(Minghui.org) Tengo 10 años de edad. Cuando comencé jardín de infantes en China, estaba muy saludable y mi madre y abuela solían tomarme como ejemplo cuando hablaban sobre Falun Dafa a los padres de otros chicos. Después que ellos veían que nunca me enfermaba y estaba siempre lleno de energía, estaban convencidos - Dafa indudablemente me mantenía saludable.
Escuchaba el audio de las conferencias del Maestro y miraba sus videos desde que fui muy pequeño. Comencé a leer Zhuan Falun a la edad de seis, por media hora cada día. Siempre que tenía problemas con alguna palabra, mi madre la escribía en un cuaderno y a menudo me pedía que la repitiera, lo que fue de mucha ayuda.
Mamá fue arrestada por su creencia en Falun Dafa. Dejé el estudio del Fa, pero mi padre y abuela me ayudaron a retomarlo. Mi padre también leía conmigo Hong Yin, Hong Yin (II) y Hong Yin (III).
Adicto a los videojuegos
Después que mi madre fue liberada, nos mudamos a Australia. Estudiamos el Fa juntos como una familia. Decidimos que una persona leería hasta que cometiera un error y la siguiente continuaría. Aunque yo tenía permitido tres errores. Estaba muy serio y quería ser quien más leyera.
Después que estuvimos en Australia por seis meses, comencé a jugar videojuegos y me convertí en adicto. Me gustaban las figuras de los dibujos animados. Podía ver que mi madre estaba preocupada que los jugara; me leía el Fa del Maestro:
"Dizi: Está el problema de que los pequeños dizi juegan videojuegos.
Shifu: Estos videojuegos son tan dañinos para la gente, esos no solo están apuntando a los hijos de los Dafa dizi. Es muy atractivo, y también genera en la gente común un tipo de efecto muy pasivo, que hace que no puedas hacer bien el trabajo, no puedas dormir bien, no descanses bien, hace que no tengas qing humano, que no te ocupes de la familia, si eres estudiante no te importa el estudio, te atrae, te hace meterte adentro, esto es igual a malograr a los seres humanos. Esos comerciantes de videojuegos, para promocionarlos, continuamente hacen un gran esfuerzo para mostrar nuevos trucos, lo hacen así con gran esfuerzo, promocionándolo de esta manera. ¿Qué hace que el hombre cree un yeli de pecado tan grande? Están malogrando a los seres humanos".
(Enseñanza del Fa en el Fahui de San Francisco)
Este párrafo del Fa me ayudó a entender su efecto perjudicial. Sin embargo no tenía la suficiente fuerza de voluntad para desinstalarlos, por lo que mi madre lo hizo. Sin embargo, los reinstalé en secreto.
El castigo llama a la atención por acciones equivocadas
Desperté una mañana, los ojos me picaban y no podía dejar de rascármelos. Se hincharon y apenas podía abrirlos. Continué haciéndolo hasta que mi piel sangró.
Antes de ir a la cama, mi madre preguntó si había mirado algo que no hubiera tenido mirar. No sabía qué decir, y dijo que sabía que había comenzado a jugar videojuegos nuevamente.
Me sentí triste, y me di cuenta que nunca debía haberlos jugado. Disfruté de dibujar los retratos de los personajes en los juegos, y supe también que no debía hacerlo más.
Mi madre dijo: “Lo que estás jugando es malo. Y dañará a la gente. Para un pequeño discípulo, jugar videojuegos te impactará negativamente e impedirá que hagas una cultivación diligente. Te impedirá seguir al Maestro a casa. Tienes que tomar una decisión para detener este tipo de actividades”.
También me dijo que podía pedirle al Maestro ayuda para recuperarme si decidía renunciar. Era realmente adicto, me sentí un poco triste al dejarlos para siempre. A la mañana siguiente, mis ojos ya no estaban hinchados.
Sentí que los juegos eran como una posesión de animales. Si uno no los elimina, la gente poseída debería alimentarlos. Entonces, crecerían más y más, y controlarían más y más a la persona. Saben cuando decidimos deshacernos de ellos, y no quieren morir, por lo que harían cualquier cosa a su alcance para impedir que se los elimine.
Me sentí triste cuando me hice a la idea de no jugarlos más, pero sabía que debía hacerlo. Necesitaba ser determinado, tener la fuerza de voluntad y cumplir con mi decisión. Rápidamente los desinstalé.
Luego, me picaron bichos de nuevo. Había muchas picaduras que hincharon mis manos y brazos. No los estaba jugando, pero yo todavía dibujaba los personajes. Supe entonces que tenía que dejar los dibujos también. Los insectos dejaron de morder. ¡Agradezco al Maestro por ayudarme a eliminar el apego de jugar a los videojuegos!
El entretenimiento detiene la diligencia en el estudio del Fa
Después de trasladarnos a Australia, comencé a aflojar con mi estudio del Fa y los ejercicios. Fácilmente me distraía con otras cosas.
En mi corazón, entendí que tenía que escuchar al Maestro y ser más diligente. Sin embargo me faltaba autocontrol y salí a jugar. Mi madre estaba muy preocupada y me gritó. No me gustaba que me gritara, me hizo enojar y por eso le grité también. Me arrepentí cuando no pude mantener mi xinxing, sin embargo no quería ceder así que me encontré hablándole nuevamente.
Después de un tiempo, me pidió disculpas: "No debí gritarte y tampoco debo considerarme superior a mi hijo. Sólo quiero lo mejor para ti, pero tengo que prestar atención a mi tono de voz, y ser amable”.
Una vez que nos dimos cuenta de nuestros errores y nos calmamos, hablamos sobre cómo organizar mejor nuestro tiempo para el estudio del Fa. Decidimos continuar nuestra práctica diaria de la copia del Fa. A mi regreso a casa de la escuela, copiaba una página de Zhuan Falun. Después de mi 10.° cumpleaños, también copié una página de la versión de Zhuan Falun en inglés cada día.
Antes de ir a la cama, mamá lee conmigo historias de cultivación. Disfruto de los cuentos de hadas de Xiaobao. Cada vez que leo, miro hacia adentro. Uno de los cuentos de hadas se llama "Buenos Hábitos del Jardín". Mencionaba que los buenos hábitos que formamos crecerán hasta ser un gran árbol. Cuando los buenos hábitos se fortalecen constantemente, el cuerpo del árbol se convertirá en oro, y sus raíces se conectarán a una gran perla, muy hermosa. Y este es el buen resultado de los buenos hábitos que formamos.
Los buenos hábitos incluyen que nos ayudemos unos a otros, ser independientes y no gritar. Me recordaré hacerlo mejor respetándolos.