[Minghui Net] Shifu vino a la ciudad de Guangzhou cinco veces para dar lecciones. Yo asistí a tres de ellas y siempre recuerdo la benevolente sonrisa y la enseñanza paciente de Shifu. A pesar de la persecución a gran escala del mal, mi fe recta en Dafa nunca se ha debilitado.
Asistiendo a la 3ª clase en Guangzhou
Asistí a la 3ª clase en la sala de conferencias de la unión general del trabajo, el 6 de enero de 1994. Había practicado qigong en el pasado antes de asistir a esta clase y había asistido a varias clases de qigong que me parecieron más o menos lo mismo. Tenía muchas preguntas que los maestros del qigong convencionales no podían explicar, así que dejé la práctica de qigong y practiqué artes marciales.
Varios amigos me animaron a asistir a las lecciones de Shifu. Un practicante veterano me dijo que su tianmu se había abierto el mismo día que fue a la lección. Se emocionó al ver un Falun. Quizá era el momento adecuado, les dije que había visto la foto de Shifu y la introducción a Falun Gong en una revista de qigong, y que con eso había decidido asistir a la clase.
El primer día de la clase fui en bicicleta a la sala de conferencias de la unión general del trabajo. Muchos practicantes ya estaban allí cuando yo llegué y estaban entrando al auditorio. A la entrada había practicantes de la Asociación de Investigación de Falun Dafa de Beijing vendiendo el libro Falun Gong. En ese momento Shifu entró a la sala; era la primera vez que veía a Shifu. ¡Estaba tan sorprendido! En aquel entonces yo tenía 27 años, pero Shifu parecía más joven que yo. En ese momento tuve la fuerte sensación de querer seguirle.
Shifu se sentó en el escritorio y comenzó la lección. Nunca usaba ninguna nota cuando presentaba la lección. Empezó desde el nivel básico del qigong y gradualmente comenzó a enseñarnos principios de altos niveles. Dejó claro que la cultivación es para mejorar el nivel de xinxing de uno. Las historias que Shifu contaba eran muy agradables de escuchar y me sentía muy cómodo.
Durante la lección sentí una rueda como un gran molino de viento girando muy rápido encima de mi cabeza, con un sonido silbante, pero cuando intenté tocarlo sobre mi no pude hacerlo. Y entonces otras dos ruedas se movieron desde la parte superior de mi cabeza hasta bajo mis pies. También sentí uno en mi palma, y otro rotando en mi abdomen inferior. No sabía en aquel tiempo que eran Falun. Una señora mayor me preguntó si vi o no un Falun. Me dijo que ella vio una enorme columna de luz encima de la cabeza de Shifu y que los Falun estaban por todas partes.
Al final de la primera lección mi cuerpo entero y mi mente estaban “vacíos”. Todas las búsquedas de afecto, reconocimiento, prestigio e intereses personales, e incluso las charlas entre practicantes se volvieron irrelevantes para mí. Sentí que era la única persona allí; todo lo demás parecía estar muy lejos. Estuve allí de pie largo tiempo. En ese momento, todas las preguntas que me hice cuando era joven, tales como por qué venimos a este mundo, y por qué vivimos, de repente vinieron todas juntas pero se desvanecieron inmediatamente. Mis pensamientos eran incapaces de deambular como de costumbre y mi mente estaba en un estado de vacío.
Nunca me había sentido tan ligero en mi camino a casa cuando iba en mi bicicleta. Mis piernas se movían automáticamente, y una fuerza me empujaba. Los poderosos mecanismos de energía estaban rotando dentro del gran circuito celestial, así que no me sentía cansado en absoluto. Incluso si trabajaba en el turno de noche, sentía que el Falun estaba rotando y no me sentía somnoliento. Al día siguiente, continué asistiendo a las lecciones. Durante las diez lecciones tuve las mismas sensaciones todo el tiempo. ¡Falun Gong era realmente asombroso!
