(Minghui.org) Mi marido tuvo un derrame cerebral el 29 de marzo de 2015. Luego de pasar por cirugía el lado derecho de su cuerpo quedó paralizado, y el doctor nos advirtió que esto probablemente duraría el resto de su vida y sería incapaz de hablar.
También nos dijo que podría tener pérdida de memoria, elevada presión sanguínea y desarrollar diabetes. Pasé cinco meses en el hospital junto a mi esposo, y durante ese tiempo experimenté grandes cambios.
Apegos de sentimentalismo
Nos casamos en 2003 y comenzamos a cultivarnos en Falun Dafa después de eso. Para ambos se trataba del segundo matrimonio, y los dos ya teníamos una hija.
Mi marido era muy atento; hacía todas las tareas de la casa y era amable con mi hija y el resto de mi familia. Cuando lo vi postrado tuve sentimientos encontrados, y mi corazón se movía por cada pequeño cambio mental y físico que mostraba. Desarrollé un apego por su condición.
Me guiaba por las emociones y no podía pensar nada desde la perspectiva del Fa. Comprendí que estaba muy apegada a él; tenía que cambiar.
El Maestro dijo:
“Si este qing no se corta, no puedes cultivarte y refinarte. Si el hombre salta afuera de este qing, nadie es capaz de tocarlo, los corazones de la gente común ya no pueden moverte, y el qing se reemplaza con la misericordia, que es algo más noble”. (Zhuan Falun)
Entonces entendí, desde la perspectiva del Fa, que todo lo que estaba enfrentando eran ilusiones. Decidí no estar más apegada a la condición física de mi marido y en su lugar tratar de ayudarlo haciendo que recordara el Fa del Maestro y la práctica de cultivación. Reproduje los videos de las conferencias, de los 9 Comentarios del Partido Comunista, estudié el Fa junto a él y le dije que lo iba a ayudar a hacer los ejercicios.
Comprendí que los pensamientos rectos podían eliminar todas las interferencias. Constantemente miraba en mi interior y me rectificaba. Durante los cinco meses en el hospital, dejé atrás muchos apegos.
Solo tenía un pensamiento: Sé que el Maestro está siempre con nosotros; nos ayudará en todo, siempre y cuando creamos en él y en el Fa.
Compasión por la familia disuelve todos los problemas
A causa de la persecución, mi suegro no fue diligente y falleció de un momento a otro. Esto derivó en quejas y malos entendidos por parte de mi cuñada. De esta forma, en la familia, siempre me culparon por su muerte. Además, no tenía una buena relación con mi hijastra, y todo esto profundizó el odio que sentían por mí. Entonces entendía que la única forma de hacer que cambiaran su actitud hacia Dafa era cultivándome y validando el Fa con compasión y tolerancia.
Mi cuñada tenía miedo de que abandonara a mi marido, pero le dije que aunque no lo hubiera hecho bien en el pasado, mejoraría. Les aclaré que haría lo mejor por cuidar de mi marido y de su hija, y que también trataría bien a mi suegra.
Cuidé de mi marido durante cinco meses en el hospital, y nunca me quejé, sin importar lo cansada que estuviera. También hablaba frecuentemente con mi hijastra y la tenía en cuenta. Ella pareció darse cuenta y cambió su actitud hacia mí.
Mi suegra estaba feliz y mi cuñada dijo a sus amigas que para mí no era nada fácil cuidar de mi marido. Todos estos conflictos se resolvieron por cultivarme en este período.
Tribulaciones y cultivación
No fue fácil salir adelante mientras ocurrían estas tribulaciones. No tenía miedo del cansancio, pero al estar todo el día en el hospital, había perdido el ambiente de cultivación de los practicantes; lloraba todas las noches. La memoria de mi marido sobre su práctica de cultivación había desaparecido; no recordaba al Maestro ni que era practicante.
