(Minghui.org) Tengo 54 años y comencé a practicar Falun Dafa en 1998. Estoy agradecida al Maestro Li por haber presentado una práctica tan buena, para poder ser la persona que soy hoy y tener una familia hermosa y armoniosa.

Los cambios de mi marido reflejan mi estado de cultivación

En cuanto nos casamos, me di cuenta de que mi marido no tenía valores familiares y solo se preocupaba por divertirse. Era irritable y me pegaba y regañaba con frecuencia. Se dedicaba a "comer, beber, prostituirse y apostar", como dice el refrán. En aquella época, antes de poder trasladar mi trabajo desde el pueblo de mis padres hasta donde yo vivía, tenía que hacer un trabajo temporal. Como él gastaba el dinero como si fuera agua, teníamos problemas económicos y discutíamos a menudo por el dinero.

Yo ya era dura y feroz. Cuando vivíamos los dos juntos, es de imaginar lo mucho que nos peleábamos. La mayoría de las veces, él siempre llevaba la delantera. Una vez, mientras cocinaba, dije algo que no le gustó. Agarró una olla pequeña que estaba en el fuego y me la tiró. La olla estaba llena de aceite de soja caliente que acababa de verterse de la sartén, pero por suerte la esquivé lo suficientemente rápido como para evitar una tragedia.

Ya me encontraba mal de salud. Estaba tan débil que ni siquiera podía sostener a mi propio hijo, e incluso me desmayé varias veces cuando fui al baño público, pero mi marido no se preocupaba por mí. Después de que me operaran de un fibroma, me desmayé en la cama del hospital. No solo no se ocupó de mí, sino que charló con otras personas en el pasillo. Cuando salí del hospital, estaba demasiado débil para caminar. Pero ni siquiera se ofreció a llamarme un taxi para volver a casa. Sentía que mi matrimonio vivía en un infierno, sin embargo, tenía que cuidar de mi hijo pequeño, de lo contrario, me habría suicidado varias veces.

Al escuchar mis amargas quejas sobre mi vida, mi hermana, que aún vivía en nuestro pueblo, intentó aconsejarme. Ella había empezado a practicar Falun Dafa y me sugirió que yo también lo aprendiera. Al principio, no entendía mucho de las profundas enseñanzas de Dafa, pero sabía que yo tenía que ser moral, consiente, no hacer trampas, no dañar a nadie ni aprovecharme de los demás, y ser amable con todos para ser bendecida. Como no podía dejar esta familia y tampoco podía morir, me di cuenta de que debía mirar hacia dentro y cambiarme.

Me esforcé por ser amable, por ver el lado bueno de mi marido y por hablar y actuar con la mayor delicadeza posible. Descubrí que, en la medida en que yo actuaba bien según los principios de Dafa, él mejoraba y demostraba que se preocupaba por mí. Cuando no podía soltar mi apego o mantener mi carácter, él volvía a su ser habitual. Sin embargo, él veía la bondad de Falun Dafa en los cambios fundamentales que se producían en mí.

De vez en cuando le contaba a mi marido historias sobre la cultura de inspiración divina de China y cómo se recompensa el bien y el mal, y sobre la difusión de Dafa en todo el mundo. Le di acceso a una red privada para que pudiera leer las noticias reales de fuera de China, cada vez apoyaba más a Dafa y a mi cultivación. Mi marido es una persona directa, y cuando yo estaba ocupada haciendo el trabajo de Dafa, todos sus familiares y amigos le dijeron que debería hacer algo por mí. Él les dijo: "Ella está haciendo lo correcto. Su Maestro está aquí para salvar a la gente. La gente de hoy en día solo se preocupa por divertirse y no tenemos ningún sentido de la justicia ni de la conciencia, no somos diferentes de los animales".

Una vez, el secretario del PCCh (Partido Comunista Chino) de su unidad de trabajo le pidió que le ayudara a "transformarme". Él respondió: "¿Transformarla a qué? Soy una persona problemática y no conozco límites, pero ella nunca me dejará, me alimenta, me viste y me da toda la libertad que quiero. Pasa tiempo charlando conmigo, es filial con mis padres y guía a nuestro hijo para que sea una buena persona. ¿Debe ser ‘transformada’ para ser como ustedes, comiendo, bebiendo, prostituyéndose y apostando? Ninguno de ustedes puede compararse con los discípulos de Dafa. Ellos pueden renunciar a la vida y a la muerte por el bien de todos los seres conscientes, pero ustedes están vendiendo su conciencia por un poco más de beneficio". El secretario del Partido se avergonzó y le pidió que dejara de hablar. Después, un compañero de trabajo que escuchó su conversación comentó: "Hermano, ¿estás diciendo la verdad sobre Falun Dafa?". Mi marido contestó: "¡Estaba diciendo la verdad!".

