¡Saludos Shifu!
¡Saludos compañeros practicantes!
Durante la conferencia de Shen Yun celebrada recientemente en Nueva York, Shifu mencionó que los practicantes en Europa estábamos muy pasivos. Durante años me he hecho la misma pregunta, ¿por qué hay tantos practicantes que se involucran muy poco en los proyectos?
Casi siempre he buscado la respuesta en el exterior y rara vez lo he hecho en mi interior. La primera vez que descubrí esto fue después de estudiar Exponiendo el Fa en el Fahui de Nueva York 2009, donde Shifu dice:
“Quienes dirigen las cosas son responsables de ello, y también lo son quienes deben cooperar, cada uno es responsable. ¿Pero no se les ocurrió que siempre estamos hablando de cómo los otros "no cooperan bien", y algunas personas siempre hablan de cómo los directivos tienen tal y cual problema? En todos los casos, eso es mirar hacia afuera, cultivarse hacia afuera y hacer hincapié en lo que hacen los otros. ¿Por qué, en cambio, no miramos nuestras propias faltas y tratamos de hacerlo verdaderamente bien? Si realmente puedes hacer las cosas correctamente, ¿cómo te verán los otros? Entonces cuando tú, como coordinador, estás ansioso por que se hagan las cosas, ¿por qué no reflexionas por un momento en lo que puedes haber hecho inadecuadamente y que llevó a que los estudiantes no quieran hacer lo que les dijiste? Así que deben recordar, es cultivación, ¡precisamente cultivación!”.
Para mí estaba claro que debía mirar en mi interior para descubrir la causa por la que más practicantes no se unían al proyecto de La Gran Época. Fue entonces la primera vez que fui consciente de que mis pensamientos negativos hacia otros practicantes estaban afectando directamente al proyecto, además de ayudar a crear una barrera en otras dimensiones que nos separaba y nos impedía trabajar juntos.
Por primera vez añadí en el envío de pensamientos rectos el pensamiento de eliminar todos los pensamientos negativos hacia mis compañeros practicantes. Y durante meses hice todo lo posible por restringir cualquier pensamiento negativo que fuera a surgir hacia algún compañero.
La situación cambió muy rápidamente y poco tiempo después dos practicantes me llamaron para decirme que habían entendido que tenían que involucrarse más en el proyecto y preguntarme cómo podían ayudar. Estos practicantes se convirtieron en dos pilares fundamentales del periódico y siguen siéndolo actualmente.
Poco después, nosotros tres organizamos varias reuniones con los practicantes de diferentes zonas de España con el fin de intercambiar sobre el proyecto y conseguir mayor involucración, y el resultado fue que alrededor de 40 practicantes se unieron para participar de algún modo en el proyecto.
Sin embargo, no fui capaz de mantener este impulso durante mucho tiempo y volvieron a aparecer pensamientos negativos hacia mis compañeros. Y con la misma rapidez que varios practicantes se habían unido al proyecto, otros tantos se apartaron o redujeron al mínimo su aplicación.
¿Por qué no fui capaz de mantener pensamientos rectos hacia mis compañeros practicantes? Haciendo uso de la herramienta mágica que Shifu nos ha dado, mirar dentro, he identificado tres razones principalmente:
Shifu dice en Zhuan Falun, Lección Segunda (No estar dentro de los cinco elementos y salir de Tres Reinos): “cuán alto te puedes cultivar depende completamente de tu capacidad para aguantar y para soportar sufrimientos”.
¿Cuántas veces he leído esta frase? Sin embargo, aún me cuesta mucho esfuerzo interiorizarla y hace poco descubrí por qué.
Preocupado por la situación económica del periódico, pedí a un compañero que se involucrara más activamente con las ventas. Su respuesta fue que estaba demasiado ocupado con otros proyectos y le era imposible hacer más de lo que ya hacía. Esto me enfadó profundamente y me sumió durante varios días en un estado de rechazo y desprecio hacia los compañeros practicantes, llegando incluso a hablarles muy mal. Estaba tan afectado que tardé varios días en darme cuenta de que debía mirar dentro y averiguar por qué me estaba comportando así.
Primero me di cuenta de que no estaba haciendo las tres cosas bien. Como en ocasiones anteriores, había caído sin darme cuenta en ese estado en el que daba más importancia a hacer cosas que a mi propia cultivación. No estaba estudiando bien el Fa, mi mente vagaba constantemente y no hacía esfuerzos conscientes por concentrarme. Estaba mandando pensamientos rectos pocas veces y mal, con la mente en otras cosas e interferido por el sueño. Hacía los ejercicios solamente una o dos veces a la semana, excusándome por la falta de tiempo. Me sentía muy pesado, como si estuviera soportando una enorme carga que lentamente me iba hundiendo cada vez más en la tierra.
