[Minghui Net] Una tarde en septiembre del 2009, mi esposo andaba camino a casa en bicicleta y chocó contra una gran roca que yacía en medio de la carretera cuesta abajo en las afueras de nuestro pueblo. Fue arrojado de su bicicleta y cayó a varios metros de distancia. Se raspó la pierna y el dolor en su muslo era casi insoportable. A pesar del dolor, se levantó lentamente y cojeó insistentemente a casa. Cuando lo vi, le dije: “Estarás bien, solo descansa después de la cena y la próxima vez, ten más cuidado”.
Un aldeano había colocado intencionalmente las rocas en ese lugar a fin de impedir a los transeúntes que arruinaran el maíz que había dejado secando al sol. Alguien mencionó que mucha gente se había lastimado con estas rocas, y hasta un carro se volcó. Se le notificó a la policía del accidente y le pidieron al jefe del pueblo que multara al dueño del maíz. Le dije a mi marido: “Todos han tenido malos tiempos ahora. Déjalo”. Él no estaba de acuerdo. Al día siguiente, se fue de la casa bien temprano, y otros aldeanos le dijeron: “La persona que colocó las rocas en la carretera ha huido para esconderse de la policía”.
Mi marido estaba muy enojado dado que la mujer del dueño del maíz se negó a admitir que hubiese cometido algo indebido. Al contrario, le insultó. El jefe del pueblo aconsejó a mi esposo y al pequeño grupo de personas que acudieron al hospital para obtener tratamiento médico. Ellos dijeron: “Este no es un pequeño accidente. La policía definitivamente encontrará a esta persona, ya que mucha otra gente ha sido lastimada”. Corrí a la escena y le pedí a mi esposo que regresara a casa. También llamé al jefe del pueblo y le dije: “Resolveremos este problema por nuestra cuenta”. Calmé a mi esposo y le dije-: “Vivimos en el mismo pueblo y nos vemos todo el tiempo. No te lastimaste seriamente. ¿Por qué quieres tener hostilidades con ellos? Como practicantes de Dafa, deberíamos ignorar sus malas palabras, porque tenemos estándares altos”. Ayudé a mi esposo a caminar de vuelta a casa y a acostarse. Me dirigí a la casa de esta persona.
Ésta no se hallaba en casa, pero estaban sus padres e hijos. Sus padres abrieron la puerta y tomaron mi mano llorando. Dijeron: “Estamos apenados por lo que sucedió. Nuestro hijo y nuera nos hacen enojar mucho, han causado muchos problemas”. Les dije a los ancianos con sinceridad: “No se enojen. No lo hicieron adrede. Tuvimos este problema hoy, pero hagamos de un gran problema uno pequeño, hasta que desaparezca”. Su hijo regresó a casa y escuchó lo que había dicho. Se conmovió y quiso visitar a mi esposo con un obsequio. Rechacé firmemente la oferta. En vez, tomé esta oportunidad para clarificarles la verdad acerca de Falun Dafa y de la persecución. También les ayudé a renunciar al partido. Toda la familia fue salvada. Cuando los aldeanos se enteraron de este incidente, elogiaron a los discípulos de Dafa como personas de buen corazón y teniendo altos estándares.
Unos días más tarde, me topé con los padres en el mercado. Nos compraron una canasta con regalos, insistiendo: “Nos sentimos muy mal. Nos hubiese costado mucho mas dinero si este accidente fuese manejado con la policía”. Insistí firmemente que no podíamos aceptar regalos. Les pedí que recordaran que Falun Dafa es bueno”. Todos los espectadores dijeron: “La gente que practica Dafa son gente buena”. Al escuchar el elogio, pensé: “Esto también es una prueba. Todavía estoy lejos de los requerimientos de Dafa y quiero mejorar diligentemente y salvar a más personas”.
De la convocatoria a la conmemoración del vigésimo aniversario de la introducción de Falun Dafa