(Minghui.org) Cuando la Sra. Zhang Guiping fue finalmente liberada de la prisión el 21 de mayo de 2020, después de cumplir tres años y diez meses por practicar Falun Gong, la residente de la ciudad de Fushun, provincia de Liaoning, estaba gravemente discapacitada como resultado de haber sido torturada durante la custodia.

Algunos de sus huesos estaban tan deformados que los músculos se atrofiaron y todo su cuerpo se contorsionó. Su cintura se había desplazado hacia la izquierda y un hombro estaba más inclinado hacia la derecha. No podía enderezar la espalda, que se encorvaba más a la izquierda. Su nalga derecha era más grande que la izquierda y su pierna derecha era más gruesa que la izquierda. No podía dormir de lado, porque le dolía el pecho.

Debido a su estado físico, no podía caminar largas distancias y tenía que parar y descansar con frecuencia para llegar a cualquier sitio.

Torturada en el Centro de Detención de Fushun Nangou

La Sra. Zhang fue detenida cuando regresaba a casa después de estudiar las enseñanzas de Falun Gong con otros practicantes en la noche del 21 de julio de 2016. Cuatro policías la arrastraron hasta el sexto piso antes de que aparecieran 18 agentes más. Registraron todos los rincones de su casa y confiscaron tres ordenadores portátiles, seis impresoras y otros objetos personales.

La Sra. Zhang fue llevada a la Estación de Policía de Xintun alrededor de las 2 de la madrugada y encerrada en una estrecha jaula de metal. La interrogaron, pero se negó a responder a ninguna pregunta ni a firmar ningún documento. Tras 14 horas en la jaula, la llevaron al Centro de Detención de Fushun Nangou la tarde siguiente.

La Sra. Zhang inició una huelga de hambre para protestar por el trato recibido, pero los reclusos la golpearon y la alimentaron a la fuerza durante más de una semana. A veces la arrastraban de un lado a otro de las habitaciones.

Las reclusas la agarraron del pelo y le golpearon la cabeza contra la pared, y perdió temporalmente la vista. La pellizcaron por todas partes, incluidos los pezones y la cara interna de los muslos y los brazos, lo que le puso el cuerpo negro y azul. La empujaron al suelo del baño y le metieron agua fría por la garganta. Le cortaron los labios, le aflojaron cuatro dientes delanteros, le partieron tres y le rompieron un incisivo inferior. También la golpearon y no la dejaron ir al baño.

Recreación de la tortura: Tirar del pelo y golpear la cabeza contra la pared.

Torturada en la prisión de mujeres de Liaoning

La Sra. Zhang fue sentenciada a tres años y diez meses en 2018 y trasladada a la prisión de mujeres Shenyang Nro. 1 en 2019. Instigados por los guardias que prometieron que sus sentencias serían reducidas, los reclusas torturaron implacablemente a los practicantes. Por cada practicante que renunciara a Falun Gong, las reclusas verían descontados ocho días de sus condenas.

Para hacerla renunciar a Falun Gong, las reclusas obligaron a la Sra. Zhang a realizar trabajos no remunerados durante el día y a permanecer en cuclillas sin moverse en un rincón de la celda por la noche. No se le permitía ponerse ropa de abrigo en invierno. Para aumentar su sufrimiento, las reclusas dejaban las ventanas abiertas a propósito y le encendían el ventilador.

Cuando la Sra. Zhang se mantuvo firme en su fe, la reclusa Wang Shuling le golpeó la cabeza con un taburete. Wang también le impidió usar el baño y la obligó a orinarse en los pantalones. Le dijo a la Sra. Zhang: "Te golpearé hasta la muerte si no te 'transformas'. No pasa nada si mueres. Nos dan una cuota de muerte cada año".

Como resultado de la tortura, la Sra. Zhang se debilitó mucho. Tenía hipertensión y se sentía mareada todo el tiempo. A pesar de su estado, los guardias la hacían dormir en la cama superior. No se le permitía llamar a casa ni comprar artículos de primera necesidad, especialmente papel higiénico. El depósito de 3.000 yuanes que su familia hizo para ella se lo apropiaron otras reclusas.

Una noche, mientras esperaba en la cola para volver a la celda, la Sra. Zhang se desmayó. Aun así, una reclusa le pellizcó el brazo y la pateó. Mientras la Sra. Zhang luchaba con un delirio cada vez peor, fue llevada al hospital de la prisión para que le hicieran un examen de tomografía computada. El médico descubrió que tenía una trombosis cerebral y una afección cardíaca que le provocaba dolor en el pecho y dificultad para respirar.

Pero en lugar de tratar a la Sra. Zhang, el médico de la prisión le inyectó medicamentos desconocidos. Tuvo un fuerte dolor en el pecho durante toda la noche. El vicepresidente del hospital también ordenó a todos los pacientes que leyeran libros que alabaran al Partido Comunista Chino. Cuando la Sra. Zhang se negó a obedecer, el médico la obligó a sentarse en el suelo y abusó verbalmente de ella y de Falun Gong.

Persecución económica

Al regresar a casa, la Sra. Zhang se sintió desolada al descubrir que las autoridades le habían suspendido la pensión durante su estancia en prisión. El Tribunal del distrito de Xinfu también retiró 10.000 yuanes de su cuenta bancaria para pagar la multa judicial. Sin otros ahorros, la Sra. Zhang, de más de 60 años y ahora discapacitada físicamente por las torturas, tuvo que buscar trabajos ocasionales para ganarse la vida.

El sufrimiento de la familia

Antes de su último encarcelamiento, la Sra. Zhang estuvo tres años en un campo de trabajos forzados en 2003. Hizo una huelga de hambre para protestar por la persecución y fue liberada cuando estaba al borde de la muerte.

Para evitar que la detuvieran de nuevo, ella y su esposo se escondieron. Ambos perdieron sus empleos. Las dificultades económicas y la presión mental hicieron desgaste en la salud de su esposo. No podía dormir por la noche por miedo a que la policía llamara a la puerta en cualquier momento. Desarrolló un cáncer de pulmón en 2004 y falleció en marzo de 2006. Tenía 52 años.