Nueva York – En los pasados días los medios occidentales han estado reportando ampliamente sobre la decisión del partido comunista chino de cerrar el sistema de campos de trabajo forzado (RAT, reeducación a través del trabajo) como un avance en el área de los derechos humanos. Sin embargo, una nueva campaña, la cual apunta a lavarle el cerebro a millones de practicantes de Falun Gong en China, a través de torturas físicas y mentales, demuestra que los mecanismos de represión de Beijing siguen siendo funcionales y están listos para ser usados como siempre.
“Es común para el partido comunista chino hacer un cambio aparente en la superficie para ayudar a fortalecer su imagen, mientras que detrás de la escena todo sigue siendo igual”, comenta Levi Browde, director ejecutivo del Centro de Información de Falun Dafa. “Estamos viendo que a los practicantes de Falun Gong los envían ya sea a prisión (después de un juicio falso) o a ‘centros de adoctrinamiento legal’ también conocidos como ‘centros de lavado de cerebro’, los cuales son más siniestros y represivos que los campos de trabajo forzado. La tortura y abusos que sufren las personas allí, es igual o peor que la de los campos de trabajo”.
“Anunciar el cierre de los campos de trabajo es simplemente un cambio en la fachada. Una mejora real en los derechos humanos de los practicantes de Falun Gong y otros grupos en China no existe”.
Un día después de que Beijing anunciara el cierre de los campos de trabajo, La Gran Época publicó una serie de 56 circulares de agencias oficiales de toda China, que revelaban que una nueva campaña a nivel nacional para eliminar a Falun Gong estaba en camino. “Llevar a cabo la Batalla Final de Educación y Transformación del 2013 al 2015 es la decisión científica hecha por el Partido central basado en la lucha actual”, indica un sitio web oficial. “Transformen a todos los practicantes de Falun Gong no transformados para fines del 2015, y continúen la propaganda criticando a Falun Gong”, indicaba otro.
El uso de los centros de lavado de cerebro se está expandiendo por todo el país, al mismo tiempo que algunos campos de trabajo están cerrando o cambiando de función. Por ejemplo, estadísticas incompletas del sitio web de Minghui, una organización dedicada a colectar reportes de abusos, indica que el número confirmado de casos de lavado de cerebro en solo una ciudad de la provincia de Hebei, creció de 50 a más de 350 en los primeros diez meses del 2013.
Esta tendencia pone a los practicantes de Falun Gong y otros grupos de detenidos en mayor riesgo, porque las instalaciones de lavado de cerebro son incluso más difíciles de rastrear legalmente que los campos de trabajo forzado. Al no estar registrados oficialmente, los centros de lavado de cerebro son conocidos por establecerse arbitrariamente en cualquier lugar, desde escuelas, departamentos, a incluso templos budistas.
El Centro de Información pide a los grupos de derechos humanos que investiguen esta nueva campaña nacional de tres años contra Falun Gong. El Centro también alienta a que los periodistas estacionados en China investiguen esta campaña, y que incluyan esta información relevante en los reportes sobre derechos humanos en China. Especialmente cuando Beijing hace anuncios de esta naturaleza, sirve para desviar la atención de los lectores mientras el régimen chino continúa su matanza, incluso mientras cierra algunos de los campos de trabajo forzado.