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Ver los cambios en mi hija me ayudó a tomar el camino de la cultivación

Jun. 25, 2012 |   Por Xin An, una practicante nueva en China

[Minghui Net] Por mucho tiempo estuve en contra de Falun Gong. Agredí a mi propia hija de manera física y verbal después de que fuera perseguida por hacer la práctica. También hice algo irrespetuoso contra el Sr. Li Hongzhi, el Maestro de Falun Dafa. Con respecto a esto he escrito una declaración en la cual expreso mi arrepentimiento por mis acciones pasadas.

Mi hija menor, la practicante de Falun Gong, ha vivido conmigo desde su divorcio. Al principio, tenía mucho temor de que mi hija fuera a matarme debido a la cultivación desquiciada, un asunto del cual oí en los reportajes de televisión. También, en el pasado, mi hija solía ser mandona y muy difícil de tratar, por lo que se le apodó la pequeña ají. A cualquiera le gritaba y voceaba; siempre sentí temor de ella. Desde luego, no me alegraba mucho la idea de tenerla nuevamente en casa.

Sin embargo, resultó ser completamente lo opuesto a lo que yo me imaginaba, ya que había cambiado del todo. Había dejado de hacer bromas constantes y de hablar incesantemente. En vez, tenía una presencia agradable. Le susurré a mi hija mayor: “Tu hermana se ha convertido en una nueva persona. Antes tenía tan mal carácter y perdía el control por cualquier ofensa sin importancia. Ahora tiene un temperamento balanceado. Falun Gong es verdaderamente glorioso y ha hecho de tu hermana una muchacha gentil. ¡Es un verdadero milagro!

Poco a poco empecé a formar una buena opinión sobre Falun Dafa. Más adelante, mi hija menor me contó que el incidente de la “autoinmolación” y “los asesinatos” eran mentiras inventadas por los medios de información chinos. Me pareció que sus palabras eran razonables. Cuando Fu Yibin mataba gente la sangre estaba por todos lados. ¿Cuánta sangre tenía un ser humano? La sangre estaba esparcida uniformemente lo cual daba la impresión de ser un montaje. Como estaba nerviosa, le prestaba mucha atención a estas noticias. La niñita de la “autoinmolación en la Plaza Tiananmen” fue capaz de cantar una canción claramente y en voz alta tras una cirugía de la garganta. La contadora de mi unidad, sin embargo, obtuvo la misma cirugía y después de un año aún necesitaba acercarse al oído de la gente para poder lograr que la oyeran bien. Esto me hizo entender que el incidente de la “autoinmolación” era falso.

Al escuchar y observar a mi hija menor, mi opinión sobre Falun Gong se profundizó. Gradualmente empecé a leer el material de aclaración de la verdad sobre Falun Gong y a ver los DVD. Los artículos que más me interesaban de este material eran los que trataban de personas que se hacían buenas. También contenían muchas historias sobre leyendas y de otros tiempos históricos. Si mis nietos me pedían que les contara cuentos, elegía contarles estas historias que había aprendido del material de aclaración de la verdad. Luego, ellos le decían a los demás que su abuela era muy conocedora y capaz de contarles muchas cuentos interesantes.

Un día en el año 2007, a las 9 p.m., sentí mucho calor y le pedí a mi hija menor que me tomara la temperatura. Después de hacerlo me dijo que no me preocupara. Me dijo: “Ya es muy tarde para tomarse la molestia de ir al hospital. Con solo repetir ‘¡Falun Dafa es bueno!’ el Maestro de seguro te cuidará”. Empecé a repetir “¡Falun Dafa es bueno!”. Después de un rato me quedé dormida y cuando desperté ya era de día. Sentí algo de hambre. Para entonces mi hija tenía el desayuno preparado y comí casi el doble de lo que normalmente acostumbraba comer. Mi hija me tocó la frente y me dijo que mi temperatura había vuelto a la normalidad. Me contó que la noche anterior mi temperatura había subido a los 39.5 grados Celsius pero que no se había atrevido a decírmelo. El Maestro me había salvado. Desde aquel entonces creí aún más firmemente en Falun Dafa.

Cada vez que surgía un problema, repetía “¡Falun Dafa es bueno! Cada día, antes de dormir, escuchaba las lecturas del Maestro, la música compuesta por practicantes y las historias de las culturas divinas. En una ocasión, a la media noche, mi nieto mayor tuvo fiebre muy alta con mucho dolor. Mi nuera lo llevó a un hospital donde le aplicaron varias inyecciones. Yo estaba en casa repitiendo “¡Falun Dafa es bueno! ¡El Maestro Li es bueno! Maestro Li, por favor salva a mi nieto”. En menos de una hora recibí una llamada de mi hijo el cual me informó que mi nieto ya no tenía fiebre ni dolor. Aparentemente todo estaba bien. Me pidieron que no me preocupara. Sabía que el Maestro había salvado a mi nieto.

