(Minghui.org) “¿Dijiste algo que no debías?”, le pregunté a una practicante cuando me llamó por teléfono tosiendo. Dijo que sí. Le recordé que fuera estricta consigo misma.
Estaba un poco deprimida porque había tenido un conflicto con mi marido. No me sentía con ganas de hacer nada. Me pareció una buena idea ir a su casa, así podríamos pegar algunos carteles sobre Falun Gong y la persecución juntas.
Me quejé y le dije por qué me sentía deprimida. Dije: “Por favor, ayúdame a entender qué es lo que he hecho mal y cómo puedo mejorar. Mi esposo no ha ganado dinero desde el año nuevo chino, y no ha estado buscando trabajo con dedicación. Es egoísta y vanidoso. Es muy selectivo con el tipo de trabajo que aceptaría. Estoy preocupada y quiero encontrar un martillo pesado para ayudarlo pero se niega. No me presta atención y siento que no me trata con respeto. No puedo cubrir todos los gastos con mi sueldo”.
Continué: “Miré hacia dentro para ver dónde me quedo corta. Su falta de dedicación a buscar trabajo podría ser por mi falta de diligencia en la cultivación. No he estado aclarando la verdad sobre Falun Gong y la persecución a la gente. Necesito cambiar esto. Vamos a pegar unos carteles para ayudar a la gente a entender la verdad de la persecución”.
Ella dijo: “Para mí, es muy simple. No te preocupes demasiado. Si se niega a buscar trabajo, es su asunto. ¿Te vas a morir de hambre? Deja ir tu apego, talvez así encuentra un trabajo”.
Dije: “OK, lo dejaré en paz. Me siento mucho más calmada después de hablar contigo. ¿Por qué estás tosiendo?”.
Dijo: “Mi esposo y yo tuvimos una discusión sobre mover el lavarropas al baño. Sería más cómodo para usar, pero tendríamos que hacer algunas remodelaciones. No me quiere ayudar a hacerlo. Cuando quiero hacerlo por mi cuenta, me lo impide. He llegado a mi límite. ¡Ya no puedo soportarlo!”.
“Para mí es fácil”, dije. “Si vivieras en un hotel o una casa alquilada, ¿discutirías sobre la ubicación del lavarropas, o considerarías hacer remodelaciones? En realidad, aún estás apegada a tener una casa más cómoda y un estándar de vida más alto”.
Ella dijo: “Estoy equivocada. Si lo miras desde el punto de vista de una persona común, ambos tenemos razón, pero somos practicantes, así que necesitamos dejar ir nuestros apegos. ¡Peguemos esos carteles!”.
Ambas quedamos contentas. Hice una broma: “¿No deberías estar tosiendo?”. Ella rió. Fuimos por diferentes lugares y quedamos en encontrarnos en la parada del autobús.
Mi esposo me llamó mientras la esperaba y me contó que tenía dos ofertas de trabajo. La practicante llegó y escuchó la conversación. Exclamó: “¿Ves? Dejas ir tus apegos y las cosas resultan mejor”. Realmente fue así.
Estaba muy agradecida con los arreglos del Maestro. También estaba muy agradecida con mi compañera practicante por no decirme palabras de confort y hablar francamente.