de la incertidumbre que te generan los principios celestiales en base a tu propia perspectiva estrecha, la que te sitúa en una posición vulnerable. Ahora hablemos de ti”.

"Tú estabas predestinado para acceder a un rango más alto en el gobierno imperial. Sin embargo, debido a que planeaste ganar favores de quienquiera que estuviera en el poder, nunca alcanzaste ese puesto. Saboteaste tu propio estatus predestinado porque no cumpliste con los requisitos de ese nivel a los ojos de lo divino".

Esta persona misteriosa se le acercó al amigo de Su y le habló al oído por un buen rato. Luego el desconocido le preguntó algo que todos pudieron oír: "Estas cosas que hiciste, ¿te las has olvidado todas?".

Gotas de sudor corrían por el rostro del amigo. Él murmuró: "¿Cómo sabes todo sobre mí?".

La misteriosa persona sonrió: "Lo que sea que uno hace lo saben todos los seres divinos”.

Después de decir eso, salió, se montó en su caballo y desapareció tan rápido como había aparecido.

Tranquilidad después de un sueño

Un hombre llamado Cui perdió una demanda contra una familia rica y poderosa, perdió a pesar de que había pruebas suficientes de que se le había hecho daño. Él se desanimó.

Esa noche, su difunto padre se le apareció en sueños y le dijo: "Se puede engañar a un hombre, pero no a lo divino. Cuanto más injustamente uno sea tratado durante la vida, más será recompensado en el otro lado. Aquellos que se alegran de las desgracias de sus víctimas después tiemblan cuando son juzgados por la ley divina. Hay un espejo que refleja todos sus crímenes pasados. Yo soy quien sirve el té en el inframundo. El juez ha registrado los daños que sufriste durante este caso".

La ira de Cui se disipó, y él nunca dijo una palabra más sobre las injusticias que sufrió.