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La practicante de Falun Gong la Sra. Wang Yumei de Weihai, provincia de Shandong, cuenta cómo ha sido perseguida

Mar. 21, 2011 |   Por Wang Yumei de provincia de Shandong, China

[Minghui Net] La Sra. Wang Yumei es de Weihai, provincia de Shandong. Desde que comenzó de la persecución a Falun Gong en julio de 1999, ha viajado a Beijing para apelar por Falun Gong en cuatro ocasiones. Pero cada vez que regresaba a casa, la detenían. Durante dos meses fue encerrada en un hospital psiquiátrico. Intentaron a obligarla a dejar de practicar Falun Gong, presionando a su marido a divorciarse y luego fue enviada a un campo de trabajo forzado durante un año. Esta es su experiencia personal.

Tuve la suerte de comenzar a practicar Falun Gong en la primavera de 1996. Sentí que mi cuerpo entero era como luz en tan sólo siete días, después de comenzar a practicar.


El 20 de julio de 1999, el régimen de Jiang inició la persecución a Falun Gong. Pensé que tenía que apelar en persona por el derecho a practicar, así que fui a apelar a Beijing cuatro veces. Cada vez que volví a casa me detuvieron y dos veces encerrada en centros de detención. También, durante dos meses fue encerrada en un hospital psiquiátrico.

En octubre de 2000, las autoridades del departamento de policía en Weihai de la Zona de alta tecnología para el Desarrollo Industrial intentaron sentenciarme a tres años de trabajo forzado, pero luego cambiaron de opinión y me dejaron cumplir la condena fuera de la prisión. Mi familia vivía con miedo y estaba amenazada constantemente. Tuve que abandonar a mi casa y vivir fuera de la ciudad. Ocho meses más tarde me arrestaron ilegalmente.


Me llevaron al centro de detención de Weihai. El policia Wang Hongjia de la Oficina 610 de la Zona de alta tecnología para el Desarrollo Industrial en Weihai, no permitía que mi familia me visitara y presionó a mi marido, para que me pida el divorcio. Un mes más tarde, me trasladaron al campo de trabajo forzado para mujeres en Wangcun y me mantuvieron allí durante un año.

Tan pronto como llegué, los guardias me encerraron en un cuarto de baño. Las ventanas y las puertas estaban cerradas y las cortinas puestas para aislarme completamente del mundo exterior. En los dos primeros meses, me obligaron a sentarme en un taburete en una posición fija durante todo el día, y no me permitían a dormir. La piel de mi cola estaba descarnada y sangraba. Con el tiempo, ya no podía mantenerme en esa posición sentada, porque estaba muy débil y todo mi cuerpo estaba inflamado. Al final de estos dos meses, la carne suave de mi cola se había vuelto dura.


En los próximos dos meses, los guardias me obligaron a llevar un par de zapatos de tacón muy alto y de pie en una posición fija sin poder apoyarme a ninguna pared. Durante todo el día, no me permitían ni cerrar los ojos, ni moverme.

En los siguientes cuatro o cinco meses, los guardias me obligaron a permanecer descalza sobre las baldosas las 24 horas del día, y de vez en cuando me echaban agua fría encima. Era invierno y mis ropas estaban constantemente mojadas. Unos meses más tarde, todo mi cuerpo estaba hinchado y los talones me dolían de una manera extrema. Mi vista disminuyó considerablemente y comencé a desorientarme. Debido a que mis piernas estaban muy hinchadas, la piel debajo de los tobillos sangraba con el más mínimo movimiento de mis pies. Sentí que ya había llegado al límite de mi resistencia, tanto físicamente como mentalmente.


Más tarde, Li Aiwen jefe de la división dirigió a los guardias a torturarme. Con una cinta cerraron mi boca para que no pudiera gritar y se turnaban para golpearme. Mis vértebras cervicales se dañaron debido a las terribles palizas constantes y las torturas, que me resultaba difícil levantar la cabeza. Mis vértebras estaban tan destrozadas que no podía usar almohada para dormir. Durante los cuatro o cinco meses de tortura, llegué a estar extremadamente débil y sólo tenía una ligera conciencia de que estaba tirada en el suelo.

Una noche, Li Aiwan con unos cuantos guardias entraron en el baño y cerraron la puerta por dentro y empezaron darme golpes y patadas. Uno de ellos tenía un papel en la mano y almohadilla con tinta. Mas tarde, me di cuenta que ellos usaban este método con frecuencia para coger huellas y firmar lo que querían y asi conseguir meritos en los ojos de sus superiores.