[Minghui Net] La Sra. Yin Guizhi murió el 30 de mayo de 2013. Tenía 63 años de edad. Sufrió torturas y abusos en el famoso campo de trabajo forzado de Masanjia y quedó a punto de morir, fue entonces cuando la liberaron para recibir tratamiento médico para que pudiera recuperarse de las brutalidades que sufrió en ese lugar. Sin embargo, los funcionarios del campo continuaron hostigándola, hasta que poco después murió. ¿La razón del hostigamiento? Su fe en Falun Gong, una pacífica práctica de cultivación basada en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.
Una persecución irracional
Después de un censo estatal realizado en 1998, se estimó que había alrededor de 100 millones de practicantes de Falun Gong en China, sobrepasando por mucho la cantidad de afiliados al partido comunista. Como resultado el régimen lanzó una campaña nacional para erradicar a Falun Gong, con una brutal persecución que continúa hasta el día de hoy.
En violación a la constitución china, el régimen le ha negado a su gente el derecho básico de libertad de creencia y a mantener la dignidad humana. Funcionarios comunistas han destruido incontables copias de publicaciones de Falun Gong y sometido a millones de practicantes a encarcelamiento y torturas inimaginables en un esfuerzo de forzarlos a renunciar a Falun Gong.
Aquellos que han perseverado en su fe se han enfrentado a un panorama sombrío, y a veces incluso a la muerte, en campos de trabajo forzado, centros de detención, prisiones y centros de lavado de cerebro en todo el país.
La Sra. Yin creyó en Falun Gong. Se negó a renunciar a su fe por lo que fue perseguida a muerte.
Una granjera bondadosa con fe firme
La Sra. Yin Guizhi una granjera de la aldea de Dayou en la provincia de Liaoning, era conocida por sus amigos y vecinos como una mujer simple y honesta. Dijo que había encontrado el significado de la vida en Falun Gong y quería seguir sus enseñanzas para convertirse en una mejor persona.
Fue arrestada en marzo de 2006. Estuvo a punto de morir en el centro de detención de la ciudad de Jinzhou después de soportar tres semanas de golpizas brutales.
Los guardias del campo la presionaron para renunciar a Falun Gong a cambio de su libertad. Sin embargo, mantuvo su fe firme, y habló en contra de las injusticias.
En junio de 2009 fue nuevamente arrestada, junto con otros 18 practicantes, mientras compartían sus experiencias personales sobre la práctica de Falun Gong en la casa de uno de los practicantes.
Esta vez, fue sentenciada a dos años de trabajo forzado y enviada al campo de trabajo forzado de Masanjia, muy conocido por su trato inhumano a los practicantes.
En violación de las leyes criminales y administrativas, el campo de trabajo la sometió a torturas e incluso le inyectaron drogas desconocidas como método para hacerla renunciar a su fe en Falun Gong. En julio de 2010 fue liberada bajo fianza cuando su estado era crítico como resultado de los abusos prolongados.
Justo cuando su estado comenzaba a estabilizarse, comenzó a recibir llamadas de los funcionarios del campo de trabajo forzado presionándola. Finalmente sucumbió ante el estrés y murió en mayo de 2013.
La crueldad no puede erradicar la fe recta
Uno se debe preguntar: ¿Por qué el régimen comunista teme la popularidad de Falun Gong? ¿Qué ha ganado con su persecución a Falun Gong?
Un régimen que viola su propia constitución y reprime a estos ciudadanos respetuosos de la ley manejado por su miedo irracional, con este fundamento en su núcleo, no es posible que siga sosteniendo su poder por mucho más tiempo.
Para la gente de fe, como la Sra. Yin, la vida sin una creencia espiritual no tiene significado. La libertad de creer es un derecho humano básico que no puede ser extinguido por una fuerza brutal de un régimen temeroso y corrupto.