Mi marido no solo me apoyó con palabras, sino que se enfrentó a la policía sin miedo para salvar a los practicantes de Dafa. En el momento pico de la persecución, la policía arrestaba a los practicantes frenéticamente. Una vez, la policía de mi ciudad natal no pudo encontrar a mi hermana que practicaba Dafa, y sabiendo que yo también practicaba Dafa, recorrieron una larga distancia para intentar buscarla en mi casa. Mi marido bloqueó la puerta de nuestra casa y advirtió severamente al oficial que dirigía la operación: "No tenemos mucho de nada en nuestra casa, pero sí muchos cuchillos". Como mi marido solía pelear mucho en la calle, era conocido en la zona por su crueldad. En cuanto el policía lo oyó, se marchó en su coche. Mi hermana, que estaba dentro de la casa, permaneció a salvo.

A veces, cuando me descuidaba, mi marido incluso me instaba: "¡Apúrate y mejora tu carácter!". Como mi marido cree en Dafa y apoya a los practicantes de Dafa, ha sido bendecido y le va bien en su trabajo y su salud es cada vez mejor. Mi casa está ahora llena de calidez.

Las increíbles experiencias de mi hijo reafirman la bondad de Dafa

Cuando mi hijo fue a la escuela secundaria, fue tratado como un estudiante de fuera del área y fue asignado a la clase con la peor población de estudiantes. Mi hijo se volvió rebelde y se descuidó. Empezó a juntarse con chicos problemáticos todo el día, a saltarse las clases, a acompañar a los matones de la escuela para cobrar el dinero de la protección, a pasar el rato en cibercafés, etc. No se interesaba por los estudios y se situaba en los últimos puestos de su clase. Yo estaba muy preocupada, pero no sabía cómo orientarlo, así que me limité a utilizar los castigos corporales para intentar hacerle cambiar, pero no funcionó. No tuve más remedio que enviarlo a vivir con mi hermana, una practicante de Dafa, con la esperanza de que ella lo guiara.

Mi hermana aconsejó y guio pacientemente a mi hijo, haciéndole ver sus errores, enseñándole a ser considerado y servicial, y hablándole de lo difícil que era para los padres. Le dijo que, si no hubiera sido por Dafa, su madre habría abandonado la familia hace mucho tiempo. Mi hijo estudió Dafa conmigo cuando era niño y sabía que Dafa era milagroso. A veces, cuando tenía dolores de cabeza y no podía asistir a la clase, recitaba las palabras: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Una vez, entró repentinamente en un estado de shock. Aunque no podía hablar, estaba consciente. Inmediatamente recitó "Falun Dafa es bueno, y Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno" en silencio en su mente, y siguió recitando mientras sus compañeros llamaban al número de emergencia 120 para pedir una ambulancia. Cuando llegó la ambulancia, mi hijo había vuelto a la normalidad.

Un año después, mi hijo volvió a vivir conmigo. Yo había aprendido algunos consejos de mi hermana sobre cómo enseñarle. En lugar de hablarle con desprecio, le traté como a un amigo. Ya no le pegaba ni le regañaba. Simplemente compartía mis pensamientos con él.

Se interesó por la escuela, dejó de criticar a sus compañeros y a sus profesores y empezó a ayudar a los demás. Sus notas mejoraron mucho. Subió 200 puestos, desde los 30 últimos. Aunque su profesor estaba muy satisfecho con su mejora, le preocupaba que, debido al mal comienzo de mi hijo, no pudiera acceder a un centro de enseñanza secundaria.

Se produjo un milagro. Mi hijo acababa de cumplir los requisitos para ser admitido en una escuela secundaria. El director de la escuela me llamó y me comunicó con entusiasmo la noticia. Le respondí: "Practico Falun Dafa y mientras siga los principios Verdad-Benevolencia-Tolerancia, seremos bendecidos".

Entonces ocurrió otro milagro. Tras el examen de acceso a la universidad, una universidad de Shenyang tenía dos plazas extra para estudiantes de nuestra provincia. Mi hijo tuvo suerte y fue aceptado por la universidad con 100 puntos menos de los requeridos por la universidad. Con sus notas, habría sido difícil que entrara en una universidad de tercer nivel. Pero entró en una universidad de segundo nivel. Su padre y su abuelo no podían dejar de sonreír. Mi marido no paraba de decir en la mesa familiar: "Gracias a Falun Dafa. Gracias a mi mujer que ha criado tan bien a mi hijo".

