Aquí me encuentro con un velo
en la llama del alba,
despierto de mi primer aliento,
cuando nazco con luz.
Saludando el rocío que cae,
cada flor y hoja verde.
Corazones tejidos, dorados hilos,
regocijan en reinos nunca vistos.
A la montaña más alta subo,
alzado en alas espléndidas,
para inspirar y llamar a cada ser consciente.
Debajo un estanque refleja profundamente, más allá del sol y cara que se refleja,
Silenciosamente, convoca suavemente a la orilla dónde no hay rastro de ondas.
Millones y más se reúnen, firme antes de la tormenta.
El Dafa todo abarca, creando y dando razón a la vida.
Entre espacios ilimitados dónde se cruzan truenos y relámpagos.
En la quietud del tiempo,
la hora más oscura de China concluye.
Navegando este viaje a lo ancho,
en los océanos y cielos tan inmensos,
Dejemos que por fin los mundos asciendan,
abrazando, Zhen, Shan, Ren.
Entre tales mentiras y clamor
parecen irse por un momento. ¡Amaneciendo ahora, soy tranquilidad,
Ahora sin velo, permaneceré siempre así!
03/08/2003