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Una familia destruida vuelve a ver la luz

Jul. 2, 2012 |   Por Xiang Ming, practicante de Dafa en China

[Minghui Net] Con motivo del vigésimo aniversario desde la introducción de Falun Dafa al público, quisiera compartir mi experiencia en la práctica y comentarle a la gente que Falun Dafa es un alto sistema de cultivación que enseña a la gente a ser bondadosa por medio de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Dafa ha disuelto el odio en mi familia y me ha cambiado de una persona anteriormente llamada “la reina de la violencia” a una persona con un corazón bondadoso y compasivo. Desde el momento en que empecé a practicar Falun Dafa mi familia ha sido bañada con la luz del fo.

La ‘reina de la violencia’

A la edad de 27 años me casé con un hombre del cual no estaba enamorada. Vivía arrepentida de haberme casado con la “persona equivocada”. Con frecuencia, mi esposo solía salir y emborracharse, llegando a casa hasta la media noche. Debido a mis sospechas de que me era infiel con otras personas empecé a controlar sus ingresos rigurosamente. Estando embriagado me maldecía, me pegaba y a veces me amenazaba con cuchillos de la cocina. Como resultado, lo maldecía y le azotaba cualquier artículo que encontrara. Un día, mientras iba bajando por las escaleras, le di una fuerte patada por detrás y se fue rodando hasta la primera planta. Peleábamos con frecuencia. Le jalaba el pelo, le pegaba por los brazos, lo arañaba y malogré sus manos, mientras que él me pellizcaba, me ahorcaba, lastimaba mis piernas y rompía vidrios. Cuando la violencia dejó de funcionar, traté de restringirlo imponiéndole tres reglas: Primero: tenía que regresar del trabajo a la casa a más tardar a las 8:30 p.m.; segundo: tenía que decirme a qué lugar iba a ir a cenar; y tercero: no podía emborracharse hasta el punto de volverse violento. Amenacé con divorciarme si no cumplía con estas reglas. Me dijo que jamás se divorciaría de mi, así que funcionó por un corto tiempo. Sin embargo, otra vez empecé a perder la paciencia. Si no estaba en la casa a las 8:30 p.m., me iba al restaurante y lo insultaba en público, y hasta lo pateaba y le pegaba.

Me sentía agotada. Padecía de inflamación severa en la columna y me pasaba todo el día torcida por el dolor. Siempre tenía diarrea. Una colonoscopía reveló que tres centímetros de mis intestinos se habían degenerado y descolorado. Tenía las piernas tan inflamadas que no podía ponerme zapatos. La cara la tenía oscura, como pollo asado. Con frecuencia tenía pesadillas en las que me quemaban, me enterraban cuchillos en el pecho o me cortaban el estómago. Despertaba bañada en sudor. Sin embargo, a mi esposo no le afectaba nada de esto. 

Mi cuñada me dijo: “Hay gente que te llama la “reina de la violencia” porque controlas a tu esposo. Tienes mala fama por controlar a tu esposo. No lo controles más”. Después de oír sus palabras me decidí a no seguir controlándolo. Decidí que esperaría hasta que mi hija creciera y luego me divorciaría. Sin embargo, no fui capaz de controlar mi ira ante su comportamiento y seguí peleando con él. Estaba totalmente enceguecida por proteger mi fama, mis beneficios y mis sentimientos.

Mi corazón angustiado encontró la calma

Después de leer el libro, comprendí que todas las relaciones en el mundo humano son causales. Todo el dolor y el sufrimiento es el resultado de nuestros hechos convertido en yeli. El odio en mi corazón se disolvió gradualmente al entender este principio.

Shifu dijo en “Exponiendo el Fa en un seminario en Nueva York” (Exponiendo el Fa en los Estados Unidos - 22 de marzo de 1997):

“En la sociedad actual, mucha gente evalúa un problema desde el interior del problema específico e intenta resolver una crisis con un enfoque combativo, con el cual nunca se resuelve nada”.

“De acuerdo a la teoría del yin y el yang, las mujeres deben ser dulces y no fuertes”.

Shifu también dijo en Zhuan Falun:

“Decimos que si frente a un conflicto uno puede dar un paso atrás, se encontrará con un vasto mar y un cielo sin límites…”

Cada vez que mi esposo llegaba a la media noche y comenzaba a violentarse conmigo, las palabras de Shifu llegaban a mi mente. Si sentía ganas de alzar la voz, cerraba la boca. Si estaba cerca a pelear con algún objeto en la mano, en vez de hacer algo con éste lo soltaba. Mi corazón amargado se calmó.

La relación predestinada entre mi esposo y yo causó que llegáramos a casarnos en esta vida. Me arrepentí de no haber valorado esta relación. No había pagado mi antigua deuda, sino que, al contrario, había creado nuevo yeli. Entendí que debía aprovechar el tiempo restante. Sin tomar en cuenta la manera en que mi esposo me tratara, decidí tratarlo con benevolencia, con calma y con un corazón en paz. Lo trataba con amabilidad y ternura. Cuando se tornaba violento lo confortaba y lo alegraba. Si vomitaba, limpiaba el vómito y le daba agua caliente. Cuando se acostaba le ponía una manta. Ya no pensaba más en decirle nombres o pelear con él.