El maestro nos dijo:
“La cultivación es difícil. Es difícil porque aun cuando una terrible calamidad ataca, aun cuando la perversidad acecha locamente, y aun cuando tu vida está en juego, todavía tienes que continuar firmemente en tu sendero de cultivación, sin permitir que nada en la sociedad humana interfiera con los pasos que tomas en tu sendero de cultivación”. (“Sendero”, de Escrituras esenciales para mayor avance II)
Tenía que pasar la tribulación. Luego de darme cuenta de algo tan simple, no volví a quejarme ni a tener miedo de las dificultades. Me traté como una practicante frente al porvenir de mi marido y no me alteré por su comportamiento; traté de ser compasiva, todo lo que quería era hacerlo bien. Mantuve la tranquilidad y la misericordia de un practicante, e incluso el personal del hospital me dijo que era diferente a otras personas siendo tan compasiva.
Mientras estaba en el hospital, estudiaba el Fa y hacía los ejercicios; siempre hacía lo mejor por ayudar a otros cuando estaban en dificultades. Quería que las personas vieran que los practicantes eran buenos.
“Todo aquello con lo que nos encontramos es una prueba”
Sin embargo, las viejas fuerzas se aprovecharon de mis brechas. Escuché decir a un practicante: “¿Cómo puede ella cultivarse con tantos apegos?”. Después de oírlo estuve a punto de derrumbarme. No podía estudiar el Fa y no quería hacer los ejercicios. Solo quería llorar, y me preguntaba, con lágrimas en los ojos, si podía seguir cultivándome. Me sentía abandonada y sin poder hallar el camino de regreso a casa. Era indulgente con mis pensamientos negativos y no podía escapar de ellos.
Llamé a otra practicante para quejarme, pero realmente me animó: “¿Quién dijo que no puedes cultivarte? ¿Lo dijo el Maestro? Es un gran honor ser un cultivador en esta vida. Todo aquello con lo que nos encontramos es una prueba, y la clave está en aprovecharlas para cultivarnos”.
Sabía que iba a cambiar, incluso con el comentario algo negativo sobre mí. ¿No era esto un impulso? ¿Se trataba de arreglos del Maestro para dejarme pasar una prueba aún más grande?Es terrible para un practicante quedarse atascado en nociones humanas. Deberíamos levantarnos inmediatamente después de haber caído y caminar el camino arreglado por el Maestro.
La lección sobre “Cultivación inversa y préstamo del gong” vino a mi mente. De repente entendí mucho más sobre la compasión del Maestro. Ya no iba a volver a dudar y decidí mirar en mi interior, hacer las tres cosas bien y ser diligente.
Negando la persecución de las viejas fuerzas
Después de cinco meses en el hospital, mi marido no tuvo mejoras a pesar de los tratamientos. No podía hablar con claridad y ni siquiera recordaba el nombre del Maestro. Le pedí que recitara “Falun Dafa es bueno”, pero no entendía. Le dije que pidiera ayuda al Maestro, y me dijo que no hay que molestar a otras personas.
Sabía que las viejas fuerzas no querían que él obtuviera el Fa, así que hice lo posible y le pedí que estudiara el Fa conmigo. Las viejas fuerzas tampoco querían que hiciera los ejercicios, así que lo ayudé a hacerlos. Entendía que tenía que negar la persecución arreglada por ellas.
Al principio, mi esposo solo podía hacer los primeros tres ejercicios, pero más adelante pudo hacer los cinco. Cuando estaba parado a mi lado, lo ayudaba a hacer el cuarto.
Con las bendiciones del Maestro, finalmente atravesamos la tribulación. Mi marido volvió a hablar y pudo leer el Fa. Su memoria regresó, su condición física también mejoró rápidamente y volvió a tener pensamientos rectos. El 31 de agosto fue dado de alta en el hospital y se integró al ambiente de cultivación grupal.
Toda la ordalía también fue una oportunidad para mejorarme. Aprendí a hacer los deberes del hogar y me volví más gentil en lugar de demandante. Siento que atravesé un cuello de botella en la cultivación.
Solo el Maestro y el Fa pueden cambiar a una persona en un período tan corto de tiempo. Dafa convirtió a una mujer egoísta y demandante como yo, en un discípulo humilde, compasivo y tolerante.
¡Gracias Maestro! ¡Gracias compañeros practicantes!