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Shifu y presentes:
Voy a compartir algunas experiencias de cultivación.
En un principio, no tenía pensado compartir mis experiencias, dado que no estoy en el mejor momento de mi cultivación. Durante gran parte de este último tiempo aflojé en la cultivación al punto de ser a veces peor que una persona común.
Hasta unas semanas antes de escribir esto, tenía el concepto de que las experiencias compartidas en un Fahui debían ser unas de logros; de superación de apegos. Que uno sólo podía compartir algo cuando había superado un apego o había adquirido un nuevo entendimiento del FA. Hoy entiendo que compartir algo con otros practicantes no siempre es contar historias de grandeza y superación, sino también de trances difíciles de superar, de amarguras y de caídas. Compartir es una forma de mirar hacia adentro, y una forma de invitar a otros practicantes a hacerlo también. Tengo que reconocer que es difícil para mí compartir cosas, porque me cuesta mirar hacia adentro. Suelo engañarme muy fácilmente.
Durante el transcurso de mi cultivación siempre busqué, supongo que al igual que todos los otros practicantes, el método para llegar a la quietud mental; a wuwei; a ser un mejor practicante de Falun Gong. Adopté diferentes posturas mentales y desarrollé diferentes apegos en esa búsqueda. Por ejemplo, me decía a mí mismo que el camino hacia la perfección era el sufrimiento. Entonces trataba de ver cada cosa desde esa perspectiva. Al principio el asunto marchaba perfectamente, pero al cabo de tres días comenzaba a fallar en manejarme como practicante, primero en pequeñas cosas, luego en las grandes. Entonces, me daba cuenta de que aquella postura no servía, y me aferraba a un nuevo pensamiento. Luego trataba de comportarme como lo haría Shifu en cada situación. Así, sentía que mi cultivación estaba salvada, y tenía la mejor guía mental. Pero a los pocos días esto volvía a fallar. Entonces usaba una nueva formula de cultivación, como volverme despreocupado por todo.hasta el punto en que terminaba despreocupándome también de resistir mis apegos y del estudio del FA. Durante estos últimos años usé varias de estas "guías" mentales, y lo hice muchas veces con cada una de ellas. Lo que quiero ilustrar es que todas las guías mentales que usaba eran conceptos de cultivación teóricamente correctos, pero al utilizarlos como un salvavidas de la cultivación se convertían en un apego. Y todo apego se derrumba tarde o temprano, porque obviamente ninguna concepción es el Fa universal, y ninguna puede reemplazar al FA. Hoy recuerdo con añoranza los días del inicio de mi cultivación, en el sentido de que mi mente estaba concentrada en comprender y actuar de acuerdo al Fa de Shifu, y no trataba de aplicar "formulas mágicas" a la cultivación.
Pero antes de seguir, voy a contar un poco obre el inicio de mi camino. Cuando tenía más o menos 15 años (hoy no puedo recordar con exactitud cuando fue), encontré entre algunos libros de mi abuela una enciclopedia vieja que leía de vez en cuando. Un día me topé con un artículo que hablaba de la vida de Sakya Muni, y de la concepción budista del FA. Me resultó interesante esta concepción del abandono de los deseos, que son la causa del sufrimiento. Este hecho no produjo cambios aparentes en mi vida, pero muy en lo profundo, algo latente se comenzó a gestar en mi interior.
En ciertos días de 1999, comencé la búsqueda del Fa de forma sub-conciente. No comprendía por qué, pero me encontraba hurgando textos y visitando páginas web de carácter espiritual, dedicadas a citas y enseñanzas de los grandes maestros de la historia. A los tres o cuatro días de esta búsqueda, recuerdo haber encontrado un libro de 9 lecciones, Zhuan Falun. Descargué el libro a mi computadora y al día siguiente comencé a leerlo. Al leer la primera lección comprendí dentro de mí que era un libro especial, una guía genuina.
Desde el inicio de mi cultivación, mis padres se opusieron a Falun Dafa. Tacharon la práctica de "secta" y querían impedir que practicase. Yo continué practicando a escondidas, pero ellos me descubrieron y volvieron a reprocharme. Entonces fue la primera vez que caí. Pensé "¿no es cierto que mi Shifu dijo que tenía el poder de protegerme de todo?" "¿Por que no me protege de la molestia de mis padres, si justamente lo que quiero es cultivarme?" Dudé de Shifu, y de la veracidad de su palabra. Decidí que Falun Dafa no era real.
Unas semanas después de esta decisión, algunas palabras del libro seguían rondando en mi cabeza. Pensando calmadamente me di cuenta de la pobreza de mi entendimiento anterior. Si mis padres me molestaban para practicar ¿no era justamente esa una prueba de cultivación? Entonces retomé el buen camino.
