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¿Qué ocurrió ese día?

El 25 de abril de 1999 en Beijing, por la mañana temprano, unos 10.000 chinos de la urbe y del campo, jóvenes y mayores se reunieron. Eran practicantes de Falun Gong.

Habían llegado a la oficina central de apelaciones para pedir al gobierno que detuviera sus intensivos acosos - incluidas las palizas y arrestos a más de 40 practicantes en la ciudad vecina de Tianjin un día antes -y que se permitiera un ambiente abierto para  su práctica.

Se acomodaron en una fila ordenada. Algunos meditaban, otros conversaban en voz baja.

Fue la protesta más grande y pacifica en Beijing en años.

El primer ministro chino, Zhu Rongji, salió para encontrarse con los representantes de Falun Gong. Esa noche, las preocupaciones de ellos fueron atendidas y todo el mundo se fue a casa. Pero al instante Jiang Zemin, el líder del PCCh tuvo otros planes. Tres meses más tarde, lanzó su campaña de persecución masiva.

Cuando el aparato de propaganda de los medios de comunicación estatales entraron en pleno apogeo, al encuentro del 25 de abril, se le dio rápidamente otro carácter. No fue presentada como la apelación pacífica que hubo, sino como el “asedio” de Falun Gong al complejo del gobierno central. Esta falsa historia fue usada para retratar a Falun Gong como un grupo político provocativo y para justificar la horrorosa persecución que Jiang acababa de desatar.

¿Por qué hoy sigue siendo importante?

Culpar a la víctima: La estrategia de persecución de “culpar a la víctima” por parte del PCCh, continúa siendo usada en el interior de China, en un esfuerzo por defenderse. También se ha extendido fuera de China y aún se dan rodeos al informar sobre Falun Gong, haciendo que algunos que de otra manera apoyarían a Falun Gong, le pierdan simpatía. A decir verdad, la represión a Falun Gong se había puesto ya en marcha desde 1996, y la campaña de persecución a gran escala que pronto se desató y que al día de hoy continúa, habría ocurrido de todas maneras. La apelación del 25 de abril fue simplemente una excusa conveniente. Ciertamente no era la causa.

La oficina 610: Uno de los legados de la reacción de Jiang a la apelación del 25 de abril fue algo que ocurrió en otra fatídica fecha; el 10 de junio de 1999: el establecimiento de la oficina 610, la policía especial del PCCh fue forzada a supervisar los esfuerzos por erradicar a Falun Gong. Desde entonces, agentes de la oficina 610, que operan con impunidad fuera de la ley, han marcado un número inestimable de vidas con sus secuestros, acosos y crueldad.

Luchas internas del partido: A medida que las brutales maniobras y los desacuerdos internos en las altas esferas del PCCh son titulares en todo el mundo actual, es de ayuda entender que la división interna del partido (entre los frentes radicales y los no tan radicales) se remonta al 25 de abril de 1999. Según los expertos y fuentes internas de aquel entonces, algunos miembros del politburó, incluidos el primer ministro Zhu Rongji y el ex-presidente Hu Jintao, se opusieron a la decisión se Jiang de reprimir Falun Gong. En la actual agitación política, las víctimas de la pandilla de Jiang están al final de la represión arbitraria.

Perseverancia pacífica: Un legado más esperanzador de la apelación del 25 de abril ha sido el continuo compromiso de los practicantes de Falun Gong con la no violencia. En un entorno donde las apelaciones públicas como la del 25 de abril son imposibles, los practicantes de Falun Gong en todo el país han establecido lo que se ha convertido en la mayor plataforma de medios de comunicación subterránea en la historia humana.