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Resistiendo la persercución con pensamientos rectos

Ene. 20, 2014 |   Por Yu Fan, una practicante de la provincia de Sichuan, China

[Minghui] Sufría muchas enfermedades antes de practicar Falun Gong, 10 años atrás.

Tenía un desorden metabólico, artritis y una erupción negra en todo el rostro. Milagrosamente, recuperé mi buena salud dentro de seis meses de empezar la práctica.

Por mi creencia en Falun Gong, he sido perseguida por el partido comunista chino (PCCh), en particular por la oficina 610. Sin embargo, mi corazón no se movió y me aferré a mi creencia.

Detenida en un depósito al lado de un desagüe cloacal

Fui arrestada por la oficina local 610 en mayo 2002; me retuvieron en un depósito oscuro, al lado de un desagüe cloacal. El lugar era oscuro, húmedo, sucio y maloliente. Me salió una erupción cutánea, que era intolerable. En pocos meses me debilité bastante.

Un día, accidentalmente me derramé agua hirviendo sobre las piernas y pies. De inmediato, me salieron grandes ampollas. Grité: “¡Por favor, ayúdeme! ¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno! ¡El Fa rectifica el universo y elimina toda la maldad!”.

La piel se salió y pegó en los pantalones. Dos doctores intentaron aplicar medicina en las heridas, pero me rehusé al tratamiento. Dijeron que quedaría discapacitada incluso después del tratamiento médico; no obstante, casi una hora después, ya no sentía dolor en las piernas y se sentía fresco.

La gravedad de mi condición asustó a los guardias, temiendo ser acusados como responsables, le pidieron a mi familia que me llevara a casa.

Mi esposo me dio peróxido de hidrógeno para limpiar las heridas. No obstante, no lo utilicé, limpié mis heridas con agua común. Mi hija que es doctora dijo: “¡Mi madre es tan fuerte!”.

A pesar de mis heridas, limpié la casa, siendo testigos cinco o seis trabajadores de la construcción que estaban remodelando nuestra casa. Puede pararme derecha en tres o cuatro días. Los trabajadores dijeron: “¡Falun Gong es grandioso!”.

Seguí estudiando el Fa, practicando los ejercicios y me recuperé por completo en 23 días. Apenas me recuperé, empecé a trabajar en un restaurant. Clarifiqué la verdad sobre Falun Gong a los clientes de allí.

Transferida a un hospital psiquiátrico

La oficina 610 me arrestó nuevamente en agosto de 2002. Me detuvieron en el centro de detención de la ciudad. Comencé una huelga de hambre para protestar contra la tortura a la que estaba sujeta. Dentro de 6 días, me debilité y no tenía la fortaleza para pararme ni caminar. Fui entonces transferida a un hospital psiquiátrico.

Estaba deshidratada, me inyectaron un suero con drogas desconocidas, durante 8 días. Continué con mi huelga de hambre. Me ataron de manos y pies, me abrieron la boca y me sometieron a alimentación forzada.

Me rompieron cuatro dientes inferiores, me golpearon el rostro, insertaron un tubo plástico por mi nariz y me alimentaron con un alimento a base de maíz y drogas desconocidas. Vomitaba cada vez. El director de hospital psiquiátrico me insultaba con palabras groseras.

Una vez, mi esposo y un funcionario de su trabajo me visitaron y vieron cómo me alimentaban por la fuerza. Escuché que le preguntaban a mi esposo: “¿Es su esposa una buena persona?”. El respondió: “Por supuesto, es una persona maravillosa. De otro modo, no habría venido a verla”.

Me volví raquítica, respiraba con dificultad, tenía pies y manos dormidos y temblaba sin parar. El doctor llamó a la oficina 610 y le dijo que estaba en condición crítica. Fui transferida a un hospital de pueblo.

Milagrosamente, los resultados de los exámenes mostraban que mi salud era perfecta y fui liberada. Empecé a comer y me recuperé rápidamente. La oficina 610 empezó a acosarme dos días después.

Arrestada y llevada al centro de lavado de cerebro Xinjin

Fui arrestada nuevamente en 2006 y trasladada al centro de lavado de cerebro de Xinjin. A través mi tianmu vi manadas de perros negros y pitones alrededor del centro en otras dimensiones. Muchos espíritus malignos estaban pegados al personal que trabajaba allí.

Los guardias afirmaron que me “transformarían” o moriría en el intento. Quisieron inyectarme drogas desconocidas, aunque estaba en perfecto estado de salud. Luego envié pensamientos rectos y pedí ayuda a Shifu. Aunque me asignaron dos guardias para vigilarme, me rehusé a cooperar. Todo lo que hacía era enviar pensamientos rectos para eliminar el mal en otras dimensiones. Como resultado, pude regresar a casa en 28 días.

Después de regresar, continué haciendo las tres cosas que Shifu nos pide. Cooperé bien con compañeros practicantes en un intento para salvar a la preciosa gente de China que aún está engañada por el PCCh.

¡Gracias Shifu, por su misericordiosa salvación!

¡Heshi!