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Caminando mi propio camino de cultivación

Ene. 2, 2011 |   Escrito por un discípulo de Dafa de la provincia de Liaoning

[Minghui Net] Tengo más de 70 años, mi esposo y yo comenzamos a practicar Falun Gong en 1997. Nuestra fe inquebrantable en Dafa y en el Maestro nos ha permitido transitar esta persecución que dura más de diez años. Cada día estudiamos el Fa, practicamos los ejercicios y enviamos pensamientos rectos. Bajo la protección del Maestro, ambos hemos experimentado cambios drásticos que mejoraron nuestra salud. También mentalmente hemos experimentado una gran mejoría.

Nuestro entorno de cultivación fue destruido tras iniciarse la persecución el 20 de julio de 1999. Sin embargo, en ningún momento dejamos de aclarar la verdad a las personas sobre Falun Gong. Yo fundamentalmente distribuyo material con información de Falun Gong a las personas para que así puedan entender y salvarse. En aquellos días, tras iniciarse la persecución, los vehículos policiales estaban por todos lados a lo largo del día, por eso recién salía de casa a partir de las 11 ó 12 de la noche, para depositar la información de Falun Gong en las puertas de las viviendas. Siempre lo hacía con la delicadeza suficiente como para no estropear ninguno de los arreglos decorativos que las personas colocaban en la puerta de entrada de sus casas. Solo en ocasiones excepcionales esta actividad la hacía a las 2 ó 3 de la madrugada. En una de esas pocas ocasiones, cuando bajaba las escaleras vi un vehículo de policía con las luces encendidas. Sin ningún tipo de miedo, en mi pensamiento, tenía el convencimiento de que no podrían verme. Así fue, nadie me vio y ese día regresé a casa con total normalidad. Constantemente recitaba el poema del Maestro denominado

"Ser Iluminado" de Hong Yin.

"A mí la gente común no me conoce,
me siento en un paso prodigioso;
entre avaricia y deseos, no estoy yo,
después de cien años, sólo yo".


Un día, al bajar las escaleras para ir a distribuir material, me crucé con una señora que regresaba del mercado. Ella me tocó con su mano en mi espalda y me dijo con expresión agitada: "¿Qué es lo que pretenden ustedes los practicantes de Falun Gong poniendo información en nuestras puertas cada día?". "¿No creen que eso puede ser molesto?". Benevolentemente le dije: "Querida hermana, regrese a casa y lea el material. Acabo de ponerlo de nuevo en su puerta. Cuando haya podido comprender la verdad sobre Falun Gong toda su familia se beneficiará y tendrán buena fortuna". En silencio subió las escaleras en dirección a su casa. Estoy segura de que pudo sentir la benevolencia con la que le dirigí aquellas palabras.

Cuando no había suficiente material para poder repartir, mi esposo y yo hacíamos algunos pósters con unos bonitos diseños y les colocábamos cinta adhesiva en su parte trasera. Mientras hacíamos esta tarea manteníamos constantemente fuertes pensamientos rectos y por eso los resultados eran bastante buenos. A veces algunos de los pósters se mantenían por mucho tiempo donde los habíamos colocado, lo que disuadía a las fuerzas del mal. Hacíamos nuestros mejores esfuerzos en entregar los materiales de clarificación de la verdad en cada edificio, vivienda a vivienda, desde el ático hasta la primera planta. Puesto que nuestros pensamientos rectos eran fuertes al realizar esta actividad, nunca vimos a nadie que tirara el material que habíamos entregado.

Posteriormente, toda nuestra familia se desplazó al pueblo vecino para entregar material de aclaración de la verdad. Nosotros imprimimos el material, los introdujimos en sobres y éstos a su vez dentro de bolsas de plástico para prevenir una posible lluvia. Cada vez que nos desplazábamos al pueblo vecino llevábamos entre 50 y 60 copias del material. Con la ayuda de mi marido y mi nieto entregábamos la información en todas las casas. En alguna ocasión vimos que algunas familias, después de entregarles la información la tiraban, incluso sin haberla abierto. En esas ocasiones, la recogíamos y se la volvíamos a entregar. En horas de la tarde y noche muchos perros nos ladraban, porque en los pueblos cuando un perro ladra el resto se le une. La primera vez que esto nos pasó me asusté, sin embargo, al rato, el miedo había desaparecido y los perros dejaron de ladrar. Hasta el día de hoy hemos entregado los materiales en prácticamente todos los pueblos de nuestro alrededor.