Al final de una lección, un practicante curioso siguió al Shifu detrás del escenario. Esa persona curiosa volvió pronto y le dijo al practicante que estaba a mi lado: “Es muy extraño. Estaba siguiendo al Maestro y tan pronto como fue detrás del escenario, desapareció. ¡Qué mágico!”
Al salir de la sala de conferencias, vi a muchos practicantes pidiendo a Shifu que les firmara el libro Falun Gong; yo también quería eso. Entonces un practicante nos dijo lo apegados que estábamos a pedir firmas de Shifu. Me di cuenta de que no debería estar tan apegado a esto; así que renuncié a intentar pedirle a Shifu que firmara mi libro.
Un día camino al trabajo, un mendigo fue muy irracional conmigo y me golpeó con un palo. Le sonreí y no le devolví el golpe. Recordé la enseñanza de Shifu de que como practicante, lo primero era no devolver el golpe al ser golpeados o la injuria al ser injuriados, y disciplinarse de acuerdo a estándares de altos niveles. Sabía que todos los conflictos [que encontramos] son para eliminar yeli. Algunos de mis compañeros de trabajo estaban sorprendidos al ver esto: anteriormente luchaba y competía con la gente a menudo; ¿cómo es que ahora no devolvía el golpe?
Después de asistir a la 3ª clase de Shifu entendí lo que significa la cultivación. Al menos deberíamos ser buenas personas que no devuelven el golpe cuando son golpeados ni devuelven la injuria cuando son injuriados.
Asistiendo a la 4ª clase en Guangzhou
En julio de 1994 Shifu vino a Guangzhou para la 4ª clase. Esta vez Shifu se hospedó en el Hotel Huayuan.
La 4ª clase fue en la sala de la zona militar; asistieron cerca de 1.000 personas. Yo ayudé a vender libros de Dafa en la sala. Esta vez tuve una profunda impresión. En la 3ª clase Shifu dio lecciones basadas en el qigong y nos contó muchas historias del budismo. Pero esta vez fue diferente. Shifu explicó que estaba guiando a la gente hacia niveles altos desde el principio y ofreciendo salvación a la gente, y que estaba enseñando el Fa sistemáticamente.
Los practicantes no querían marcharse al concluir la 10ª lección. Un coordinador pidió a varios practicantes, incluyéndome a mí, que fuéramos a la plataforma desde la que Shifu enseñó. Shifu bajó de la plataforma y nos dijo que formáramos el centro de asistencia de Guangzhou y nos animó a ayudar a los practicantes con su cultivación.
Por la noche los practicantes de Guangzhou invitaron a Shifu a cenar en un restaurante cerca de la estación. Vimos a Shifu y a los practicantes de la Sociedad de Investigación de Falun Dafa de Beijing salir después de la cena. Estuvimos al lado de Shifu en silencio en el andén. Me sentía tan bendecido y no sabía qué decir: Mi corazón estaba lleno de alegría. Una vez que Shifu se subió al tren se apoyó en la ventana y nos dijo adiós con la mano.
Asistiendo a la 5ª clase en Guangzhou
La 5ª clase fue patrocinada por la Asociación de Qigong de la Provincia de Guangdong. Enviaron invitaciones y alquilaron el lugar para la conferencia. Debido a la rápida difusión de Falun Gong, mucha gente que solía estar muy enferma fueron curados después de aprender Falun Gong y se volvieron buenas personas. Como resultado, la Asociación de Qigong de la provincia de Guangdong quería que el centro de asistencia de Falun Gong de Guangzhou estuviera afiliado a su organización.