Bueno, lo que tenía claro es que primero debía hacer las tres cosas bien, debía volver a dar prioridad a mi cultivación. Así que poco a poco, ya que me costaba mucho esfuerzo, empecé a estudiar mejor el Fa, empecé a concentrarme más en el envío de pensamientos rectos, empecé a hacer mas habitualmente los ejercicios. Y todo unido me fue sacando del estado en el que me encontraba.
Entonces, una mañana me iluminé a lo importante que era aceptar las dificultades con Ren en el corazón, y cómo al hacerlo así, las dificultades se resolvían rápidamente y el xinxing se elevaba.
Shifu dice en Zhuan Falun, Lección Primera (Por qué refinar gong no hace crecer gong):
“El xinxing abarca el de (de es un tipo de materia), abarca Ren, abarca wu –iluminación–, abarca she –que es el abandono de toda clase de deseos y apegos de la gente común–, también hay que poder digerir amarguras, etcétera; abarca muchas cosas de distintos aspectos. Sólo cuando se logra elevar cada aspecto del xinxing del hombre, recién ahí puedes elevarte realmente”.
Entendí mejor que nunca cuando Shifu dice: “Decimos que si frente a un conflicto uno puede dar un paso atrás, se encontrará con un vasto mar y un cielo sin límites; seguramente habrá un escenario diferente” (Zhuan Falun, Lección Novena - Wu, iluminación). Desde entonces, trato de tenerlo presente y cada vez que surge una dificultad, trato de no preocuparme, de mirar dentro y buscar una solución. No consigo hacerlo todo el tiempo, pero lo intento, lo intento de forma más consciente que antes.
Veo cómo este pequeño mejoramiento afecta directamente a mi relación con mis compañeros practicantes, y cómo todo fluye más naturalmente cuando soy más tolerante. Aún así, todavía me falta cultivar mucho la tolerancia, y espero poder hacerlo mejor de ahora en adelante en este sentido.
En mi mente soy muy exigente con los demás, aunque no lo exprese con palabras. Exijo que se cultiven mejor, que hagan más cosas de Dafa, que se deshagan de sus apegos, etc... En lugar de ver lo bueno en ellos, veo lo malo y los juzgo y sentencio por ello. Miro a sus apegos como si fueran ellos mismos, en lugar de entender que son algo que han adquirido y de lo cual aún no han podido librarse. En lugar de pensar en cómo puedo ayudarles a deshacerse de ellos, pienso que ellos son ese apego: este es un egoísta, este es un vago, este es un miedoso. ¡Cómo voy a ayudarles a eliminar sus apegos, si yo mismo estoy fijando esos apegos como algo inamovible!
Esos pensamientos negativos forman una materia sucia en otra dimensión que nos impide asimilarnos a Zhen, Shan, Ren. Es un tipo de yeli que a medida que aumenta nos hace más difícil cultivarnos, aislándonos de la característica del Universo. En la superficie uno puede estar haciendo las tres cosas, pero si no hace esfuerzos por eliminar esta materia, sino que además continúa aumentándola, creo que este yeli puede llegar a convertirse en un yeli muy poderoso de enfermedad. Por eso creo que este asunto es extremadamente importante y deberíamos prestar mucha atención.
He descubierto recientemente que desarrollando más mi tolerancia, puedo ser más compasivo. Puedo llegar a ver el apego como algo externo al practicante y puedo tener el corazón de ayudarle a eliminarlo. Puedo cambiar esa exigencia en mi mente por comprensión y misericordia, lo cual es de por sí lo suficientemente poderoso como para ayudar a disolver momentáneamente cualquier factor perverso que esté explotando la brecha dejada por el apego y que el practicante responda de forma positiva. Esta compasión sale naturalmente del corazón y llega directamente al corazón de la otra persona, no es necesario tener la intención de ser compasivo.
Hace una semana decidí por primera vez llamar a todos y cada uno de los practicantes que participan en La Gran Época para convocarles a una reunión para estudiar el Fa e intercambiar. Siempre he convocado las reuniones por mail, pensando que así era suficiente, y cuando llegaba la reunión y veía que solo asistían unos pocos, me enfadaba y en mi mente guardaba todo tipo de pensamientos negativos hacia los que no habían asistido. Sin embargo, esta vez decidí dejar mis pensamientos negativos a un lado y llamar incluso a aquellos hacia los que había guardado rencor en mi corazón durante mucho tiempo, como si nunca hubiera pasado nada malo entre nosotros.
El resultado fue que a esta reunión asistieron más practicantes que a la reunión anterior. Durante el intercambio, varios practicantes me agradecieron el hecho de que les llamara y uno de ellos dijo: “cuando me lo pediste, simplemente sentí que tenía que ir y dije sí sin pensarlo”. Mis palabras fueron las mismas que en otras ocasiones, lo que había cambiado era mi corazón.
