(Minghui.org) Nota del editor: La Sra. Chen Jing, una destacada egresada de la universidad, fue sometida a persecución cuando tenía un poco más de 20 años, solo por defender su fe en Falun Dafa, una disciplina espiritual que ha sido perseguida por el régimen comunista chino desde 1999. Fue puesta bajo arresto domiciliario en la universidad y amenazada con ser expulsada y encarcelada. Después de graduarse, la despidieron de un buen trabajo en un hospital. Se vio obligada a desplazarse para evitar ser perseguida y vivió con miedo durante años. A los 37 años la detuvieron y la condenaron a cinco años de prisión. Fue sometida a varios tipos de tortura brutal en los centros de detención y en la prisión.

La Sra. Chen Jing

La Sra. Chen relata detalladamente la forma en que fue perseguida tanto física como mentalmente.

***

Hoy es un día frío de invierno, que me recuerda otro día de invierno de hace un año, cuando salí de la prisión de mujeres de Heilongjiang, poniendo fin a mis cinco años de prisión, o 1.828 días.

Durante este último año, he intentado recuperarme de las torturas, he tratado de resolver mis dificultades económicas, he tranquilizado a mi familia y he hablado con mis amigos y familiares que me habían malinterpretado. También he sufrido el acoso de la policía. Recuerdo claramente cada minuto, cada segundo y cada escena de esos 1.828 días. Están profundamente grabados en mi mente, para que nunca se borren.

Siento la urgente necesidad de escribir mis experiencias para que el mundo entero pueda conocer la verdadera situación en China: de cómo los practicantes de Falun Dafa son maltratados por la policía del PCCh, el personal de las comisarías, los centros de detención, la procuraduría, los tribunales y las prisiones.

Mi nombre es Chen Jing. Nací en la ciudad de Daqing, provincia de Heilongjiang, en enero de 1979. Siendo una hija inteligente y bien educada, mis padres me querían y consentían mucho. Desde la escuela primaria, la secundaria y la universidad, recibía flores y aplausos en cada uno de mis logros. Mis compañeros de clase y amigos me consideraban una estudiante bonita y sobresaliente de buena familia, superior en todos los sentidos. Nadie podía imaginar que un día sería acosada por la policía, o que terminaría en un centro de detención y en la cárcel.

Estaba en la universidad cuando comenzó la brutal persecución a nivel nacional contra Falun Dafa en 1999. Me pusieron bajo arresto domiciliario, me amenazaron con suspenderme, expulsarme y encarcelarme. Poco después de graduarme obtuve un buen trabajo, pero me despidieron. Tuve que cambiar de lugar para evitar la persecución. A los 37 años, me convertí en un objetivo principal de la persecución por parte de las autoridades.

Arresto

Más de doce policías y cuatro vehículos policiales me estaban esperando a la entrada de mi comunidad el 21 de enero de 2021. Apenas salí, un policía se me acercó, me cruzó los brazos por la espalda y me esposó antes que me diera cuenta de lo que estaba sucediendo. Me registraron rápidamente y me quitaron el dinero, las llaves y otros objetos. Me quitaron la mascarilla y me dijeron: "¿Cree que no podemos reconocerla?". Me sorprendió escuchar esto, ya que sólo llevaba la mascarilla para mantenerme caliente.

Al menos tres policías eran del Departamento de Policía Provincial de Heilongjiang y uno de ellos era Yang Bo. Dos eran del Departamento de Policía de la ciudad de Jiamusi, entre ellos Li Zhongyi y Liang Huawei; y cuatro eran del Departamento de Policía del distrito de Jiao de la ciudad de Jiamusi: Li Qiang, que me esposó, y Zhang Weiming, Wu Bin y Zhang Jia.

Me llevaron a la comisaría de Youyi Road y me esposaron a una silla metálica. Al mismo tiempo, otros agentes de policía allanaron mi casa. Se llevaron mi dinero, una cámara de alta gama, una impresora y algunas pertenencias costosas. Como no había nadie en casa durante el allanamiento, no sé si se confiscaron más objetos.

Luego, cuando me mostraron el acta, decía que habían registrado mi casa el 22 de enero de 2016, de 8:30 a 9:30 de la mañana con mi consentimiento, en lugar de la hora real, la tarde del 21 de enero.

Unas horas más tarde, Yang Bo y otras dos personas del Departamento Provincial de Policía de Heilongjiang entraron a mi habitación. Se felicitaron mutuamente por la bonificación extra de 200 yuanes diarios que recibieron por este recorrido, y por el hotel de lujo en el que se alojaron. También discutieron sobre cómo tratarme.