Shifu decidió realizar la 5ª clase en Guangzhou que estaba en el programa, muchos practicantes de todas partes del país se apresuraron a ir a Guangzhou. El centro de asistencia de la ciudad formó varios equipos de recepción para coordinar la venta de entradas y otros asuntos relacionados a las lecciones. Esa fue la última lección de enseñanza del Fa celebrada en China continental; muchos practicantes llegaron sin una entrada. Había más de 5.000 personas; incluso el área del estadio interior estaba llena de gente; muchos practicantes estaban esperando todavía fuera de la sala de conferencias. Finalmente, el practicante coordinador habló con el director del estadio. Estuvieron de acuerdo en prestarnos el gimnasio de artes marciales, para retransmitir las lecciones del Maestro en directo.
El día de la lección fue el 21 de diciembre de 1994. Muchos practicantes veteranos ofrecieron buenos sitios a gente que nunca había asistido a las lecciones de Shifu. Los practicantes veteranos fueron al gimnasio de artes marciales para ver la retransmisión. Como Shifu sabía esto, fue a ver a los practicantes en persona.
Cuatro jóvenes se sentaban en la segunda fila. Estaban controlados por futi y hacían todo tipo de gestos extraños. Temía que molestaran a otros practicantes. Le dije a Shifu esto tan pronto como llegó; Shifu sonrió y dijo: “Lo sé”, y fue a la plataforma. Yo seguía preocupado por esto, así que pedí ayuda a una practicante. Ella les miró un rato, uno de ellos se comportaba mejor y nos saludó con la mano. Más tarde, cuando un practicante local se enteró de esto, hizo que un practicante que era un policía veterano se sentara al lado de estos cuatro adolescentes. Al tercer día de la clase, Shifu eliminó los futi de las cuatro personas. Actuaban normalmente y se sentaron allí en silencio, escuchando las lecciones de Shifu.
Una mañana un practicante local nos llevó a mí y a varios otros coordinadores al hotel Hutian, donde Shifu se hospedaba. Quería invitar a Shifu al té de la mañana, una tradición local. Pero cuando el practicante le vio, Shifu ya había preparado fideos instantáneos y en su lugar nos invitó a nosotros a su habitación en el piso de arriba.
Al final de la última lección, cuando Shifu contestó todas las preguntas, los practicantes de todo el país obsequiaron a Shifu con flores y estandartes. Esa escena fue tan conmovedora. Los practicantes aplaudieron como truenos para mostrar su apreciación. Shifu usó muchos gestos de manos. Muchos practicantes eran renuentes a marcharse, se quedaron allí, y observaron a Shifu yéndose, con sus ojos bañados en lágrimas.
El último día Shifu fue al aeropuerto rodeado de practicantes. Incluso los policías de guardia estaban sorprendidos de ver a Shifu, que era tan benevolente y diferente de otras personas. Algunos altos oficiales militares de la zona militar incluso vinieron a despedir a Shifu, dándose cuenta de que debía ser una persona importante. Los practicantes que estaban facturando en el aeropuerto vieron a Shifu y vinieron a hacerse fotos con Shifu, lo cual duró varios minutos. Shifu dijo que deberían dejar de tomar fotos, y finalmente guardaron sus cámaras. Otro practicante y yo estábamos lejos; no queríamos molestar a Shifu. Pero Shifu caminó hacia nosotros y nos dijo, “habéis hecho muchas cosas”. Al oír esto, contuve las lágrimas. No sabía qué decir. Solo permanecí allí y observé a Shifu caminando hacia la zona de salidas. Shifu se dio la vuelta y nos dijo adiós con la mano varias veces.
Esto fue hace 16 años. Al principio no sabía lo que era la cultivación; solo me sentía muy feliz de practicar Falun Gong. El estudio del Fa me permitió empezar a comprender el Fa más racionalmente y también el profundo significado de la cultivación. Cada vez que recuerdo los días en que Shifu difundió el Fa en Guangzhou, las lágrimas fluyen de mis ojos. ¡No podemos agradecer a Shifu suficientemente lo que Él ha hecho por nosotros! Todo lo que puedo hacer para recompensar a Shifu es cultivarme más diligentemente y no defraudar a Shifu.