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La historia de cultivación de un Contador

Ene. 29, 2015 |   Por un practicante de Falun Dafa de China

(Minghui.org) Yo era una vez una persona muy egoísta y celosa. Sólo estaba interesado en la reputación y el interés personal. Luego, obtuve el Fa en 1996, y después de practicar Falun Gong, me convertí en una persona nueva.

Rehaciéndome

Soy un contador. Mientras estaba en la universidad estudiando para ser contador me aproveché de la empresa donde trabajaba y los engañé para que me pagaran la matrícula que se suponía que debía pagarme yo. A través del estudio del Fa llegué a entender el principio de "sin pérdida, no hay ganancia”. Así que le devolví el dinero de la matrícula a la empresa.

Cuando estaba renovando mi casa tomé algunos suministros de la empresa para las obras de renovación. Cuando me di cuenta de que estaba mal, doné de manera anónima el dinero para una zona carenciada.

En mi trabajo estaba a cargo de 21 departamentos. Muchas personas verían esto como una posibilidad para perseguir un interés egoísta; sin embargo, como soy un practicante de Falun Gong siempre he conseguido rechazar los "regalos" de los demás.

Un día en el trabajo, nuestro equipo recibió un bono que iba a ser dividido en partes iguales entre cada uno de los miembros del equipo. Traté de rechazar mi parte del bono, pero insistieron en que todos se llevasen una parte igual. Guardé mi bono, pero lo dejé a un lado, separado del resto de mi dinero.

Luego, en 1999 el partido comunista chino (PCCh) comenzó su persecución contra Falun Gong.

Me fui a Beijing para apelar por Falun Gong, y antes de irme le devolví el bono a la empresa. A mi regreso, mi jefe me lo quería dar de nuevo, pero me negué. Se corrió el rumor en toda la compañía, y todo el mundo se sorprendió. Mis colegas decían que yo era una persona honesta.

Manteniéndome fiel al Fa

Después de regresar de Beijing, mi empresa me suspendió mi puesto. Sin embargo, todavía se me pidió que volviera temporalmente cobrando un salario básico, sin bonificación. Querían que yo le enseñara a la nueva empleada que había ocupado mi puesto, todo lo que sabía.

Esta nueva empleada me hizo muchas preguntas, así que aprendió mucho, rápidamente. Ella usó este conocimiento para presumir ante el jefe. Cuando otros vieron su comportamiento se molestaron. Incluso me alentaron a que le dejara de enseñar, pero no los escuché y continué ayudándola. Shifu Li dijo:

 Una persona virtuosa siempre mantiene un corazón de compasión. Sin ninguna queja ni odio, toma la dificultad como alegría”. (“Grado de conciencia”, Escrituras esenciales para mayor avance)

La oficina de auditoría local envió funcionarios para auditar a nuestra empresa. Se me pidió que participara en la auditoría. Estos auditores habían trabajado conmigo en el pasado y sabían que practicaba Falun Gong. Creían que yo era una persona de buen corazón. Delante de mi jefe, me alabaron sobre cuán capaz era.

La empresa me sobrecargaba con un montón de trabajo. A menudo me tenía que quedar hasta tarde para terminar. Uno de mis colegas dijo: "¿Por qué sigues trabajando para ellos si no te dan bono? Te tienen que pagar lo que te mereces”. Yo simplemente sonreí, porque sabía que era un practicante de Falun Dafa que podía soportar cualquier injusticia. Como estaba cooperando bien con los funcionarios, todos estaban contentos con mi trabajo. Incluso le pidieron a mi jefe que me devolviera mi antiguo puesto.

El departamento local de policía me arrestó el 19 de julio de 2000, porque tenían miedo de que volviera a apelar por Falun Gong. Después de ser liberado, la empresa me trasladó y nuevamente me redujo el sueldo. Cuando un funcionario de la oficina de auditoría se enteró de esto, vino a ver cómo estaba. Su amabilidad me conmovió hasta las lágrimas.

Él dijo que iba a hablar con la compañía acerca de volverme a dar mi puesto de nuevo. Desde ese entonces este funcionario renunció al PCCh.

Validando Falun Gong incondicionalmente

Me trasladaron a trabajar en un pueblo como cajera. Un día, estaba conciliando las cuentas y encontré un extra de 20.000 yuanes. Si no hubiera dicho nada, nadie nunca se habría enterado. Pero lo reporté a mi equipo y sugerí que se le devolviese el dinero al cliente. Ellos querían quedarse con el dinero y dividirlo entre todos los miembros del equipo.

Me negué. Les dije que dado que no era nuestro dinero, teníamos que devolverlo. Al final, regresamos el dinero y nuestro cliente estaba muy contento. Se convenció de que los practicantes de Falun Gong son gente honesta.

En otra ocasión encontré un par de aretes de oro en el trabajo, y pude encontrar a la propietaria para devolvérselos. Ella se conmovió por mi honestidad. Más tarde, se le pidió ayuda y cuando esa persona quiso pagarle un soborno, se negó, diciendo que aprendió de los practicantes de Falun Gong a ser honesta y recta.

Estos ejemplos dan testimonio de la grandeza de Falun Gong. "El otro día dije que la luz del fo ilumina todo y hace la moral armoniosa y pura”. (Zhuan Falun)