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Un día mi esposa y yo conocimos a Lian Lian, huérfana de una compañera practicante. Cuando su madre fue perseguida hasta la muerte en 2002, ella sólo tenía 16 años. Ahora está trabajando para ganarse la vida.
Nos pusimos muy contentos al saber que había empezado a practicar Falun Gong con la ayuda de la hermana de su madre. Fuimos a visitarla y Lian Lian le dio a mi esposa 200 yuanes cuando nos estábamos yendo. Nos dijo que ella había ganado ese dinero a través de su trabajo y nos pidió que donáramos el dinero a Falun Gong, para el centro de producción de materiales.
Al principio me sentí mal y quise rechazar el dinero. Le dije, "No podemos aceptar este dinero. Se supone que nosotros debíamos ayudarte a sobrellevar tus dificultades, pero no lo hemos hecho. Estamos contentos de ver que puedes valerte por ti misma, pero también tienes que hacerte cargo de tus tres hermanas menores para que vayan a la escuela. Por favor, quédate con el dinero".
Se puso ansiosa y dijo: "Ya no tenemos muchas dificultades. Vamos a poder salvar a más seres conscientes si el dinero es usado para materiales de Falun Gong. Este hubiera sido también el deseo de mi madre".
Tanto a mi esposa como a mi nos brotaron lágrimas. Estábamos totalmente conmovidos por sus pensamientos puros y no pudimos hallar razones para rechazarla.
Aceptamos el dinero, sabiendo que había sido ofrecido con la mejor de las intenciones tanto por la madre como por la hija.
Fecha de publicación: 21/9/2006
Fecha original del artículo: 9/21/2006
Versión en chino disponible en: http://minghui.ca/mh/articles/2006/8/31/136765.html