Mi esposo y yo fuimos una noche de verano a repartir la información a un edificio cercano. Puesto que hacía mucho calor, queríamos terminar rápido. Como este pensamiento no era recto, en el momento que habíamos terminado e íbamos a salir del edificio constatamos que la puerta de salida había sido cerrada con llave desde el exterior. Con muchas ganas de salir de allí, me enfadé y le solicité a un residente del inmueble que nos abriera, pero sin resultado alguno. Sin embargo, justo en ese momento recordé que, ¿cómo iba a pedir un practicante de Falun Gong ayuda para salir de una situación así a una persona común? ¡Yo tengo a mi Maestro! En ese instante me senté en posición de doble loto y con mi mano derecha en posición recta, le solicité al Maestro que abriera la puerta por nosotros. Unos minutos más tarde oí un clic en la puerta y ya se había abierto. Habíamos estado sin poder salir durante más de 20 minutos. Mirando adentro, vimos que habíamos tenido un apego de miedo a la dura tarea y de terminar cuanto antes. Puesto que el calor nos molestaba, las viejas fuerzas aprovecharon esta grieta para mantenernos encerrados en el edificio por algo más de tiempo. La cultivación es un asunto serio, he podido experimentarlo personalmente. Desde aquel momento hasta hoy, nuestro grado de iluminación se ha incrementado y ahora, con una mente más estable y con pensamientos rectos nunca hemos vuelto a encontrar problemas como estos al repartir el material.

En otra ocasión, escribí una carta al Buró de Seguridad Pública para decirles que pararan la persecución a Falun Gong y fuimos con mi esposo a poner la carta en el buzón de correos. En el camino de regreso empecé a sentir orgullo y por esta razón me caí bajando las escaleras y me doble el tobillo. Me dije que todo iría bien ya que el Maestro me estaba protegiendo; le dije a mi esposo: "caminemos más despacio". Al llegar a casa, me senté en posición de doble loto porque no veía problemas en mi tobillo si bien me dolía mucho. Una hora más tarde después de soltar la postura y descruzar mis piernas, vi que el tobillo estaba hinchado y la parte del talón se había puesto de color azulado si bien no dolía demasiado. A la mañana siguiente, me levanté y practiqué los ejercicios y posteriormente seguí enviando pensamientos rectos. Unos días más tarde mi pie estaba bien. Ambos incidentes ocurrieron por mis apegos humanos. Después de ambos acontecimientos, pude darme cuenta de que, al margen de que lo que hagamos sea grande o pequeño, debemos hacerlo con una mente tranquila. Mientras hagamos nuestras tareas sin apegos, no sucederá accidente alguno.

Cuando clarifico la verdad e invito a las personas a que renuncien al partido comunista chino (PCCh), siempre tengo presente un pensamiento en mi mente, clarificar la verdad para salvar a la gente es parte de mi vida y siempre que ponga lo mejor de mí en ello, el Maestro hará los arreglos necesarios.

Una vez al tomar un taxi vi que el taxista tenía una imagen de la cabeza del diabólico Mao en el espejo de su coche. Le pregunté: "¿Por qué cuelga la imagen de un hombre muerto? El fue un demonio que tan sólo le traerá problemas en vez de buena fortuna. Tire esa imagen cuanto antes. Yo tengo una tarjeta de Falun Dafa con mensaje que realmente sí podrá protegerle y traerle buena fortuna". Felizmente, dijo: "lo tiraré sobre la marcha". Después de esto le pregunté si era miembro del PCCh o sus organizaciones afiliadas. Le dije que podía ayudarle a renunciar con un seudónimo y me respondió: "de acuerdo, gracias". En otra ocasión le di a un taxista una tarjeta de Dafa que tenía como mensaje la palabra fortuna. La recibió muy contento, la miró y dijo: “esto es sobre Falun Gong”. Mientras lo decía la colgó en el espejo y posteriormente me dio las gracias.

Cuando compro frutas y vegetales a los vendedores en el mercado, nunca separo los vegetales malos de los buenos y nunca regateo los precios pero siempre hablo con ellos. Una vez un vendedor me dijo: "es difícil encontrar personas como usted. Todo el mundo quiere las piezas buenas y se enfadan si la balanza tiene una mínima inclinación". Le dije: "esto es porque practico Falun Gong y nuestro Maestro nos pide que seamos buenas personas donde quiera que vayamos y que pensemos primero en los demás. Si siempre recuerdas la frase “Falun Dafa es bueno" y la frase "Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno", tendrás buena fortuna.

