[Minghui Net] La cárcel para mujeres de Wuhan ha estado persiguiendo a los practicantes de Falun Dafa durante más de diez años. Minghui informó de la persecución sistemática y brutal desde el 26 de noviembre de 2009 hasta el 22 de febrero de 2010. Hoy en día, la "transformación" a los practicantes de Falun Gong sigue siendo el objetivo número uno en la cárcel. La persecución es tan brutal como siempre, pero es difícil difundir la verdadera historia a aquellos que están fuera de la prisión.
El bloqueo estricto evita que la verdad se escape
Para evitar que la verdad se filtre, la cárcel para mujeres de Wuhan, ha adoptado una política de riguroso control personal.
1.Las practicantes están bajo estrictas directrices en cuanto son admitidas en la prisión. Varias reclusas se turnaban para vigilarla las 24 horas al día. Le seguían cada paso muy de cerca, hasta cuando iba al baño o a ducharse.
2. Las practicantes que no renuncian, y se nieguan a ser "transformadas" son aisladas en celdas solitarias. No tienen contacto con nadie más que con los que las vigilan. No se les permite comprar en las tiendas de la cárcel. A los demás no se les permite que les proporcionen ningún tipo de ayuda humanitaria. No se les permitía ni contacto con los parientes ni visitas u otras formas de contacto con la familia.
3. Después de un periodo de "observación", a las practicantes "transformadas" se les permite trabajar, pero no caminar con otras reclusas en las salas mientras están vigiladas. Pueden tener visitas familiares bajo estricta vigilancia, y pueden llamar a casa una vez al mes si el comisario adjunto político, Jiang Chun, les concede las peticiones. Otros reclusos pueden llamar a casa sin pedir concesiones. El comisario adjunto no otorgaba ninguna solicitud en los días "sensibles" o en vacaciones. En caso de emergencia, los guardas hacen la llamada, y pasan los mensajes. Un practicante sólo puede llamar a dos números de teléfono.
4. No se permite el contacto entre practicantes. Incluso no está permitido estar juntos en las áreas públicas, así como baños y la oficina del doctor de la cárcel.
5. Cada celda, sala, y hasta el baño tiene un vigilante presente para observar y controlar el comportamiento de las practicantes.
Castigo, administración de drogas, trabajo forzado
Los guardias ya no golpean abiertamente a las practicantes, pero la persecución no ha parado. Privación del sueño, el ser esposadas, castigo de pie, sigue utilizándose. Privan a las practicantes de dormir durante muchos días, y lo usan como medio para "transformarlas". Siempre que las practicantes cierran los ojos, las despiertan. Las esposan durante días, a veces hasta más de diez días. Los castigos de pie se usaban casi todas las veces. Algunas practicantes fueron sometidas al castigo de pie durante tres días y sus noches, algunas durante ocho días y noches otras hasta veinte días y noches.
Además algunos guardias ponían drogas en la comida de las practicantes.
Después de que se dieran a conocer públicamente las graves condiciones de trabajo forzado en la cárcel, la situación mejoró ligeramente. Las cuotas de producción se redujeron. Ya no es corriente las horas extraordinarias. Se les paga a las trabajadoras, aunque sólo una cantidad simbólica.
Caso de persecución - La Sra. Nan Min de 53 años, antigua contable de la empresa de Instalación y Construcción del condado de Luotian, fue encarcelada en la prisión por segunda vez en otoño de 2009. Está retenida en la primera sección de la primera sala.
La colgaron en el aire durante ocho días en el primer periodo de encarcelamiento. Esta vez, los guardias mandaron a las reclusas para que la torturaran y la privaban del sueño en muchas ocasiones. Una vez estuvo sin dormir dos semanas. Tenía muchos moratones por todo el cuerpo como resultado de la tortura. Al caminar iba encorvada porque a menudo la esposaban.
La administración de la cárcel le quitó las visitas familiares, citando que no cumple con los intentos para "transformarla". Usaba el periódico como papel de wáter porque no la dejaban comprar en la tienda de la cárcel, y tampoco le permitían que otros la ayudaran.