Un oficial sugirió condenarme a cadena perpetua por incitar a derrocar al gobierno. Otro me dijo: "Había un poco de té en su nevera. No podrá bebértelo todo. Había lonchas de cordero en el congelador. Lo habrá preparado para comer con los demás". Sabía que estaba insinuando que yo tenía contacto con los practicantes locales de Falun Dafa. Pero permanecí en silencio.

Entonces el tercer oficial dijo: "Si no confiesa, la llevaremos a Harbin y le insertaremos palos de bambú bajo las uñas. Bajo tortura, lo dirá todo".

El oficial alto y fuerte que me llevó a la comisaría también se acercó y dijo: "Debemos utilizar medidas duras para corregirla".

Más tarde, me llevaron al Hospital Central de Jiamusi para hacerme un examen y luego me llevaron al centro de detención. Como me negué a cooperar, los policías Zhang Weiming, Li Yan, Li Yanchun y otros más del Departamento de Policía del Distrito de Jiao me lanzaron al suelo en el pasillo y me hicieron beber agua a la fuerza.

Luego me llevaron de nuevo a la comisaría de Youyi Road. Esa noche dormí en una silla. Al día siguiente, Zhang Weiming, Li Qiang y Wang Wenjing intentaron obligarme a comer, pero me negué porque tenía náuseas y ganas de vomitar. El agua se derramó sobre mí.

Esa tarde me llevaron de nuevo al hospital para otro examen, pero me negué a cooperar. Después del examen físico, me enviaron al Centro de Detención de la ciudad de Jiamusi alrededor de las 4:00 p.m.

Tortura por ahorcamiento

Mientras estaba en el centro de detención, me llevaron al Departamento de Policía del Distrito de Jiao casi todos los días desde el 23 de enero hasta mediados de mayo de 2016 para interrogarme.

Me torturaron el 27 y el 28 de enero. Li Qiang, Zhang Jia y Wu Bin me arrastraron al baño donde no había ningún circuito cerrado de televisión (cámara de vigilancia). Li Qiang dijo: "Está bien que la matemos a golpes, ya que seguimos órdenes de nuestros superiores".

Zhang Jia cerró la ventana y me dijo: "Aquí no hay cámara de vigilancia. Puede gritar todo lo fuerte que quiera. Nadie lo escuchará ni lo sabrá. ¿Acaso la policía de Jiansanjiang no cuelga a los abogados y los golpea? En realidad, somos mejores que ellos para torturar a la gente".

Enrollaron una sábana en una tira larga. Wu me retorció los brazos a la espalda y Li y Zhang me ataron las muñecas con la sábana enrollada. Ataron el otro extremo de la sábana alrededor del tubo de calefacción de tres metros de altura, y luego me levantaron del suelo mientras Zhang me sostenía. En el momento en que colgaba en el aire, mis brazos se entumecieron inmediatamente. Me dolía la cabeza y sentía que estaba a punto de asfixiarme. Mi cuerpo estaba empapado de sudor. Mis pies, instintivamente, se pusieron detrás y se apoyaron en la pared, lo que me alivió un poco, pero Wu Bin se dio cuenta y me apartó los pies con una patada.

Zhang Weiming y Yu Haiyang se acercaron y se unieron para torturarme. Zhang me sujetó la cabeza hacia abajo, mientras Yu y Wu tiraban de mis dos piernas hacia arriba y las jalaban de un lado a otro. Mi cuerpo seguía chocando contra la pared. Wu dijo: "¡A esto se le llama pilotar un avión!".

Recreación de la tortura: "Volar un avión contra la pared". Se levanta el cuerpo entero de un practicante de Falun Dafa, se mantiene plano y se golpea la cabeza contra la pared

Wu me retorció los dedos a la fuerza, haciéndome sangrar las uñas. Para evitar que me salieran moretones en las muñecas, desataron la sábana, bajaron los puños de mi suéter y volvieron a atar las sábanas sobre el suéter. Luego continuaron la tortura. Zhang murmuraba de vez en cuando, recordándoles que revisaran si todavía estaba respirando.

Después, mientras me desplomaba en la silla de interrogatorio, se acercó Yang Bo, jefe de la División de Seguridad Interior de la provincia de Heilongjiang. Me dijo: "Si hubiera sabido que los policías la iban a tratar así, no lo habría permitido". De hecho, él y Li Zongyi ordenaron que me torturaran.