Una noche que llegó borracho, lanzó y quebró nuestro televisor de pantalla ancha por el cual habíamos pagado 5,800 yuanes. También lanzó la olla arrocera contra el receptáculo de la basura. Yo no me quejé en lo absoluto y no le guardé rencor. Al contrario, actué de forma pacífica, con una sonrisa que disolvió todo el odio.

Shifu dijo en “Exponiendo el Fa en la conferencia de estudiantes de la región Asia-Pacífico (Li Hongzhi, 12 de abril de 2004, en Nueva York)”:

“Cultivadores, no importa dónde estén, todos son buenas personas; entonces tienes que considerar a los demás. ¿Por qué en casa no puedes ser considerada y comprensiva con tu propio esposo?”

Hice todo según el requerimiento de Shifu. Pensé primero en mi esposo antes que en mí y cuidé bien de él. Le cocinaba comida deliciosa, lavaba su ropa y hasta le devolví la tarjeta de la nómina y los ahorros de la familia para que él los manejara. Cambié de ser una persona insatisfecha, egoísta, intimidante y vana, a ser una persona pacífica, desinteresada y tolerante. Como resultado, mi esposo dejó de violentarse. Comenzamos a tener conversaciones, a reír y respetarnos mutuamente. Mis vecinos me preguntaron: “Anteriormente peleaban y hacían mucho ruido; parecía que los dos no podían vivir juntos. ¿Qué sucedió que ya no hacen ruido?”. Les dije que había aprendido Falun Dafa y les expliqué lo maravilloso de la práctica.

Cubierta en la gracia de salvación de Shifu, todas mis enfermedades fueron eliminadas. Shifu limpió mi cuerpo. Mi piel primero se tornó seca y agrietada, como si estubiera cubierta por un pegamento duro, pero después la sustancia negra debajo de mi piel se despegó y me recuperé. Luego mi piel se tornó suave y clara y mis cachetes rojizos. Mi espalda torcida se enderezó y todo mi cuerpo se sentía liviano. Además, ya no tenía pesadillas.

Más adelante, me pasó un accidente en el cual mi bicicleta fue aplastada pero yo quedé intacta. Con Dafa volví a renacer.

La gente gritaba “¡Falun Dafa es bueno!”

Mi esposo leyó Zhuan Falun una vez y como resultado los dolores de sus piernas desaparecieron. Hizo que el guardia que me vigilaba a la entrada de mi edificio se fuera. Junto a sus subordinados, puso 700 pegatinas de aclaración de la verdad en postes de electricidad por toda la ciudad. Con frecuencia les decía a los directores del departamento de policía, la oficina 610 y la división de seguridad que deberían discernir correctamente entre el bien y el mal y que aquellos que persiguieran a los practicantes de Falun Dafa serían procesados como criminales.

En un restaurante, un día, mi esposo animó a la gente de su mesa a gritar en voz alta: “¡Falun Dafa es bueno!”. Al escuchar esto, el dueño del restaurante les obsequió un enorme plato de fruta. Con lágrimas en los ojos le dijo a mi esposo que él había sido torturado en la prisión por ser practicante de Dafa y que su pelo se había puesto blanco por la tortura.

En otra ocasión en que mi esposo animó a la gente de su mesa a gritar: “Falun Dafa es bueno!”, una de las persona en la mesa no gritó. Mi esposo le preguntó: “¿Por qué no gritaste? Pronto, ponte de pie y grita”. Los ocho que estaban en la mesa se pusieron de pie de inmediato y gritaron: “Falun Dafa es bueno!”. Un policía irrumpió de repente y preguntó: “¿Quién ha gritado?”. Mi esposo se puso de pie y dijo: “Yo grité. Yo practico Falun Dafa. ¿Qué vas a hacer al respecto? ¿Te atreves a arrestarme?”. El policía dijo con una sonrisa: “Tú no practicas Falun Dafa. Los practicantes de Falun Dafa no beben alcohol”.

En nuestro hogar prevalece la paz y la felicidad. Toda mi familia le agradece a Dafa el habernos traído felicidad  y alegría. Me he mantenido muy firme en mi cultivación, a pesar de que Falun Dafa ha sido excesivamente calumniada por el gobierno. Le he estado diciendo a la gente que Shifu es inocente y que los practicantes de Dafa son tratados de manera injusta. Le hablo a la gente de los beneficios que he obtenido al cultivarme en Dafa, y de los milagros que Dafa ha hecho en mi familia. Miles de personas me han escuchado y han revocado su afiliación con el partido comunista chino (PCCh).

En verdad deseo que la gente no sea embaucada por las mentiras y propagandas del PCCh, y que puedan conocer a Dafa y experimentar las maravillas, el esplendor y la belleza de Dafa. ¡En esta ocasión especial que celebramos, quiero expresar mi gratitud a Shifu en nombre de toda mi familia! ¡Saludos a nuestro compasivo Shifu!