(Minghui.org) ¡Saludos, venerado Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!
En los últimos 16 años, he entendido profundamente la importancia de que un coordinador se haga responsable y cumpla con sus deberes. Además de estar en contacto y trabajar con otros practicantes, un coordinador debe realmente cultivarse para evitar caer en la noción de validarse. Si un coordinador se apega a la validación de sí mismo, otros practicantes fácilmente podrían depender de él e idolatrarlo, lo que se convertiría en una interferencia para él y para otros practicantes en su camino de cultivación.
Dos lecciones aprendidas: mi apego a validarme
Una vez, unos practicantes fuera de la ciudad vinieron a compartir experiencias con nosotros. Sabía que sus coordinadores estaban celosos uno del otro y que tenían un fuerte apego al miedo. Así que hablé con ellos sobre cómo coordinaba yo muchas cosas, incluso cuando la policía local enviaba agentes especiales y los autos fuera de mi casa me monitoreaban constantemente.
En cuanto terminé de hablar, uno de los practicantes fuera de la ciudad me dijo que se dio cuenta de que las cosas no funcionaban para ellos porque no tenían un coordinador como yo. Me sentí contento por el cumplido, pero a la vez muy triste. El practicante quería que les hablara más, pero yo ya no podía pronunciar ni una palabra.
Después de que se fueron, seguí pensando sobre lo que había dicho. Me di cuenta que Shifu me estaba recordando, usando las palabras de los practicantes, que me estaba validando. Si hubiera validado el Fa, el practicante habría dicho: "Parece que necesitamos calmarnos y estudiar el Fa. De esta manera, lo haremos bien también".
Shifu dijo:
“El Fa puede revelar todos los apegos, el Fa puede erradicar todas las perversidades, el Fa puede exponer y eliminar todas las mentiras y el Fa puede fortalecer los pensamientos rectos”. (Escrituras esenciales para mayor avance (II))
En otra ocasión, tres practicantes fueron torturados en una prisión local y murieron. Todos sabíamos que debemos exponer la persecución malvada. Esta vez, no tomé ninguna medida específica sabiendo que, si lo iba a hacer, los otros practicantes confiarían en mí para darles ideas, instrucciones y arreglar la mayoría de los detalles.
Otros coordinadores fueron a las familias de los tres practicantes, tratando de ganar su apoyo y contratar abogados. Una de las familias se negó a escuchar y tuvo una actitud incorrecta hacia un coordinador. Otros practicantes decidieron que yo debería hablar con esta familia. Sabía que dependían de mí otra vez, pero cedí y estuve de acuerdo en ayudar.
Hablé con la hermana del practicante fallecido y ella finalmente me confesó que, si hubiéramos hablado antes, su familia no hubiera tenido una actitud tan negativa hacia Dafa. Ella quería que yo hablara con el resto de su familia, especialmente con su hermano que era un funcionario del gobierno. También quería escoger un lugar donde nos podríamos encontrar para cooperar en el futuro. En cuanto dijo eso, uno de los coordinadores me sugirió escoger un lugar cerca de mi casa.
Después de que la hermana se fue, le pregunté al coordinador por qué dependió de mí otra vez. Él dijo: "No he hecho tanto como tú y no tengo experiencia. Si sabría cómo hacerlo, no tendría que depender de nadie".
Sin pensarlo, le dije que su dependencia se había convertido en hábito sin que se diera cuenta. "Hace años, cuando tenía que contratar abogados o hablar con miembros de la familia, no tenía a nadie de quien aprender. Ahora ya sabes lo que he hecho y cómo se manejan las cosas. Si no tratas de hacerlo tú mismo, siempre serás dependiente".
Me arrepentí tan pronto como terminé de hablar. Miré hacia adentro y supe que era yo el que no compartía con otros practicantes sobre los principios del Fa que me guiaban al hacer las cosas. Además, no confiaba en otros practicantes; me gustaba apurar las cosas y hacerlas rápidamente; creía que era capaz de manejar muchas cosas y no daba a otros practicantes muchas oportunidades para hacer el trabajo real.
