25 de mayo, 2003
La Srta. Yang y yo fuimos afortunados de poder atender personalmente a la serie de clases de Falun Gong del Maestro. Durante las clases, el Maestro dijo que purificaría los cuerpos de los verdaderos cultivadores. Al momento cuando el Maestro movió su mano, muchos practicantes que realmente se despojaron de sus apegos, inmediatamente sintieron sus cuerpos livianos. La Srta. Yang y yo experimentamos personalmente el divino poder del Maestro.
Yang tuvo serios problemas intestinales y hemorroides. El dolor de las hemorroides a menudo le dejaban sin habla. Después de la clase de ese día, ella fue al baño dos veces mientras retornaba a casa en un viaje de media hora. Le dolía su estómago y su excremento era como de sangre púrpura. Ella pensó en lo que el Maestro había dicho en la clase, que los seres humanos habían adquirido mucho karma en sus muchas vidas y que deben pagar lo que deben, por eso uno debe soportar una porción de ello. Por eso, ella no se preocupó mucho por su situación. Después de eso, descubrió que sus hemorroides habían sido curadas sin ninguna medicina. En el pasado, el mejor tratamiento habría sólo funcionado por pocos días y habría perdido efectividad después de un par de meses. De todos modos, dejó de sufrir la tortura de las hemorroides después de iniciar su cultivación.
Antes de mi cultivación tenía muchas enfermedades. Por ejemplo, una vez tuve neumonía durante un período de diez años. Sufrí de una seria bronquitis, dilatación bronquial, y sangraba al toser, lo cual dio como resultado un moderado grado de enfisema. Por eso, respiraba con dificultad cuando subía una ligera cuesta caminando. Además, tuve deficiencia del hígado, estómago, riñones, por tanto, a menudo me sentía fatigada, y debilidad en mi cintura y piernas. Después de dar pocos pasos debía descansar. Tenía una capa amarilla gruesa que cubría mi lengua y debido a eso no podía sentir el gusto de la comida cuando ingería.
Tenía también alta presión, hipertrofia lumbar, hiperplasia de la vértebra del cuello, el hombro izquierdo inmovilizado y colecistitis, etc. Mi cuerpo era extremadamente débil, por eso tuve que jubilarme temprano. Sin embargo, cuando el Maestro movió su mano ligeramente, pude después de la primera clase volver a casa caminando sola. No respiraba en forma forzada, ni tampoco sentía debilidad en mis piernas. Más bien, me sentí como que habían sido instalados resortes debajo de mis pies. Me sentí muy liviana y libre de enfermedades.
Luego más tarde, me sentí relajada incluso al subir de siete a ocho empinadas escaleras. Lo más increíble fue que vi en tres días de clases que se pelaba capa por capa mi gruesa, amarilla y engrasada lengua, sin que volviera aparecer. En el pasado, no podía saborear la comida cruda, fría, dulce o alimentos agridulces. Ahora puedo saborearlos a todos. Ha retornado mi apetito. Antes que comenzara a practicar Falun Gong, había tomado cerca de cien dosis de hierbas medicinales chinas para quitar la capa de mi lengua; sin embargo, una vez que dejé de beber las medicinas, mi lengua dejó de tener esa capa gruesa.
Todo esto es absolutamente verdad. Piensen en esto: no estuvimos sentadas junto al Maestro en el auditorio, ni tuvimos medicinas ni inyecciones; sin embargo, nuestra enfermedad desapareció instantáneamente. A la vez nuestra calidad de iluminación no fue muy alta y teníamos una comprensión muy superficial de la Ley, pero todos sentimos su poder. Desde entonces, ambas hemos experimentado un gran cambio en nuestra filosofía y punto de vista del mundo.
No solamente fuimos nosotras dos que experimentamos esto. Ocurrieron muchos milagros en nuestro derredor. Por ejemplo, hubo un tal Sr. Wang que estuvo enfermo del hígado. Al momento en que el Maestro nos dijo “pateen con vuestro pie derecho”, él sintió como que algo salía debajo de su pie derecho y después de esto desapareció su enfermedad del hígado. Un anciano, el Sr. Wu, tenía cálculos biliares. Poco después que comenzó a practicar Falun Gong, su unidad de trabajo le permitió ir a un famoso sanatorio. Durante su examinación física antes del viaje, una detección ultrasónica demostró que las piedras habían desaparecido. Él le habló a quien le atendió, “¿Dirías que es un milagro? Acabo de atender una clase de Falun Gong y mis piedras desaparecieron como si tuvieran alas”. Hubo otro caso, la Sra. Zhou, que tenía una artritis seria en ambas rodillas, que le hizo sufrir tremendamente. Pero después de “patear con el pie izquierdo”, dijo que algo salía debajo de sus pies. De allí en adelante dejó de tener dolores en las coyunturas de sus rodillas y puede doblarlas por varias horas. Lo que ocurrió a otras dos señoras incluso fue más milagroso. Hubo una anciana en los ochenta de edad. Su espalda estuvo doblada casi 90 grados y tuvo que ser llevada a la clase por sus familiares. El Maestro sólo tocó sus coyunturas y ambas piernas, luego le pidió que se levantara y caminara; así que ella lo hizo. Inmediatamente, ella pudo caminar derecha como una persona normal.
Los milagros no ocurren cada día, a mucha gente le es difícil creer. Sin embargo, cuando un milagro real sucede ante ti, ¿cómo la gente no podría creerlo? Mucha gente que en realidad se ha beneficiado personalmente desea que más gente lo conozca para que se beneficie también.
Fecha original del artículo: 9 de junio, 2003
Versión china disponible en: http://www.minghui.org/mh/articles/2003/5/26/51061.html