[Minghui Net] A finales de 2001, la persecución contra los practicantes de Falun Dafa por parte del Partido Comunista Chino (PCCh) era desenfrenada. Al mismo tiempo, el campo de trabajo forzado para mujeres de Gansu intensificó también la persecución contra los practicantes.
El 27 de diciembre de 2001, el campo colaboró con la "Oficina 610" local y la comisión política legal para darnos una "compensación". Ese día, los guardias nos llevaron a una sala de conferencias y nos pidieron que aceptáramos sus "regalos de compensación". Habíamos sido torturados por delincuentes y guardias, y forzados a hacer trabajo intensivo porque practicábamos Falun Gong. ¿Ahora el campo quería "compensarnos"?. Esta tenía que ser otra de sus siniestras trampas. Ninguno de nosotros aceptó los regalos.
Viendo que esto no funcionaba, la capitana Fan Yurong (mujer de treinta y tantos años) ordenó a los delincuentes que me esposaran. Cuando pregunté por qué, me dijeron que no era mi lugar para hablar y que debía preguntar a Jiang Zemin si tenía alguna pregunta. Me esposaron al somier de una cama de manera que mis pies casi no tocaban el suelo. Sólo me permitían ir al servicio tres veces al día. Me daban sólo un pequeño pedazo de pan para cada comida. Los delincuentes se turnaban para vigilarme y no dejaban que me quedara dormida. Estuve atada de esa manera durante siete días seguidos. Fan me pidió que reconociera que había cometido un error al no aceptar el regalo. Me negué. Volvieron a atarme durante otros siete días seguidos. Cuando me descolgaron, querían que contara cómo había rechazado aceptar el regalo, y los delincuentes tomaron nota de mi declaración. No pensé que había nada de malo en esto, así que se lo conté. Después, querían poner en mi declaración que yo "reconocía" que practicar Falun Gong estaba mal. Me di cuenta de que había sido engañada. La capitana presionó entonces a los delincuentes para poner palabras que difamaban a Falun Dafa al final de mi declaración, y les presionó para leerla en público.
Protesté encarecidamente y les pedí que me dieran la declaración, e inicié una huelga de hambre. La capitana Fan ordenó a 4 o 5 delincuentes, incluyendo a Li Lizhu, que me inmovilizaran en el suelo y me esposaran las manos detrás de la espalda, con uno de mis brazos arriba y el otro abajo. Grité por el dolor. Entonces me esposaron al somier de la cama. Estaba atada en una posición que me impedía levantarme, arrodillarme o ponerme de cuclillas. Era obligada a cambiar de posición y recolocar mis piernas constantemente. Incluso los delincuentes lo sentían por mí y lloraron. Se turnaron para masajear mis brazos y muñecas. Unas pocas horas después me dijeron que las esposas habían atravesado la carne. Por la noche quería ir al servicio, pero no podían encontrar al guardia que tenía la llave de las esposas. Además de todo el dolor, tuve que aguantar la orina durante las 15 horas siguientes. Cuando me soltaron las esposas, mis músculos estaban anquilosados y caí al suelo en la misma posición en que había estado esposada, y me desmayé. Fan ordenó a los delincuentes que me golpearan. Mis muñecas y manos estaban gravemente dañadas por las esposas, y la parte delantera de mis zapatos estaba desgastada porque tenía que mover constantemente mis piernas cuando estaba esposada a la cama. Cuando me desperté, me esposaron de nuevo a la cama durante siete días más. 21 días más tarde, mis piernas y brazos estaban tan hinchados que no podía moverme. Aún así, fui obligada a correr en el campo de instrucción, y a estar de pie durante mucho tiempo. Después pidieron a todos que nos agacháramos para responder al recuento; yo no pude porque mis piernas estaban hinchadas. El guardia me obligó a agacharme de todos modos. Sentí cómo se rasgaba la carne de mi pierna, pero no le presté mucha atención puesto que me dolía todo el cuerpo. Cuando volví a mi habitación por la noche, al intentar levantar el pantalón para examinar la pierna, descubrí que éste se había pegado a la pierna debido a la sangre. Tenía un corte de tres pulgadas de profundidad en la pierna.
Fan pidió que fuera a la habitación de funciones y me preguntó si todavía quería mi declaración de vuelta. Le dije que sí, porque eso no era lo que había dicho. Me dio una bofetada y me regañó con extrema dureza y sucio lenguaje. Durante aquellos días, cuando la gente venía a inspeccionar el campo, Fan me encerraba con antelación en aislamiento, y me hacía tumbarme en el frío suelo de cemento sin la calefacción puesta, durante el mes más frío.
Al comienzo del 18 de enero de 2002, un guardia de prisión me obligó a salir por la noche de mi habitación. Hacía mucho frío y no me permitían llevar ropa abrigada o zapatos cerrados. Los delincuentes se turnaron en mi vigilancia y se aseguraron de que no me quedara dormida. Por la mañana, todavía tenía que hacer trabajo intensivo. Una de mis manos estaba infectada. Se hinchó y perdí la sensibilidad. Mi otra mano se dañaba regularmente cuando intentaba levantar rocas. Este ciclo diario de privación del sueño y trabajo intensivo continuó durante un mes.
A finales de marzo de 2002, la tortura se intensificó porque estábamos a punto de terminar nuestras "condenas". Era como si intentaran matarnos. Debido a que era obligada a salir de mi habitación algunas noches, oía gritos de algún lugar, muy entrada noche. Esos gritos eran tan tristes que me rompían el corazón. Los guardias arrastraban normalmente a los practicantes a un lugar secreto y los torturaban. Fan ordenó una vez a los delincuentes Wang Ping, Ma Shulin, Liu Guimei, y Li Lizhu que esposaran a la practicante la Sra. Mao Caizhen y que la colgaran. Los presos utilizaron porras eléctricas y otras armas para golpearla hasta que perdió el conocimiento. Llenaron la boca de la Sra. Mao con un calcetín sucio para que no pudiera emitir ningún sonido. Los presos se turnaron para golpearla hasta que le salieron moratones y cortes por todo el cuerpo, excepto la cabeza. Esa escena fue insoportable de contemplar.
La practicante Sra. Zhang Aiping fue llevada a un lugar secreto y torturada durante una noche. Oí sus afligidos gritos pero no podía determinar de dónde venían. Ella firmó la "Declaración de Arrepentimiento" preparada por el campo de trabajo. Al día siguiente, fue obligada a leerla en frente de todo el mundo.
Cosas como ésta sucedían demasiado a menudo.
El campo de trabajo forzado para mujeres de Gansu, para evitar responsabilidad por los crímenes que cometió y para hacer mayor propaganda contra Falun Gong, tenía matones locales de mi ciudad que difundían el rumor de que había intentado suicidarme en el campo. Cuando abandoné el campo, mucha gente que me conocía me preguntó sobre el presunto intento de suicidio. Les dije que nunca intentaría suicidarme. Si hubiera muerto, sería porque habría sido torturada hasta la muerte. El régimen de Jiang Zemin inventó historias y mentiras sobre que los practicantes cometían suicidio para incriminar a Falun Gong. La auto-inmolación de la Plaza Tiananmen fue el caso más injusto de la historia humana orquestado por el régimen de Jiang. Casi 3000 de mis compañeros practicantes murieron por la brutal tortura y la persecución. El régimen de Jiang recibirá un día el castigo que merece.
Fecha del artículo original: 26/3/2007
Versión en inglés disponible en http://www.clearwisdom.net/emh/articles/2007/3/26/83940.html