Mi ausencia a una reunión revela nuestros apegos
Durante un intento de desmantelar el centro local de lavado de cerebro, un practicante sugirió tener una reunión con practicantes de áreas cercanas para compartir experiencias. Siempre me esperaban para asistir a esas reuniones, pero, en aquella ocasión, decidí no asistir.
El practicante insistió en que tenía que estar allí, por diversas razones. Le dije que la reunión era para comunicarse y resolver problemas entre los practicantes y no para que un practicante (yo) tratara de persuadir a otros. Además, mi presencia seguro haría que otros practicantes se sintieran incómodos al hablar.
Después de la reunión, algunos practicantes me dijeron que la reunión no había salido bien y que los practicantes de otras áreas dijeron que no hubiera pasado esto si yo hubiera ido a la reunión. Pensé en esto y miré hacia adentro.
Me di cuenta que, a lo largo de los años, mi comportamiento había influido en los practicantes locales. Siguiendo mi liderazgo, tomaron una actitud mandona con los practicantes de otras áreas que vinieron a la reunión.
Me reuní con nuestro grupo y nos dimos cuenta de que no debemos imponer a los demás la idea de que los principios del Fa a los cuales nos hemos iluminado nosotros eran la única norma para hacer el trabajo de Dafa. Esta reunión por lo menos nos permitió expresar nuestras opiniones y establecer una buena base para intercambiar y cooperar en el futuro.
Después de la reunión, me di cuenta que otros practicantes se han vuelto menos dependientes de mí. Así, mi apego a validarme se fue debilitando. Comencé a trabajar con otros practicantes y ayudarles a mejorar en su trabajo, manteniéndome al margen.
Rescatando a un practicante y permitiendo a otros hacerse cargo
Varios practicantes fueron detenidos y uno era un coordinador que había conocido durante mucho tiempo. Antes, cuando arrestaban a un practicante, simplemente asumía todo el trabajo, desde compartir con otros practicantes y sus familias hasta contratar y recibir a un abogado. Pero ahora, sabiendo que tenía que permitirles a todos participar en validar el Fa y trabajar juntos, me costó mucho trabajo decidir si debería encargarme agresivamente del trabajo de rescate o no.
La hermana del practicante detenido vino a mí llorando, diciendo que le debo ayudar pase lo que pase. Yo realmente le quería decir sí de inmediato y la lucha en mi cabeza se intensificó. En ese momento, Shifu me recordó:
“…cuando tú realmente deseas lo mejor a otros,…”. (Enseñando el Fa en el Día Mundial de Falun Dafa)
La palabra "realmente" me pegó muy duro y me despertó. Esta era una buena oportunidad para que la hermana y otros practicantes dieran un paso adelante y trabajaran juntos. Si los guiaba a todos sólo por sentirme mal por rechazar a un buen amigo, privaría a los practicantes de las oportunidades de mejorar y hacerlo bien. También les impediría cumplir mejor con su misión de salvar a los seres conscientes y rescatar a su compañero practicante. Tuve que soltar mis emociones humanas para que el trabajo que hacemos sea sagrado.
En los trabajos de rescate del siguiente año, alenté silenciosamente a otros practicantes, complementado su trabajo con mi ayuda. En consecuencia, vi que más practicantes se volvieron independientes y maduros.
Cuando otros practicantes dejaron de depender de mí, me sentí un poco perdido. Pude ver que todavía tenía el apego a la validación de mí mismo y que debía trabajar más duro para ser responsable ante el Fa, los seres conscientes y ante todos los practicantes.
Continuaré ayudando silenciosamente para maximizar los esfuerzos de los compañeros practicantes y seguir plenamente el principio de cooperar como un solo cuerpo.