[Minghui Net] En la vida de una persona, aunque las cosas están predestinadas en términos de duración o si uno es rico o pobre, uno está destinado a ser recompensado con bondad si hace buenos actos y es bondadoso, y a encontrarse con desastres si hace cosas malas. El destino de uno puede cambiar en cualquier momento, dependiendo de si el corazón de uno mismo es bueno o malo. Cielo y tierra, dioses y deidades pueden juzgar las cosas claramente sin la menor discrepancia. Si el corazón de uno siempre se enfoca en la bondad, él acumulará virtud y fortuna, e incluso cuando se encuentre con situaciones peligrosas, los dioses son capaces de transformar esos infortunios en bendiciones. En contraste, si uno sigue cometiendo actos malos a voluntad, uno plantará semillas perversas, e incluso si uno estaba destinado a tener buena fortuna, terminará sufriendo. Esto es lo que conocemos como la regla natural de causa consecuencia. Por eso, el corazón de uno controla a su ser en su totalidad. Con un corazón bondadoso, uno tendrá un buen futuro, y con un corazón perverso, uno tendrá un destino perverso. Hay muchos casos documentados en la historia. Los siguientes son algunos del libro Ejemplos de consecuencias en respuesta a los actos.
Hermanos mellizos llegan a diferentes lugares a pesar de que tenían el mismo destino originalmente
En la dinastía Song, había un par de hermanos mellizos llamados Gao Xiaobao y Gao Xiaoji, quienes parecían una sola persona en cuanto a su forma de hablar y conducta como también en su intelecto y formas de pensar. A la edad de 16 años, ambos pasaron el examen del condado. Más tarde el mismo año, se casaron. Después de casarse, sus padres les pidieron que usaran ropa de distinto color para que sus esposas no los confundieran.
Un día conocieron a un taoísta, Chen Xiyi, y después de leerle los rostros a los mellizos, dijo: “Ambos son bien parecidos, con una nariz recta y rígida, y tienen puntos rojos en sus labios. Vuestras orejas son puras con una hélice rosada, demuestran un buen comportamiento y postura, y los dos son grandes candidatos para los exámenes imperiales. Además, tienen ojos radiantes, ¡y tendrán el mismo éxito en vuestros exámenes imperiales!”.
Cuando llegó el tiempo de los exámenes en otoño, ambos hermanos fueron a la capital de la ciudad para tomar los exámenes, y se quedaron en la casa de un pariente. Una bella viuda vivía al lado. Gao Xiaobao se concentró en sus estudios y ni siquiera tomó nota de la viuda. Sin embargo, Gao Xiaoji no pudo controlarse y tuvo un romance con la viuda. Alguien se enteró y le contó al clan de la viuda. La viuda, por miedo y culpa, se suicidó tirándose al río.
Después del examen, los dos hermanos fueron a visitar al taoísta de nuevo. Cuando el taoísta los vio se quedó algo estremecido. “Ya hay grandes cambios en vuestra apariencia. Uno se ha hecho mejor mientras que el otro se ha hecho peor. Xiaobao muestra un resplandor púrpura en sus cejas, y sus ojos brillan como estrellas. Él definitivamente pasará el examen con la mayor nota. Las cejas de Xiaoji también han cambiado. Sus ojos están hinchados, su nariz es roja y negra, y su espíritu está marchito y desapareciendo. Este cambio tiene que haber resultado de una deterioración en su moralidad. No solo no pasará el examen sino que muestra signos de una muerte temprana”. Después que publicaron los resultados de los exámenes, Gao Xiaoji realmente falló y murió de depresión.
Luego, Gao Xiaobao se convirtió en un oficial de alto rango y un hombre reconocido. Sus hijos y nietos también salieron capaces y talentosos. Cuando estaba celebrando su cumpleaños número 70, el taoísta apareció y lo felicitó. En su discurso dijo: “Es fácil leer el rostro a la gente común. Sin embargo, no es fácil decir con precisión cómo terminará uno, porque el destino lo decide el cielo, mientras que la apariencia es decidida por los actos de uno mismo. Si uno puede seguir los principios celestiales y está en armonía con las cosas en la sociedad humana, entonces uno definitivamente disfrutará de prosperidad. El cielo es justo y desinteresado, por eso la fortuna de uno puede declinar con la mala conducta, y los pecados de uno se pueden expiar con actos buenos. Lo que pasa en el corazón de una persona, se puede ver en su rostro, y nada puede escapar de los ojos de otros. Este es el por qué decimos que no hay puerta a la fortuna o la mala fortuna, ya que todo se da según la conducta de uno mismo”.
Ding Shi se ganó el sexto puesto
En la dinastía Qing, había un erudito llamado Ding Shi. Era rápido para pensar y muy talentoso, con una personalidad muy directa. Debido a que apostaba, a menudo recibía críticas de su padre, pero nunca lo escuchó ni intentó emendar esto. Su padre se enojó con él y lo echó de la casa. Ding Shi fue a la capital de la ciudad, y apelando a varios métodos, logró entrar en la universidad imperial.
Un día Ding Shi pasó caminando por el templo Xiangguo, donde un adivinador lo sorprendió diciéndole: “¡Luces muy bien! He leído el rostro a muchas personas, y puedo ver que en ti hay cosas muy buenas”. Después que el adivinador le preguntó su nombre, lo escribió y lo puso en la pared: “Ding Shi será el erudito Nº 1 este año”. Después de eso, Ding Shi estaba muy feliz y se hizo aún más arrogante, y comenzó a apostar aún más. Cuando escuchó que había dos candidatos ricos de Sichuan, los invitó a apostar. Ding Shi se pasó todo el día ganándoles, y terminó ganando seis millones en efectivo.
Unos días después, Ding Shi fue al templo Xiangguo de nuevo. El adivinador estaba sorprendido de verlo y le preguntó: “¿Por qué luces tan mal? No tienes esperanza de pasar el examen, ni hablar de ser el Nº 1”. Mientras hablaba, quitó el papel de la pared que había escrito anteriormente. Dijo con un suspiro: “Este nombre simplemente me está manchando. Esta vez me equivoqué”. Ding Shi le preguntó por qué había hecho eso. El adivinador le dijo: “En la lectura del rostro, miramos la frente primero. Si el color es amarillo y radiante, es un signo de buenos augurios. Ahora tu frente luce seca y oscura. Debes haber tenido malos pensamientos y obtenido ganancias sucias. Has enfadado a los dioses celestiales”. Ding Shi se asustó y le contó al adivinador lo que pasó. Le preguntó con desconcierto: “Solo nos divertíamos. ¿Qué es tan serio?”. El adivinador tomó en serio el asunto y le dijo: “No me digas que solo te estabas divirtiendo. Todas las cosas que involucran dinero son supervisadas por los dioses. Cuando se hace rico por medios corruptos, naturalmente se atrae infortunios”. Ding Shi se arrepintió de lo que hizo y preguntó ansioso: “¿Puedo devolver el dinero?”. El adivinador dijo: “Si quieres enmendar tus malos actos desde el fondo de tu corazón, los dioses celestiales ciertamente lo sabrán. Si realmente puedes rectificarte y cambiar, aún puedes conseguir el sexto lugar en los exámenes”. Ding Shi se apresuró y devolvió el dinero a los dos candidatos ricos, y juró no volver a apostar.
Verdaderamente, cuando la lista de los candidatos que aprobaron fue publicada, una persona llamada Xu Duo era el primero y Ding Shi el sexto.