[Minghui Net] La Sra. Lu Aicui, la esposa de mi tío, era un anciana amable conocida por tener un gran corazón. Su casa estaba en la aldea de Xiasan, localidad de Xinzhuang, distrito de Gangcheng, ciudad de Laiwu, provincia de Shandong.
Solía sufrir de muy mala salud. Cuando tenía 13 años, desarrolló una enfermedad que le provocó tener que beber mucha agua cada día para evitar tener sed y ardores. Cuando sus ardores se hacían insoportables, tenía que ponerse en el pecho una toalla empapada en agua fría, pero la toalla se calentaba y secaba en un momento.
Más tarde, comenzó a experimentar dos problemas más. El primero era un bulto doloroso en la mano, muy cerca de un hueso. Era tan doloroso que no podía utilizar esa mano para sujetar cosas. El otro problema era un bulto como un tumor que apareció a un lado de su nariz. Cada vez que se rascaba cuidadosamente sangraba, y era muy difícil parar la hemorragia. Ni siquiera los doctores podían ayudarle. Mi tío parecía estar cansado todo el tiempo, y tampoco tenía muy buena salud.
En 1997, la Sra. Lu comenzó a practicar Falun Gong. Los bultos en la mano y junto a la nariz desaparecieron milagrosamente. Ella dijo que ya no se sentía sedienta todo el tiempo y no necesitaba beber tanta agua. Después de estos maravillosos cambios, toda la familia estaba muy contenta.
Pero desde 1999, cuando el Partido Comunista Chino (PCCh) comenzó la persecución a Falun Gong, la vida ha cambiado. Hou Qingsan, un policía de la comisaría de Xinzhuan, siempre enviaba a algunos de sus hombres a la casa de mi tío para acosarlos. Finalmente forzaron a mi tío y su esposa a escribir declaraciones de garantía, diciendo que dejarían de practicar Falun Gong, y también les obligaron a entregar todos su libros de Dafa. Mi tío, ha tenido que vivir casi con todos los movimientos políticos a los que el régimen comunista chino ha sometido al pueblo chino, y a podido sobrevivir, pero estaba tan asustado que dio todos sus libros a la policía y no se atrevió a practicar más. Su esposa también estaba asustada y confusa por lo que les había sucedido de repente. Más tarde, le dijeron que su hijo y su hija, que trabajaban en otro sitio, también se habían encontrado con la misma terrible situación. Ella se deprimió y preocupó por la seguridad de sus hijos, y no podía entender por qué el gobierno quería reprimir a Falun Gong, una práctica que había dado, no sólo a ella, sino a miles de personas, un cuerpo y una mente saludables. Después de esto, desapareció la pacífica y feliz expresión que siempre aparecía en su rostro.
Un día de invierno de 2000, la gente de la sección de Seguridad de la Mina de Panxi entró a la fuerza en casa de mi tío, buscando a su hijo, porque no podían encontrarle por ningún sitio. Sabiendo que las autoridades estaban buscándole, la Sra. Lu se apresuró hacia la casa de su hijo. Pero cuando llegó allí, él ya se había ido. Debido a que estaba preocupada por él, esperó en su casa. Esa noche, alrededor de la media noche, Liu Sheng, un hombre de la sección de Seguridad de la Mina de Panxi, llevó a varias personas a la casa del hijo de ésta. Saltaron por la parte de atrás, rompieron la puerta, y entraron en la casa. Su comportamiento canalla asustó tanto a la Sra. Lu que comenzó a temblar sin control.
El hijo de la Sra. Lu ha sido objeto de tortura desde que el PCCh comenzó a perseguir a Falun Gong. Ha sido puesto en detención ilegal, multado, e incluso bajo vigilancia domiciliaria, después de ser liberado. Ni siquiera le permitían salir de la mina donde trabaja, y tenía que informar de cuando entraba y salía del trabajo. Sólo le pagaban 120 yuanes al mes. Cuando él y su cuñado intentaron ir a Beijing a pedir justicia para Falun Gong, fueron arrestados ilegalmente, y llevados de vuelta por la sección de Seguridad de la Mina de Panxi. Entonces fueron enviados al centro de detención de Laiwu. En el centro, fueron gravemente torturados. El cuñado de San Ge fue golpeado tan gravemente que casi muere, y todo su cuerpo estaba cubierto de moratones negros. Sus hermana también estaba encarcelada en el centro de detención.
Un día, el hijo de la Sra. Lu fue a su casa a visitarla después de haber sido liberado bajo fianza, y pasó allí la noche. A media noche se despertaron porque llamaban a la puerta. Era la gente de la Mina de Panxi. Vinieron y se llevaron a su hijo otra vez.
El yerno de la Sra. Lu fue condenado a trabajos forzados, y su hija estaba aterrorizada por el encarcelamiento de su marido. Ya no podía soportar más el estrés y quedó mentalmente traumatizada. La Sra. Lu se llevó a su hija a su casa, para cuidar de ella. Pero poco después de eso, también se llevaron a su hija y la enviaron a un campo de trabajo. Que también arrestaran a su hija, fue la gota que colmó el vaso, y ella se derrumbó. Lloraba casi todos los días. A pesar de todo esto, aún tenía que cuidar de su nieto, que era estudiante en Laiyang. Debido al estrés por todas estas dificultades, la vieja enfermedad volvió. Siempre estaba sin aliento. Cuando oía el ulular de una sirena de policía, comenzaba a temblar.
Un año más tarde, la policía permitió liberar bajo fianza del campo de trabajo a la hija de la Sra. Lu, para recibir tratamiento médico. Había sido tan duramente torturada que no era más que piel y huesos. Sólo podía tumbarse en la cama, y cada aliento era casi el último. Sin embargo, la policía aún iba a la puerta de su casa de vez en cuando para acosarla. Su enfermedad empeoró. Cada vez que surgían síntomas de asma, casi se ahogaba.
Aunque la Sra. Lu había sufrido mucho, no olvidaba decir a otros que fueran buenas personas, y que la virtud es siempre recompensada. No importa quien tuviera problemas, ella les ayudaba como siempre había hecho.
Pero finalmente, debido a sus enfermedades y todo el estrés, Lu Aicui falleció. Su muerte ha roto el corazón de todos en la aldea. Mucha gente fue a su funeral, enfadada porque la persecución del PCCh ha provocado que una persona tan buena nos haya dejado tan pronto.
3 de julio de 2008
Fecha de edición: 20/7/2008
Fecha del artículo original: 14/7/2008
Versión en inglés: http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2008/7/14/98958.html