Antes de graduarse, mi hijo se fue a una gran ciudad del sur para hacer unas prácticas. Es modesto y tiene ganas de aprender, y fue apreciado por su supervisor. Después de graduarse, le ofrecieron un trabajo en esa empresa. Mi hijo sufrió las dificultades con gracia y siguió los principios Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Su comportamiento contrastaba con el de la actual generación de jóvenes que solo se centran en el placer y en ganar dinero. Impresionado por su carácter y su actitud positiva, su supervisor no solo le dio un aumento de sueldo, sino que también le concedió a menudo otros beneficios.

Trabajar para una empresa extranjera es estresante y requiere una actualización constante. El inglés de mi hijo no era bueno y no podía compararse con el de quienes vivían fuera de China. Las reuniones del departamento se hacían normalmente en inglés. Su supervisor sabía que el inglés de mi hijo no era bueno, así que tenía que hablar en chino en la reunión por él. Aunque mi hijo se esforzaba por mejorar su inglés, todavía no tenía la suficiente confianza para hablar en inglés durante las reuniones. Una noche, soñó que alguien le enseñaba inglés. Aunque no podía ver con claridad, sabía que era el Fashen del Maestro.

Cuando llegó al trabajo ese día, todo el mundo estaba esperando a que empezara la reunión. Cuando el director le indicó que hablara, mi hijo se levantó con una sonrisa en la cara y dijo lo que quería decir con fluidez. Todo el mundo le miró asombrado, como si fuera otra persona. Mi hijo estaba tan contento que más tarde compartió esta experiencia conmigo en una video llamada.

Durante los tres años de la pandemia, mi hijo no pudo visitarnos. Cuando lo extrañábamos, solo podíamos llamarnos por vídeo, y él me hablaba del trabajo, de los problemas que le surgían, etc. Si me enteraba de algo que no hacía bien, se lo señalaba rápidamente para que se corrigiera. Ahora a mi hijo le va muy bien en esta gran ciudad y ha encontrado una novia afín. También anima a sus amigos a portarse bien. Aunque todavía no ha vuelto a la práctica de Dafa, siempre actúa según los principios Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Mi suegra respeta Falun Dafa

Antes de que empezara a practicar, yo no le gustaba a mi suegra, y siempre decía cosas desagradables a mis espaldas a mi marido y a mi suegro. Me intimidaba y me hacía la vida imposible. Solía empujar a mi marido para que fuera a ver a mi suegro y le echara la bronca (como nuestro hijo era un niño, mi suegro me favorecía y mi suegra le tenía miedo), provocando tensiones entre ellos.

En esa época yo no trabajaba y me quedaba en casa. Como tenía muchas dolencias, me resultaba difícil cuidar de mi hijo. Cuando me acostaba por la noche no estaba segura si estaría viva al día siguiente. Mi marido se metía a menudo en problemas y no me daba dinero para los gastos de la vida, y cuando veía dinero en efectivo en la casa, se lo llevaba para jugar. Cuando le dije que le dejaría, agarró al niño y me amenazó con ir a jugar. Tenía miedo de que se volviera loco y utilizara a nuestro hijo como apuesta. Culpé a sus padres por no haberlo educado bien.

Sin embargo, mi suegra tuvo la audacia de venir a mi casa y pedirme dinero, así que la eché. Mi marido no me daba dinero para los gastos, así que a menudo acudía a una amiga de mi barrio para que me prestara dinero. Ella se compadecía de mi hijo y de mí, así que, aunque ella misma tenía poco dinero, me ayudaba. Con la ayuda de mis amigos, pude superar esos años difíciles.

Antes de empezar a practicar Falun Dafa, supe que primero tenía que mejorar mis relaciones familiares. Me fijé en mis propios defectos cuando tuve problemas. Una vez, mientras hacía pan con mi suegra y mi cuñada, mi pan tenía mucho mejor aspecto que el de mi cuñada, pero mi suegra dijo: "¿Te ha enseñado eso tu madre? ¿Por qué los has enrollado así?". Con lágrimas en los ojos, no dije nada. Mi suegra no se detuvo ahí y dijo en tono provocador: "¿No te enseñó tu Maestro a ser tolerante? No has seguido sus enseñanzas. ¿Por qué sigues derramando lágrimas? ¿Por qué no te aguantas?". En ese momento, mi marido, que estaba en el salón, vio a mi cuñada salir corriendo de repente de la cocina. Se acercó a mí y me preguntó: "¿Se ha vuelto a meter mi madre contigo?". Le contesté rápidamente: "No". Cuando mi marido se marchó, mi suegra dijo en tono tranquilo: "¡Vaya! Has mejorado mucho y has dejado de buscar pelea".

