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Creer en Shifu, creer en el Fa para atravesar tribulaciones

Mar. 5, 2012 |   Narrado por Xiao Ying, un Dafa dizi de Shenyang, China

[Minghui Net] En el 2011 tuve que pasar por una prueba. Estoy compartiendo mi experiencia aquí para que los practicantes que se encuentren con tribulaciones similares, puedan aprender de ello. Por favor señalen cualquier cosa inapropiada.

1. Tribulación repentina

Un día de septiembre de 2011, repentinamente tuve diarrea, pero no le presté mucha atención. Sin embargo, varios días después dejé de orinar. Poco después, mi abdomen comenzó a doler intensamente. Cuando fui al baño, lo que liberé era algo como saliva. Comencé a experimentar un dolor importante y no podía acostarme. Mi estómago se hinchó gradualmente hasta que al final parecía estar embarazada. Sin embargo, mi cara y brazos eran piel y hueso y pálidos.  

Normalmente estoy sola en casa. Esta tribulación repentina me era completamente inesperada, y no había en casa quien cuidara de mí. Cuando tenía fiebre, no podía parar de temblar. Solo podía hacer la meditación sentada, y no los ejercicios de pie. Cuando intentaba caminar, me caía. Sabía que los practicantes de Dafa no podían estar realmente enfermos, así que ¿cuál era la causa de esta condición? Como no podía acostarme, no podía dormir. Mi tianmu está abierto y cada noche después veía demonios que venían a arrastrarme, deseando que me muriera. También me mostraban algunos practicantes que renunciaron a la práctica. Siempre que esos demonios venían, los eliminaba.

Recuerdo una vez, cuando el sufrimiento era lo más intenso, ya no podía aguantar el dolor. Repetí las palabras que nos enseñó Shifu: “Soy dizi de Li Hongzhi, no deseo otros arreglos ni los reconozco”. (Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003). Después de eso, tuve un pensamiento en mi corazón: “Todo depende de Shifu”. Inmediatamente, esas sustancias desparecieron completamente.

2. Tuve el deseo de estudiar el Fa

El día número trece desde que no podía dormir, me puse ansiosa. Comencé a llamar por teléfono a los practicantes, esperando encontrar a alguien con quien estudiar el Fa. Sin embargo, todos estaban ocupados. En el pasado, siempre que tenía tiempo, recitaba el Fa. Esta vez no recordaba el Fa. Sin los practicantes cada vez que intentaba estudiar el Fa, me dormía. Finalmente, me puse tan ansiosa que grité con todo: “¡Quiero estudiar el Fa!”. Inmediatamente me sentí lúcida de nuevo.

La practicante A se tomó un taxi hasta mi casa tan pronto como recibió mi llamada. Me pidió que saliera con ella cuando llegó. La seguí y agachada bajé las escaleras. Ella dijo: “Tienes que comportarte como una Dafa dizi y caminar erguida”. Pensé: “Es verdad, mis vecinos todos saben que practico Falun Dafa”, así que me enderecé.

3. Quedándome con una practicante

Fui a la casa de la practicante A y vi que varios practicantes ya estaban allí esperando por mí. No empezaron a buscar mis apegos o culparme por algo. En vez, compasivamente me alentaron. La practicante B vino, sonrió y me dijo: “Tal vez es hora de que eleves tu nivel”.

Mientras los practicantes leían Zhuan Falun, yo escuchaba. Aunque estaba escuchando, sentí que algo cubría mi cabeza, y no podía entender completamente. Cuando un practicante leyó: “En realidad, les digo a todos, materia y espíritu son lo mismo”, sentí que la cubierta se rompía en dos pedazos y de inmediato recuperé mi lucidez. Sabía que había entendido una nueva capa del Fa.

Durante el almuerzo, me forcé a comer un tazón de potaje. Después de eso, tuve una diarrea que me duró de tres a cuatro días.

Las pruebas vinieron una tras otra. Cuando había signos de recuperación en un área de mi cuerpo,  otras áreas como mis manos y piernas se hinchaban. Pero yo no estaba movida, porque entendía que mientras mi espíritu no se quebrara y permaneciera diligente, el mal no podía tocarme. Viví con la practicante A por una semana. Luego algunos practicantes me dijeron: “Deberías ser más considerada. Es tiempo de que regreses a tu casa”. Inmediatamente me di cuenta de que había desarrollado un apego a depender de la practicante.

4. No sentarme

A pesar de que mi estómago aún estaba hinchado regresé a casa. Tan pronto como entré en casa, me sentí energizada. Pensé: “Realmente ¿por qué estaba tan dependiente de otros practicantes? ¡Tengo a Shifu!”. Tres o cinco días después, aunque aún estaba mareada y cansada, fui al mercado a hacer  las compras. En mi corazón me negué a aceptar la persecución. Los practicantes me dijeron: “No te quedes simplemente ahí”. Por eso, mientras podía caminar, salía, aún a pesar de que cada paso me costaba mucho. Cada vez que me encontraba con alguien, le contaba la verdad de la persecución. La gente me decía: “¡Luces muy bien!”. Sabía que era Shifu usando la boca de otros para alentarme. Con mi firme fe en Dafa y Shifu, me recuperé completamente en un mes.  

5. Buscando hacia dentro

Al reflexionar entendí que la razón de haber pasado por esta tribulación fue por haberme desviado del Fa. Por ello, comencé a mirar hacia dentro mis apegos. Identifiqué que no había eliminado la envidia, la mentalidad de ostentación, y mirar los errores de los demás en vez de buscar hacia dentro. Cuando comencé a estudiar Zhuan Falun, pensaba que después de alcanzar la perfección, no tendría que sufrir más y viviría sin ningún peligro. Ahora me di cuenta de que todavía no había eliminado ese apego. Cuando otros me elogiaban, sentía que era mejor que otros. Luego, incluso me separé del grupo, y dejé de participar en los proyectos grupales. Me alegro mucho de haber podido pensar en los practicantes cuando estaba atravesando esta tribulación crítica. La compasión y tolerancia de los practicantes me ayudaron a ver mis brechas en la cultivación.

Me di cuenta de que no estar concentrada durante el estudio del Fa, cuenta como desviarse del Fa. Uno tiene que estudiar el Fa con la mente tranquila. También tuve otra iluminación durante esta prueba. Cuando intentaba eliminar las sustancias forzadas sobre mí por las viejas fuerzas, algunas de éstas se quedaban en mi cuerpo, también algunas provenían de los practicantes. Cuando me quejaba o culpaba a otros practicantes, era como si yo estuviera tirando esas sustancias malas sobre el campo de los practicantes. Cada practicante tiene energía. Cuando las sustancias malas se acumulaban, causaban más tribulaciones para todo el grupo.

Me gustaría agradecer a los practicantes por su ayuda. Fue la coperación de un solo cuerpo lo que me ayudó a pasar esta tribulación. Los practicantes no manejaron la situación con nociones humanas. En vez de señalarme con el dedo, miraron hacia dentro y se rectificaron ellos mismos. Cuando los practicantes que no me conocen bien aún, me culparon por haber entrado en ese estado, les agradecí sinceramente porque en mi corazón, sentí que lo hacían para ayudarme a pasar la tribulación.

No puedo expresar mi gratitud con Shifu, quien ha estado agarrándome de la mano para caminar bien este sendero.