Pero me resultaba muy difícil no estar inmerso en la tina de tintura. No existían sitios de práctica en mi zona y estando en mi adolescencia estaba muy influenciado por las emociones y deseos, sobre todo, la lujuria. Siempre llevaba a cabo acciones lujuriosas y luego me sentía un fracaso de cultivador. Fallaba una vez tras otra. Fue en ese momento en que me alejé de la cultivación nuevamente. No me sentía digno de ser discípulo de un Shifu y un Fa tan solemnes.
Al cabo de un par de meses, me encontraba hablando con un amigo de Falun Dafa. Le exponía el tema, pero no como un cultivador lo haría, sino completamente como una persona común. Recuerdo haberle dicho al finalizar la charla que el problema de la cultivación es que era muy sacrificada, había que hacer muchos sacrificios. Al completar esta frase escuché lo que acababa de decir y me iluminé a que si realmente era sacrificada, era una vía recta. ¿Cómo podría ser el camino al cielo tan fácil? Retomé el camino por segunda vez. Tengo que decir que en varias ocasiones intenté abandonar la cultivación, y el vacío interno que sentí en cada una de estas veces fue muy feo. No comprendía el sentido de la vida, y no comprendía cómo había encontrado una buena razón para vivir antes de conocer Falun Dafa. Hoy entiendo que es justamente porque la gente común no se pregunta profundamente de dónde venimos, hacia dónde vamos, y para qué vivimos, que pueden llevar una vida normal en el laberinto, con fines totalmente banales y fugaces, como adquirir una casa, terminar una carrera, ser el mejor, etc.
En 2002 viajé a una provincia del norte a estudiar. La persecución había comenzado hacía tiempo, pero yo no comprendía ni me preguntaba el por qué de esto. Era algo ajeno a mí.
Un año más tarde encontré un grupo de práctica en la ciudad donde vivía. Llegar a ellos fue una especie de "llegar a casa". Por primera vez desde que había comenzado la cultivación, encontraba a alguien que hablaba mi mismo idioma. Entonces mi cultivación comenzó a ir un poco más rápido. Empecé a involucrarme en la rectificación del FA, a cruzar doblemente las piernas en pocas semanas, y a esforzarme en alcanzar el estándar. Cabe aclarar, que a pesar de algunos avances, nunca había podido dejar atrás la lujuria. Ni en ese momento ni más adelante, cuando me puse de novio con una practicante. Esa nueva situación hizo aflorar un mar de qing y de deseos en mí.
Cierto día mis padres llamaron desde el sur a la casa de mi abuela, donde vivía en ese tiempo. La continuación de mi cultivación llegó a sus oídos y me reclamaron enérgicamente que abandonara Falun Gong. Me dieron una serie de argumentos en tono ofensivo, mezclados con el razonamiento de que ellos querían lo mejor para mí. Dijeron que yo ponía en peligro a mi familia (debido a la persecución del PCCh) y que no practicase más. De otro modo, tendría que irme de la casa de mi abuela.
La decisión fue en extremo dura para mí. No obstante, tomé mis cosas y me marché a la casa de una practicante, a quien le pedí hospedaje por unos días, hasta que encontrase algo mejor. Fui criado en un ambiente muy familiar, en el que el "qing" era uno de los aspectos que se cultivaba. Aparte, siempre tuve un carácter un tanto débil y voluble. Debido a esto, fue muy difícil no ceder a la imposición de mis padres de dejar Falun Dafa. Al parecer la decisión no había surgido desde lo profundo de mi corazón, y alguien todavía quería probar mi fe en DAFA. No transcurrió ni un día y mis padres volvieron a llamar. Con unas pocas palabras más, mi mente cedió y les prometí, entre quejas, no volver a practicar. En realidad no era esa mi intención. Simplemente pensaba que mi corazón sabía lo que era bueno, y debería volver a los días de práctica en secreto.
Unos días más tarde la practicante que me hospedó aquella noche me llamó. Me reuní con ella y, sabiendo de los hechos, usó una conferencia del Shifu para ayudar a iluminarme de que las viejas fuerzas van a usar CUALQUIER cosa posible para hacernos desistir en el camino hacia la perfección y la salvación de seres concientes. Pensé que haber prometido a mis padres la renuncia a Falun Dafa era, de alguna forma, como haber firmado la declaración de renuncia que el PCCh impone a los Dafa Dizi en China. No importa si seguía practicando en secreto, yo había negado a Dafa abiertamente. Ese día casualmente me comuniqué con mis padres, y les hablé de mi nueva postura. No tuvieron más opción que resignarse a la situación.