El Maestro nos dijo que pensáramos en los demás y fuéramos amables. Le dije sinceramente a mi suegra: "Cuando haga algo mal, debes decírmelo y cambiaré". Recuerdo que, cuando mi suegro estaba enfermo y hospitalizado, lo visité y le di a mi suegra algo de dinero, pero ella estaba demasiado avergonzada y dijo que no quería nada. Ella gritó en voz alta: "¡Niña, Dafa es bueno! Si no hubieras aprendido Falun Dafa, ¿me habrías dado dinero?". Es cierto. Esto nunca habría sido posible para mí antes de la cultivación.

Yo le daba dinero a mi suegra en las fiestas importantes, pero ella no quería aceptarlo. Le dije: "Antes no tenía dinero, pero ahora tengo una pensión, así que, aunque no sea mucho, debo darte algo de dinero por respeto". Se emocionó y tenía lágrimas en los ojos. Dijo: "Nunca pensé que mi nuera sería tan buena conmigo en mi vejez. Si no hubieras aprendido Dafa, no tendría esta bendición".

Mi suegra era una maniática de la limpieza. Nunca me permitía quedarme en su casa; incluso después de que la ayudáramos a hacer dumplings para Año Nuevo, no nos dejaba quedarnos en su casa. Tenía que volver a mi casa con lágrimas en los ojos, cargando a mi hijo a la espalda mientras caminaba por la pesada nieve, con el sonido de los petardos encima. Ahora es diferente. Siempre que voy a su casa, me quedo allí unos días y visito a mis suegros. Están muy contentos y a menudo dicen al resto de la familia: "Mi nuera mayor ha cambiado mucho después de aprender Dafa. No solo ha cambiado ella, sino también mi hijo y mi nieto. Este Dafa es realmente bueno. Todo se debe al Maestro de Falun Dafa".

Cuando me quedaba con ella, dormíamos en la misma cama, y ella se aseguraba de que yo estuviera suficientemente caliente. De vez en cuando me tocaba los pies para ver si estaban fríos. Siempre charlábamos hasta que una de las dos se dormía primero. Cada vez que la visitaba, me pedía que me quedara un día más.

A menudo yo le recordaba que recitara las palabras: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno", pero a veces no se acordaba de hacerlo. Un día del año pasado, en su casa, antes de que terminara mi práctica de ejercicios matutinos, vi que algo le pasaba. Cuando pregunté, descubrí que no podía mover los brazos ni la espalda. La llevamos al hospital y el médico que la examinó dijo que tenía problemas de espalda, entre otras cosas. Cuando era joven, trabajaba mucho, y a medida que envejecía, las lesiones la fueron afectando.

Cuando volví a casa del hospital, le dije: "Mamá, has visto al médico y has tomado la medicina, pero el dolor no se ha aliviado. Deja que te enseñe algo. Recita con sinceridad 'Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno'". Ella aceptó y lo repitió una y otra vez. Esa tarde, dijo que el dolor había desaparecido. Más tarde, mi suegra me dijo felizmente: "Recitando 'Dafa es bueno', ahora puedo subir las escaleras".

Le ocurrieron otros dos hechos milagrosos. Un verano hubo una gran sequía y todo el mundo esperaba que lloviera. Ese día, por fin hubo una señal de lluvia. Sin embargo, la lluvia solo cayó en la zona residencial. Mi suegra recordó lo que le había dicho: "Pide ayuda al Maestro de Dafa". Ella seguía diciendo: "¡Maestro de Dafa, ayúdame!". Entonces llegó una nube y pasó directamente por encima de su parcela. Cuando bajó y corrió al borde del campo, la lluvia caía a cántaros sobre su terreno.

En otra ocasión, cuando mi suegra estaba cosechando su trigo, llovió mucho. El trigo estaba metido en sacos y cubierto con láminas de plástico. Llovió durante cuatro o cinco días, por lo que todo el grano podía humedecerse y enmohecerse. Gritó: "¡Falun Dafa es bueno! Por favor, ayúdame, Maestro de Falun Dafa". Todavía no estaba segura, así que corrió al campo y le dijo al trigo: "Mi nuera estudia Dafa, y realmente creo que Dafa es bueno. No te mojes y recuerda que Falun Dafa es bueno".

Después de la lluvia, fui a casa de mi suegra con mi cuñada. Mi suegra me dijo contenta: "Es un milagro que después de tantos días de lluvia no le haya pasado nada al trigo. Si se hubiera enmohecido, habría trabajado todo el verano para nada".

Después de este incidente, mi suegra se volvió más sincera al recitar "Falun Dafa es bueno" y me instó: "¡Ve y dile a tu suegro que diga también las 'Nueve Palabras Verdaderas'!".

Mientras escribo esto, las lágrimas corren por mi cara. ¡Toda nuestra familia está agradecida al Maestro! Gracias a Falun Dafa, nuestra familia vive feliz y sana bajo la luz de Fo de Falun Dafa.

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