Dondequiera que esté y con quién quiera que hable, siempre pienso primero en los demás. La asociación de vecinos y otras personas que viven en nuestra calle en el pasado hicieron cosas para dañarnos. Sin embargo, no guardo rencor alguno contra ellos porque sus mentes han sido envenenadas por el PCCh. Siento pena por ellos. Por tanto cuando me los encuentro, los saludo amablemente y les sonrío. En estos últimos años, no importa dónde me encuentre –mercados de verduras, supermercados o pequeños almacenes siempre hablo a la gente para decirle "Falun Dafa es bueno; Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Si sólo dispongo de unos minutos les entrego la tarjeta de Falun Dafa con su mensaje, pero si tengo tiempo suficiente entonces les aclaro la verdad. Con fuertes pensamientos rectos los resultados han sido muy buenos.

Hace unas semanas, mi marido y yo fuimos a visitar a compañeros y miembros del partido, aún afiliados al PCCh y a los que no habíamos visto por mucho tiempo. Después de comprar unas frutas y unos regalos fuimos a visitarlos. Algunos viven en la ciudad, pero para los que viven fuera de ella, teníamos que emplear de una a dos horas para llegar el destino. Independientemente de qué familia estuviésemos visitando, les llevábamos la belleza de Dafa y les contábamos la verdad. Ellos sabían que yo pasé varias enfermedades cuando era joven y a menudo estaba de baja en el trabajo por esa causa. Así por tanto les explicaba la razón por la que siendo mucho mayor me encontraba sana y fuerte ahora y que todo se debía al milagroso poder para sanar que me daba Falun Dafa. Les decía además que no estaba segura de haber podido vivir tantos años si no fuera por practicar Falun Dafa. Ya que todos habían visto la mejoría en mi salud que había experimentado, están dispuestos a aceptar a Dafa. Sin embargo, solían hacerme preguntas sobre los incidentes del "25 de abril" y de la "inmolación de Tiananmen". Yo les contaba la verdad sobre ambos incidentes y tras terminar les entregaba copias de los Nueve comentarios al Partido Comunista y también copias del DVD "Desintegrando la cultura del partido". En ocasiones regresaba si alguno se mostraba interesado y solicitaba una copia de Zhuan Falun. En última instancia, todos renunciaron al PCCh.

Una pareja de ancianos vivía en las afueras de la ciudad. Tras visitarlos en dos ocasiones, toda su familia renunció al PCCh. Algunos miembros cadetes veteranos y otros miembros del PCCh, que habían sido contaminados por la propaganda del partido me dijeron que, puesto que habían sido miembros del PCCh por décadas, después de escucharme hablar tan sólo unos minutos, no les permitía tomar una decisión inmediata. En estos casos, normalmente les entrego copias del libro Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista y les pido que lo lean y también me aseguro, antes de marcharme, que si recuerdan sinceramente que "Falun Dafa es bueno; Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno", entonces tendrán buena fortuna. Normalmente estas personas pueden aceptarlo así.

Cada día, además de comer, dormir y hacer las tareas del hogar, el resto de mi tiempo lo dedico a estudiar el Fa, memorizar el Fa, practicar los ejercicios por la mañana, enviar pensamientos rectos y ayudar a las personas a renunciar al PCCh. Estoy ocupada pero feliz. Antes de irme a dormir cada día pienso sobre aquellas cosas que he podido hacer durante el día y que no han sido correctas y miro dentro de mí para eliminar esos aspectos negativos y así poder mejorar. Me uno al grupo de estudio del Fa dos veces a la semana y comparto con mis compañeros cultivadores.

El proceso de escribir este artículo ha sido también un proceso de cultivación. Mientras lo escribía, me alegraba cuando tocaba pasajes que hablaban de aquellos aspectos de mi persona ya cultivados, pero sentía pena al hablar de otras facetas de mí en las que no lo hice bien. Durante el proceso pude superar la falta de voluntad para terminar el artículo y constantemente me rectifiqué yo misma desde la perspectiva del Fa, para así poder estar al nivel de un discípulo del período de la rectificación del fa, lo que me permitió, con perseverancia, terminar este artículo.

Versión en inglés: http://www.clearwisdom.net/html/articles/2010/12/20/122023.html