(Minghui.org) Tuve la suerte de asistir a dos conferencias de Falun Dafa en dos ciudades del noreste de China en 1994. Cada vez que recuerdo lo que el Maestro Li hizo por nosotros en esas conferencias, me siento muy emocionada y feliz.

Mi primer encuentro con Falun Dafa fue en un sueño en agosto de 1993. Vi a un hombre de unos 40 años, mucho más alto que yo (yo medía 1,80 metros), con un rostro rosado y radiante. Vestido con una camisa azul, me llevaba a caminar en dirección noreste. Subimos a una montaña con muchos álamos y hermosos prados. Yo seguía hablando mientras caminaba. Él seguía caminando y a veces se volvía para mirarme sonriendo, pero no decía ni una palabra. Me desperté poco después.

Curso de conferencias en la ciudad de Harbin, provincia de Heilongjiang

Un año más tarde, asistí a un curso de conferencias del Maestro de nueve días que comenzó el 5 de agosto de 1994. Se celebró en el estadio de hockey de la ciudad de Harbin, provincia de Heilongjiang.

El segundo día después de la conferencia, el Maestro se situó en la esquina noroeste del estadio mirándonos. Me senté en el lado oeste, en la 4.ª fila, asiento 19, a unos 35 metros del Maestro. De repente, vi al Maestro de pie frente a mí, a menos de medio metro de distancia. Su rostro era rosado y radiante, joven y apuesto, lleno de compasión.

Reconocí que era el hombre de mi sueño de hace un año. También sentí que el Maestro era como un pariente al que no había visto durante mucho tiempo. Estaba muy emocionada y feliz. Me cayeron lágrimas y se me nubló la vista. Al tratar de verlo con claridad, lo volví a ver todavía de pie donde estaba: en la esquina noroeste. (Nota: Esta fue la experiencia del autor de ver escenas con su tianmu, otras personas pueden no haber tenido esa experiencia).

El Maestro nos dijo ese día que quería que nos sintiéramos como si estuviéramos libres de enfermedades. Comenzó con las personas del lado oeste, pidiéndoles a todos que se pusieran de pie y levantaran el pie izquierdo. Luego contó "uno, dos, tres" y nos pidió que pisáramos con ese pie. Luego lo hicimos con el pie derecho. Después, el Maestro nos dijo que nos relajáramos.

Realmente me sentí renovada y relajada. Al pisar, vi que la mano derecha del Maestro sacaba las cosas malas de nuestros cuerpos y las limpiaba. (Nota: Nuevamente esto fue lo que el autor vio a través de su tianmu (ojo celestial)). Luego el Maestro hizo lo mismo con la gente del lado este y limpió sus cuerpos. Había más de 4.000 personas en el estadio. Uno puede imaginar lo excitada que estaba la gente después.

Empecé a tener el síntoma de una ligera fiebre y malestar al tercer día. (Nota: Según las enseñanzas de Falun Dafa, cuando el Maestro limpia el cuerpo de los estudiantes para ayudarlos a empezar la práctica de cultivación, los estudiantes pueden sentir malestar; es normal ese sufrimiento para eliminar algo del yeli de los estudiantes).

Los practicantes veteranos me dijeron que el Maestro estaba limpiando mi cuerpo y que estaría bien en unos días, sin necesidad de tomar medicamentos. Incluso con las molestias, estaba llena de alegría. Como una niña, no paraba de saltar por la vereda cuando volvía a casa después de la conferencia. No puedo describir mi felicidad en ese momento. Tenía 53 años, pero no podía contener la alegría que salía de mi corazón.

El tercer día, el Maestro hizo que la iluminación del escenario se centrara en él, para que el público pudiera verlo mejor. Vi que el Maestro se subía con frecuencia el cuello de la camisa, ya que el calor y las luces del escenario le habían humedecido la espalda. Me conmovió mucho, porque siempre fue muy considerado con nosotros, los practicantes.

La clase terminó el 12 de agosto de 1994. A continuación, me dirigí a la casa de un pariente en la ciudad de Hailin, provincia de Heilongjiang, preparándome para asistir al siguiente curso de conferencias del Maestro en la ciudad de Yanji, provincia de Jilin.

Cuonferencias en la ciudad de Yanji, provincia de Jilin

Todavía tenía fiebre al salir para la conferencia. De camino a Yanji a través de Mudanjiang, deseaba que la fiebre desapareciera pronto para que no interfiriera con mi asistencia al curso. Sorprendentemente, cuando llegué a destino, mi temperatura volvió a ser normal.

Cinco familiares vinieron conmigo y cuatro de ellos tendían a marearse. Trajimos muchos bocadillos y frutas y los fuimos comiendo en el autobús. Nos los acabamos todos al llegar. No fue hasta entonces cuando nos dimos cuenta de que nadie se había mareado durante el viaje. De hecho, dos de nosotros siempre sufrimos graves mareos en el coche. No sabíamos que el Maestro ya se había ocupado de nosotros.

Después del curso de conferencias, mis parientes me dijeron que ninguno de ellos se había mareado en el camino de vuelta a casa. Me alegré mucho por ellos y por mí: por fin había encontrado Dafa, algo que había estado esperando.

Después de llegar a casa, recomendé Falun Dafa a muchas personas. Poco después, establecimos un sitio local para el estudio grupal y un sitio de ejercicios grupales. Presentamos Falun Dafa a la gente y reprodujimos el audio y el vídeo de las conferencias del Maestro para ellos. Así fue como muchas personas comenzaron a practicar Falun Dafa en nuestra región.

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