Mi falta de fe también fue probada de distinta forma en otras ocasiones. En diciembre de 2005 nueve practicantes fuimos a manifestar al Congreso argentino por la llegada del genocida chino Luo Gan. Fui uno de los primeros en llegar a la plaza indicada, y llevaba muchas cosas que íbamos a usar para clarificar la verdad en el Congreso. Mientras permanecía sentado en un banco esperando la llegada de los demás practicantes, mi corazón empezó a latir más fuerte. ¿Qué haría si aparecieran los matones chinos? ¿Me atrevería a acercarles un material de clarificación? Mientras pensaba en eso un par de chinos con traje oscuro pasaron frente a mí. Más lejos, un auto lleno de tipos semejantes estacionó. En ese momento el temor no me dejó acercarme a ellos. Pensé ¿Qué haría si me quitaran las banderas, láminas, y otros materiales que cargo? Conociendo la forma salvaje en la que actúan los bufones del PCCh considero que se debe tener una actitud cautelosa en un caso así, pero no era precisamente cautela lo que sentía en aquel momento. Era miedo a fallar, a no comportarme como un Dafa dizi. Tal vez también temía un poco por mi integridad física.
Los practicantes y rufianes del PCCh llegaron prácticamente al mismo tiempo, y comenzamos a desplegar banderas y entregar volantes. Los matones de traje se mantenían todo el tiempo rondándonos y hablando por celular, tratando de intimidarnos. Aunque estuve un poco más calmado que al principio, me mantuve con cierto estado de nerviosismo durante todo el día, porque sabía que los matones querían que nos descuidemos para causar algún daño. Finalmente sucedió. De un momento a otro, cuando quedamos sólo 3 practicantes en un determinado sector, más de diez hombres chinos salieron de la nada tratando de arrebatarnos las cosas. Nos empujaron y maltrataron un poco, pero una multitud de gente que se encontraba mirando se alertó y comenzó a repudiar el ataque de los matones mediante empujones y reclamos. La escena me emocionó y pensé que esa gente tenía un buen destino. Varios hechos de violencia similares fueron provocados por los matones del PCCh, durante toda la jornada. De la misma forma que al principio, muchos transeúntes intervinieron a favor de los Dafa dizi. A pesar de que éramos solo nueve Dafa dizi y los atacantes eran aproximadamente cuarenta, no sufrimos más que algunos magullones y raspones leves. Pienso que el resultado de la violencia que se intentó infligir contra los practicantes no concuerda con el resultado, porque muchos Dioses rectos del Fa nos protegieron aquel día. ¿Cómo pueden cuarenta hombres endemoniados no causar ningún daño grave a nueve hombres y mujeres indefensos? Sin embargo mi fe en el Shifu no fue como un diamante aquella vez.
En agosto de 2006 surgió la oportunidad de clarificar la verdad a una comitiva de la Embajada China de Argentina en una provincia cercana. Aunque reflexioné mucho antes de llegar al lugar, nuevamente no pude dejar de estar algo inquieto por la presencia de factores del PCCh. El día transcurrió pacífico, pero me di cuenta de cuan poca fe poseía en Shifu. Aún temía los ataques del mal y no podía clarificar la verdad con un corazón recto.
Durante toda mi cultivación luché contra gran cantidad de apegos. Cometí miles de errores y pocas veces alcancé el estándar de un cultivador genuino. En realidad no estoy seguro de haberlo alcanzado alguna vez. A veces pienso que nunca llegué a descubrir mis apegos fundamentales, por lo que nunca inicié la verdadera cultivación. Espero estar siendo pesimista en esto. En ocasiones trato a Dafa como un trabajo o me relajo en mis apegos humanos y los justifico.
Una de las debilidades más grandes de mi cultivación es la lujuria. Soy un hombre casado y tengo una hija de dos años, pero aún sigo cayendo una y otra vez ante la debilidad. Algunas veces trato de oponerme a ese demonio asqueroso con todas mis fuerzas; otras directamente cedo sin ninguna restricción. Es muy penosa esta actitud, y espero que este relato pueda marcar un punto de partida en la eliminación de la lujuria en mi cultivación.
Tal vez por la falta de introspección en este último tiempo, siento que hay muchos temas de los cuales hablar, pero no sé por dónde empezar. Sólo me limitaré a decir que el tiempo es valioso. Me gustaría que todos los Dafa dizi dormidos empecemos a despertarnos al carácter de esta urgencia. Hay muchos compañeros que aún esconden sus apegos bajo la alfombra y no quieren dar el paso adelante en la clarificación. Otros a veces tomamos el envío de pensamientos rectos y la clarificación de la verdad como un trabajo. Creo el punto clave es comprender la necesidad de hacer las tres cosas bien, comprender la infinita magnificencia de la rectificación y tener FE verdadera en el Shifu y en la cultivación. Debemos ser sumisos al Fa, y humildes de corazón para comprender los apegos señalados por otros practicantes. Debemos dejar a un lado esos corazones humanos que aún nos anclan y comprender. Estudiar el Fa con una mente serena es la clave. Si no nos despertamos a la importancia de la Rectificación, en poco tiempo nos lamentaremos haber dejado pasar esta oportunidad única e infinitamente especial. Espero que eso no suceda. Espero que todos podamos despertarnos a tiempo y comencemos a caminar juntos en forma recta los últimos pasos del sendero hacia el nuevo Cosmos.
Muchas gracias por escuchar este relato.
Fecha de publicación: 17-12-2006