Yang me tomó los brazos y los sacudió. El dolor era insoportable. Mientras los sacudía dijo: "Está bien. No pasa nada. Debes mover los brazos, o pueden quedar inservibles. ¿Por qué tiene que sufrir así? No es necesario discutir con ellos (los policías que me torturaron). Si hubieras cooperado con ellos, las cosas habrían sido mucho más fáciles. Si no hubiéramos venido, es difícil decir qué más le hubieran hecho".

Indignada por su hipocresía, reuní todas mis fuerzas y tiré del brazo hacia atrás.

Esa noche me dolió tanto que no pude dormir. La tortura también me dejó moretones por todo el cuerpo y me dañó gravemente la columna vertebral.

El 30 de enero apenas podía moverme. Cuando Zhang y Li entraron a mi celda, otro policía me levantó a la fuerza. Una compañera de celda de buen corazón les dijo que no podía moverme. Pero Li la regañó: "¡No es problema suyo!".

Me llevaron al hospital para ponerme una inyección intravenosa. Me dijeron que si no me veía tan mal, buscarían a mi familia y les dirían que me convencieran de renunciar a Falun Dafa.

Como la infusión fue demasiado rápida y el líquido estaba frío, mi mano y mi brazo derechos se hincharon hasta cuatro o cinco veces su tamaño original. Esa noche, el médico del centro de detención se negó a aceptarme. Zhang y Li me llevaron de regreso a la comisaría y me esposaron a una silla metálica. También me presionaron fuertemente el brazo, quizá intentando detener la hinchazón.

Esa noche, escuché a personas corriendo por el pasillo y el sonido de policías golpeando e insultando a alguien. Después de escuchar la voz de un hombre gritando desesperadamente, de repente todo quedó en silencio. Entonces se oyó el sonido de gente corriendo. Alguien dijo: "Deberíamos llevarlo al hospital". Otra persona dijo: "Está bien". Una tercera persona dijo: "Si muere, podemos decir que tuvo un ataque al corazón". Es posible que hayan torturado hasta la muerte a un practicante de Falun Dafa.

Poco después, llevaron a mi habitación a un drogadicto con las manos esposadas a la espalda. Li Qiang me insultó: " ¿Supe que no se ha casado? Deberíamos encontrar a los dos hombres..." Él y Zhang Weiming también se quedaron a mi lado. Cuando la hinchazón de mi brazo disminuyó a las tres de la madrugada, me acompañaron de regreso al centro de detención. También trasladaron al drogadicto a otra habitación.

Truco de persuasión

Al día siguiente me volvieron a llevar al hospital y me colocaron en una sala aislada. La policía cerró la puerta y cerró la cortina a pesar de que les pedí que la dejaran abierta porque me sentía débil y asfixiada. Quería ver la luz del sol. También les pedí que me subieran la cama, pero me ignoraron.

Tenía muchas ganas de mirar por la ventana. El hospital estaba muy cerca de mi barrio. Si la cama estuviera más alta, podría ver un rincón de mi barrio, el lugar al que llamaba hogar. Pero estaba demasiado débil para hacerlo. Pensé en mi familia y en mis amigos. Esperaba que todos estuvieran a salvo y no sufrieran la tortura que yo estaba soportado.

En un momento, la paciente anciana del lado entró en mi habitación para conversar. Cuando preguntó simplemente qué me pasaba, los policías se pusieron nerviosos. Antes de que pudiera terminar de hablar, Wu Bin la sacó a empujones y la interrogó durante un rato hasta que confirmó que era una desconocida y que no practicaba Falun Dafa.

Después de un rato, Li Zhongyi hizo entrar a una practicante anciana y a su hija y les dijo: "¿No querían verla? La traje aquí". La practicante siguió mirando a Li y eligió cuidadosamente sus palabras, refiriéndose a él como "Oficial Li". Su hija la siguió de cerca. Noté que la policía la presionó para que viniera a convencerme. Debió de ceder y le dijeron que tenía que hacerlo antes que la dejaran en libertad.

Me miró con lágrimas en los ojos y dijo: "No deberíamos sufrir tanto. Tal vez deberías..." No quería que dijera nada que pudiera traicionar a Falun Dafa. Hice un gran esfuerzo para levantar lentamente mi mano y secar sus lágrimas. Le dije: "Arréglese bien después de ir a casa. Me alegro por usted. Estoy bien". Le dije a su hija que cuidara bien a su madre. Li se dio cuenta que este truco no había funcionado e inmediatamente les dijo que se fueran.

(Continuará.)

Todo el contenido publicado en este sitio web tiene derecho de autor y pertenece a Minghui.org. Minghui realizará compilaciones de su contenido online de forma regular y/o en ocasiones especiales.