Mientras escribía las palabras anteriores en la oficina de La Gran Época, otro de los practicantes que me agradeció que le llamara se acercó para decirme que quería distribuir un día más para así quitarme parte del trabajo que yo hago en distribución y poder dedicarlo a ventas. Al día siguiente, antes de empezar la distribución, otro practicante distinto también se acercó y me dijo que estaba dispuesto a hacer parte de mi distribución para que pudiera dedicar más tiempo a ventas. Aunque ya pedí hace meses más ayuda en distribución para poder dedicar más tiempo a ventas, no ha sido hasta después de esa reunión que esta ayuda ha surgido, justo cuando mi corazón ha cambiado.
Aún así todavía me falta cultivar mucho más mi compasión y veo que una de las principales razones es que me doy demasiada importancia a mí mismo.
Al principio de mi cultivación descubrí que tenía un fuerte apego a la fama, el reconocimiento y la ostentación. Desde entonces, he tratado siempre de restringirme en este sentido, pero estos apegos tienen muchas capas, y cuando me mido con el Fa, me doy cuenta de que aún están presentes y que en ocasiones crean un efecto negativo en mis compañeros practicantes.
Habitualmente olvido que las habilidades que tengo han sido otorgadas por Dafa para asistir a Shifu en la rectificación del Fa. Las tomo como algo propio y me enorgullezco de ello. Me siento muy capaz y eso me hace pensar que mis ideas son las más correctas y que mis entendimientos son los más adecuados. Esto me lleva en ocasiones a descartar rápidamente las ideas de los demás, sin considerarlas demasiado, lo cual acaba provocando desánimo en mis compañeros, que poco a poco se van sintiendo más apartados del proyecto.
Además, no trato de averiguar cuáles son las habilidades que Shifu ha otorgado a mis compañeros, y de esta forma en mi mente limito su potencial y desconfío de su capacidad, olvidando que cada practicante equivale a 100 o 1.000 personas comunes.
Si soy más tolerante y más compasivo, seré capaz de recordar que cada Dafa dizi es extraordinario y que mi labor como coordinador es tratar de potenciar lo mejor de cada practicante para que pueda dar lo mejor de sí mismo en la salvación de seres conscientes.
Más Tolerancia, más Compasión y menos importancia hacia uno mismo son precisamente características que he observado en coordinadores que han logrado mayor involucración de todos los practicantes en un proyecto.
Al observar la pureza con la que actúan estos coordinadores he llegado a conmoverme hasta las lágrimas y he entendido rápidamente cómo ellos han logrado involucrar a todos los practicantes, logrando que finalmente el proyecto fuera un éxito.
Sin saberlo, ellos me han ayudado a que cambiara mi forma de mirar a ciertos practicantes que creía imposible de tratar. Ellos simplemente han tenido más Ren y más Shan que yo hacia esos practicantes, y de esta forma han logrado sacar lo mejor de estos, y han conseguido que el proyecto en el que estaban trabajando tuviera éxito. De ellos he aprendido que no debo poner límites ni a mi tolerancia ni a mi compasión, que no debo poner límites a la capacidad de los demás, que debo ser humilde.
Yo creía que era humilde, pero me estaba midiendo con los estándares de la gente común, no con los estándares del Fa. Después de observar a estos coordinadores veo que aún estoy muy lejos de alcanzar su humildad y que debo hacer más esfuerzos conscientes por avanzar en este sentido.
Ser tan diligente como al principio
Pero para poder ser más humilde, lo primero es ser más diligente haciendo las tres cosas. Tengo que estudiar mejor el Fa, tengo que enviar mejor pensamientos rectos, tengo que aclarar la verdad y también tengo que hacer los ejercicios todos los días, porque esto me da la energía suficiente para poder hacer todo lo que tengo que hacer de forma más fluida.
Shifu dijo en “Enseñando el Fa en la reunión de La Gran Época”
“Lo mismo aplica para trabajar en La Gran Época. No importa qué trabajo asumas, ninguno de ellos representa la altura de tu cultivación. Lo único que importa es si eres diligente o no. Ustedes saben, en la cultivación, los dioses y fo solamente miran el corazón de una persona, ellos solo miran si eres o no diligente en tu propia cultivación”.
Shifu también nos ha recordado en Enseñanza del Fa en Gran Nueva York 2013:
“Algunos a menudo le dicen a Shifu: “Al principio cuando estudiaba el Fa, esa elevación de niveles era rápida, cuando leía los libros, constantemente aparecían cosas que aprendía, ¿por qué ahora no tengo más esta sensación?” Pues, piensen todos un poco, ¿estás tú cultivándote “como al principio”?”.
Quisiera aprovechar esta ocasión para disculparme ante mis compañeros por mi falta de humildad. De ahora en adelante haré todo lo posible por priorizar mi cultivación y mirar dentro cuando me encuentre con dificultades. Seré más tolerante y compasivo hacia mis compañeros y haré todo lo posible para que juntos podamos asistir a Shifu en la salvación de más seres conscientes. No decepcionaré a mi Maestro, cumpliré con mi misión histórica y volveré a mi reino celestial.
Gracias Shifu
Gracias compañeros practicantes