[Minghui Net] Recientemente, el informe sobre el maltrato inhumano a los practicantes de Falun Gong en el campo de trabajo forzado de Masanjia me recordó sobre el trabajo forzado en el campo de trabajo forzado para mujeres de Tiantanghe, en Beijing. Independientemente de la edad, todas las reclusas tenían que hacer una cantidad de trabajo requerido de la granja, quitando nieve en los días de frío invierno, quitando la hierba en los días calurosos de verano, etc. Muchas no tenían la fuerza física que se necesitaba y se desmayaban mientras trabajaban.
Éramos forzadas a empacar judías verdes, hojas de té, ropa de niño, azúcar, estampas y libros en cajas, cada una de ellas pesaba más de 50 Kg. Las cajas de los libros eran particularmente pesadas, así que las cargábamos y descargábamos en camiones y esto resultaba muy difícil para las practicantes ancianas. Una mujer de setenta años no sabía cómo poner juntas unas cajas de cartón. La castigaron teniendo que sentarse en una banqueta por días hasta que las piernas se le pusieron moradas.
Las practicantes de Falun Gong que fueron detenidas ilegalmente, no solo tenían que hacer trabajo forzado, sino también sufrieron tortura así como obligadas a sentarse en una pequeña banqueta de hierro por periodos prolongados, o le golpeaban con picanas eléctricas. Varias practicantes saludables fueron torturadas tan duramente que después solo podían arrastrarse. Otras no podían quedarse de pie. Algunas sufrieron colapso mental y varias ya no podían reconocer a sus familiares.
Chen Jianhua, una practicante de la parte nordeste de China, fue golpeada por varios oficiales varones y le pisaron la cabeza. Las heridas provocadas le distorsionaron la cara y la cabeza. Por la noche lloraba de dolor. Pidió ver a un doctor pero los oficiales del campo le denegaron la solicitud. Tres agentes de la oficina 610, el comité judicial y político y la división de seguridad doméstica, le forzaron a comer alimentos mezclados con drogas desconocidas. Poco después, todo el cuerpo se le puso negro y azul. Un examen médico reveló que había sido envenenada. Su hijo la fue a ver al campo, pero las autoridades del campo le amenazaron y no se atrevió a volver. Los padres de la Sra. Chen lloraban después de ver cuán duramente la habían tratado. Posteriormente, fueron forzados a abandonar su casa para evitar el acoso policial.
Dentro del campo de trabajo forzado, era común para los guardias arrojar a una practicante de casi 60 años contra un palo de hierro para que perdiera la conciencia. Los oficiales del partido comunista chino (PCCh) actuaban sin conciencia. Detuvieron a una mujer de 20 años en una habitación pequeña sin ventanas, le alimentaron a la fuerza y le golpearon con picanas eléctricas. Yo podía escuchar los gritos de la gente siendo torturada. Estos guardias decían: “Trabajamos para el partido comunista. Quienquiera que se atreva a ir contra nosotros, le daremos una lección”. Esta tortura inhumana está sucediendo en todos los campos de trabajo forzado del PCCh.