En el 2008 mi hija empezó a enseñarme los ejercicios y me compró una copia de Zhuan Falun. En aquel entonces comencé a practicar Falun Gong. Dije a mis amistades que Falun Gong era bueno y que a todos enseñaba a ser buenas personas. Una de mis amigas que no tenía una buena relación con su nuera vino a quejarse donde mí. Me preguntó por qué mi familia era tan armoniosa. Teniendo en cuenta los principios de Falun Dafa, le dije que ella debería tratar a su nuera mejor que a su propio hijo. Si su nuera no la trataba bien era porque en alguna vida pasada ella no la había tratado bien. Le pedí que redoblara sus esfuerzos para tratar bien a su nuera hasta conmoverla. Le dije que esto es lo que el Maestro nos enseña. Más adelante esta amiga también compró una copia de Zhuan Falun. Al darse cuenta de mi buena salud y de la armonía en mi familia, mis otras amistades también compraron copias de Zhuan Falun. Todos expresaron agradecimiento al Maestro por ayudarles a alcanzar un estado de vida armonioso.

En el 2009, cuando iba cruzando una carretera, de repente el conductor de un coche tuvo que pisar los frenos y parar. De manera inconsciente agarré alguna parte del coche. El conductor me dijo: “¡Vieja, por qué no anda con más cuidado!”. Quedé sorprendida sin saber muy bien qué había pasado. El conductor me preguntó si me había pegado. Noté que me encontraba bien y le dije que podía marcharse. Después de irse el coche, no podía encontrar mi bolso. El vendedor de fruta ambulante que estaba parado a la orilla de la carretera me lo señaló ya que había sido lanzado a una distancia de más de diez metros. El vendedor ambulante me dijo: “¡Vieja, se acaba de escapar de la muerte!”. Sabía que el Maestro me había salvado otra vez. Sentí tanto agradecimiento hacia el Maestro. El Maestro es muy benevolente.

En el 2010 mi hija menor se fue a trabajar a otras partes del país. Mientras fui a visitarla sufrí una caída en el cuarto de baño de una practicante. Sentía como si mi cintura se había quebrado. Sin embargo en ese momento pensé que me encontraba bien. No sentí temor ya que tenía al Maestro conmigo. Me levanté como pude, apoyándome del lavamanos. Me miré en el espejo. Mi cara estaba blanca como un papel y se veía horrible. Había estado sola en la casa pero en aquel momento la practicante regresó. Le conté lo que me había pasado y ella me dijo: “Eso es algo bueno. El Maestro está eliminando tu yeli”.

La practicante llamó a varios practicantes más para que hicieran los ejercicios y leyeran junto a mí. Durante la noche, dos de ellos se sentaron a mi lado a leer el Fa. Me dijeron que durmiera si quería dormir. Poco después de quedarme dormida, en un estado de adormecimiento, vi que unas personas hacían algo a mi alrededor y sentí que alguien movía cosas de mi lado izquierdo al derecho. En mi subconsciente dije: “¡Gracias, Maestro!”. Después sentí que alguien me movía cosas del lado derecho al izquierdo. Escuché claramente a alguien decir: “¡Es imposible!”. Alguien más, quien yo creí ser el Maestro, respondió: “¡Si no es posible entonces reconstrúyanla!”. Entonces volví a quedarme dormida. Cuando volví a despertar eran las 2:30 a.m. Las dos practicantes seguían leyendo el Fa a mi lado. Me sentía muy conmovida. ¡Falun Dafa es excepcionalmente bueno! Los practicantes se ayudan entre ellos sin egoísmo.

Al día siguiente pude caminar sin tener que apoyarme en las paredes. Al tercer día regresé a la casa de mi hija por transporte público. Le conté lo que me había pasado en los últimos dos días. Me dijo que había sido algo bueno. Me dijo que no tenía que preocuparme porque el Maestro está a mi lado. Me comentó que sus antiguas compañeras de clase la habían invitado a un paseo a la montaña al día siguiente y que podía acompañarlas si gustaba. No lo pensé dos veces y contesté que sí. Antes de empezar a subir le dije en voz baja: “Maestro, ayúdame a demostrarles las maravillas de Dafa”. Como resultado, llegué primera a la cima de la montaña. Las amigas de mi hija dijeron que yo estaba en muy buena forma y que ya les gustaría a ellas ser así cuando tuvieran mi edad. Bajando la montaña, uno de sus compañeros me dijo: “Tía, ¿le gustaría tomar mi mano?”. Le contesté: “¡Buen muchacho, esta tía no necesita ayuda! Yo me las puedo arreglar”. Fui la primera en bajar la montaña.

Al anochecer, me quedé con los compañeros de clase de mi hija y les relaté cómo empecé a practicar Falun Gong y lo que me había sucedido en los últimos dos días. Todos se quedaron sorprendidos y dijeron que había sido un verdadero milagro. También les aconsejé que leyeran los materiales de Falun Dafa cuando tuvieran la oportunidad, asegurándoles que todo su contenido era verdad.

He relatado aquí algunos de los milagros que me han sucedido en los últimos años, después de emprender el camino de la cultivación ¡Espero que aquellas personas con relación predestinada puedan leer este artículo, acercarse más a Dafa y tener un hermoso futuro como yo!