[Minghui Net] La Sra. Chang Guiyun, practicante, fue sentenciada a 8 años en prisión en el 2008. Fue encarcelada en la prisión para mujeres de Heizuizi en la ciudad de Changchun. Debido a la continua tortura y abuso en la prisión, sufrió un ataque al corazón y quedó parcialmente paralizada, incapaz de cuidarse por sí misma. Eventualmente perdió todos sus dientes, su rostro quedó permanentemente desfigurado, no podía hablar claramente y su pelo se puso blanco. Finalmente fue liberada de la prisión bajo tratamiento médico en el 2012, y murió el 8 de marzo de 2013, a la edad de 62.
(Nota del editor: “tratamiento médico” en este caso es una forma de decir que la salud del practicante está tan grave que los funcionarios temen que muera bajo custodia, y piensan que liberándola pueden escapar a la responsabilidad de su muerte. Sin embargo, se cree ampliamente en Occidente que “lo que va viene”, y los practicantes creen de manera similar, que los que persiguen a Falun Gong eventualmente se encontrarán con su debida retribución. Nadie puede esconderse de lo que ha hecho y el bien el mal serán correspondiente recompensados o castigados)
Resumen de los hechos:
Nombre: Chang Guiyun (常桂云)
Genero: Femenino
Edad: 62
Dirección: Desconocida
Ocupación: Jubliada
Fecha de su muerte: 8 de marzo de 2013
Fecha de su arresto más reciente: 21 de marzo de 2008
Lugar de detención más reciente: Prisión para mujeres de Heizuizi (长春黑嘴子女子监狱)
Ciudad: Jiaohe
Provincia: Jilin
Persecución sufrida: Lavado de cerebro, sentencia ilegal, golpizas, colgada de las esposas, encarcelamiento, tortura, extorsión, privación del uso del baño, saqueo de su casa, interrogación, detención
Sometida a persecución después de cosechar los beneficios de Falun Gong
La Sra. Chang comenzó a practicar Falun Gong en 1996, y poco después todas sus enfermedades desaparecieron. Después de que el PCCh comenzó su persecución contra Falun Gong en julio de 1999, ella fue a Beijing dos veces para apelar por su derecho a practicar. Debido a las continuas amenazas de arresto, fue forzada a dejar su hogar durante muchos años.
En la primavera de 2007, fue arrestada por oficiales de la comisaría de Chang’an. La policía saqueó su hogar, confiscando fotos del fundador de Falun Dafa junto con otros materiales informativos de la práctica.
La policía le extrajo una “confesión” y se la llevó al centro de detención. Mientras estaba allí, enfermó seriamente. Cuando la llevaron para que un médico la viera, encontró una oportunidad para escapar del hospital. Posteriormente fue hostigada de manera constante por la policía local y la asociación vecinal.
Alguien la denunció y el 21 de marzo de 2008, fue arrestada por oficiales de la división de seguridad doméstica de la ciudad de Jilin y de la comisaría de Chang’an. Durante un segundo saqueo de su hogar, la policía confiscó un TV, reproductor de VCD, y una antena satelital. Se llevaron a la brigada de policía anti disturbio. Allí la interrogaron bajo torturas; le colocaron las esposas en las muñecas y la colgaron junto con la tortura del banco del tigre. Luego la trasladaron al centro de detención de Jiaohe.
Juicio falso
El 4 de julio de 2008 enjuiciaron a la Sra. Chang en la corte de la ciudad de Jiaohe. La sentenciaron a 8 años de prisión bajo cargos fabricados. Antes del juicio, sus familiares recibieron amenazas de la fiscalía de la ciudad de Jiaohe, en un intento de prevenir que contrataran un abogado defensor.
Abuso en la prisión desemboca en serias consecuencias en la salud
El 12 de octubre de 2008, fue transferida a la prisión de mujeres de Heizuizi. Allí era vigilada por reclusos y fue sometida a lavado de cerebro en un intento continuo de forzarla a renunciar a su creencia.
La hicieron sentar en un banco de plástico durante 15 horas por día mirando videos que calumniaban a Falun Gong, y también la forzaron a escribir informes donde calumniara a Falun Gong. Si no terminaban de escribir esos informes, no la dejaban dormir. Durante una de las violentas sesiones de lavado de cerebro, le rompieron el brazo.
Después de un año de este tipo de trato cruel, todo su pelo se puso blanco, y su lado izquierdo se paralizó. Se le cayeron todos los dientes, y no podía hablar claramente. Después de quedar paralizada, no podía cuidar sí misma y para comer dependía de alguien más. Por la dificultad para comer en el poco tiempo que le daban para ello, no consumía la suficiente comida. Perdió su lucidez y dependía de alguien más para ir al baño.
La prisión finalmente ordenó a su familia que entregara varios miles de yuanes para gastos médicos, sin embargo, nadie sabe si finalmente el dinero se usó para tratar a la Sra. Chang. Su salud continuó deteriorándose, y a pesar de su estado, los guardias arreglaron que los reclusos continuaran vigilándola.
Otros practicantes de Falun Gong en la misma prisión, no tenían permitido hablar con ella, ni ayudarla. Cuando su familia vino a visitarla, dos reclusos tuvieron que ayudarla para mantenerse. Su familia pidió repetidamente que la liberaran bajo tratamiento médico, pero la prisión se negó.
Otro informe resume el maltrato recibido
Un practicante envió un artículo a Minghui describiendo cómo fue el ataque al corazón de la Sra. Chang. Los guardias de la prisión dijeron que ella estaba fingiendo.
Los guardias la golpeaban todos los días, la forzaban a quedarse parada por largos periodos de tiempo, y no la dejaron usar el baño ni beber agua. A veces tuvo que acudir a tomar agua del inodoro, pero cuando los guardias la descubrían, recibía golpes. Eventualmente perdió su lucidez y quedó paralizada.
El artículo decía que ataron a la Sra. Chang con sogas porque las autoridades de la prisión pensaban que no estaba bien “transformada”. Después de eso, no podía estirar sus dedos. Las cicatrices de las sogas aún se veían en su cuerpo dos años después.
Apenas reconocible, liberan a la Sra. Chang
A fines de 2011, su estado de salud era fatal, tanto, que los oficiales de la prisión relajaron un poquito la persecución sobre ella. Después de extorsionarle 10 mil yuanes y varias garantías a su familia, la prisión finalmente permitió que su hijo viniera a recogerla para llevarla a casa a principios del 2012.
Después de ser liberada, todos los que la veían quedaban atónitos. Se preguntaban cómo una persona tan saludable podía quedar así después de tres años en prisión, por qué estaba postrada en su cama, parcialmente paralizada sin expresión en su rostro, e incapaz de cuidarse por sí sola.
No obstante su estado, las autoridades de la prisión aún demandaron que su hijo informara sobre su madre o enviara una carta certificada por la policía local todos los meses.
A pesar del cuidado de su familia, la Sra. Chang no logró recuperarse del daño mental y físico causado por las torturas de la prisión. Murió el 8 de marzo de 2013, casi a un año de su liberación.