(Minghui.org) Como practicantes de Falun Dafa (también conocido como Falun Gong), es posible que nos hayamos preguntado cómo cultivar la compasión. He pensado mucho en esto durante mis 20 años de cultivación y me gustaría compartir mis pensamientos con los compañeros practicantes.

Una buena cultivación contribuye a superar el yeli (karma) de enfermedad

Hace unos años, un compañero practicante experimentó un yeli (karma) grave de enfermedad, con síntomas parecidos al que produce un coágulo de sangre en el cerebro. Se sentía confuso, se reía sin razón aparente, no podía recordar cosas ni expresarse verbalmente. Cuando se ponía de pie, se tambaleaba y no podía abotonarse la camisa debido al temblor de sus manos.

Este practicante vivía con sus hijos que no apoyan a Dafa. Pensé que podía beneficiarse de un mejor ambiente de cultivación, así que le pregunté si a él y a su esposa les gustaría quedarse con nosotros por un tiempo.

Aquel mismo día, llamé a un taxi y la pareja se vino a mi casa.

Mi marido y yo somos practicantes de Falun Dafa. Perdimos nuestros trabajos debido a la persecución. Alquilamos un pequeño apartamento tipo estudio. Compartimos la cocina y el baño con tres vecinos. Arreglé que la pareja de ancianos durmiera en nuestra cama, mientras mi esposo y yo dormíamos en el suelo.

No era la situación más conveniente para nosotros, pero ofrecíamos un mejor ambiente de cultivación al practicante, el cual yo pensaba que era crucial para ayudarlo en su recuperación. Logramos reunir a practicantes locales para estudiar el Fa y, juntos, enviamos pensamientos rectos para él.

El tiempo que el practicante y su esposa se quedaron con nosotros, yo no dormía mucho. Enviaba pensamientos rectos cada hora, día y noche. Cuando me levantaba para enviar pensamientos rectos a medianoche, no volvía a dormir; me quedaba despierta y hacía los ejercicios. Cocinaba tres comidas sencillas al día y, la mayor parte del tiempo, estudiaba el Fa con el practicante.

La primera noche que pasaron con nosotros, traté de despertarlos para enviar pensamientos rectos a medianoche, pero él no quería levantarse y su esposa tampoco se levantó. A la mañana siguiente, sugerí que hiciéramos los ejercicios juntos, pero no quisieron.

Me sentí un poco molesta: "¿Cómo podría eliminar su yeli (karma) de enfermedad si no era diligente?".

Sin embargo, al mirar hacia adentro, me di cuenta de que no tenía la actitud correcta. No podía obligarlos a hacer algo que no querían.

Dejé de mirar las deficiencias de este practicante y, en cambio, me concentré en lo que hacía bien. Aunque no era lúcido, tan pronto como comenzábamos el estudio del Fa, inmediatamente se sentaba y demostraba respeto a Shifu y al Fa. No podía leer en voz alta con nosotros, pero  con sus ojos seguía la lección y prestaba atención a lo que estábamos leyendo.

Traté de ser comprensiva con la pareja y no les hice hacer nada que no quisieran. No se levantaban para hacer los ejercicios por la mañana, así que los hacíamos durante el día. El practicante no podía hablar, así que conversaba con su esposa y, amablemente, les señalaba áreas donde podían hacerlo mejor. Poco a poco, se volvieron más diligentes.

Debido a que estudiábamos el Fa, hacíamos los ejercicios y enviábamos pensamientos rectos todos los días, la condición del practicante comenzó a mejorar.

Tres días después de que vinieran a quedarse con nosotros, él recuperó su voz. Su discurso era mal articulado, pero era capaz de hablar. Los temblores incontrolables de las manos también disminuyeron y, al quinto día, se detuvieron por completo. Su pensamiento era más claro, y dejó de reírse sin razón.

Cuando se le preguntó dónde quería pasar el Año Nuevo Chino, dijo que le gustaría irse a casa con su familia. Era capaz de seguir al resto del grupo cuando estudiamos el Fa y la pareja incluso salió conmigo para distribuir materiales de aclaración de la verdad.

En el séptimo día, el practicante volvió a la normalidad. Era el 29 de diciembre en el calendario lunar, un día antes de la víspera del Año Nuevo Chino. Se fueron a casa con su familia para las vacaciones.

A lo largo de este proceso, mi pensamiento fue bastante simple.

Shifu dijo: “Las cosas que a él le conciernen, también te conciernen a ti …” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Washington D.C., 2002).

Somos practicantes de Dafa y necesitamos ayudarnos mutuamente en nuestra cultivación. Todos cultivamos el mismo Fa, pero cada uno de nosotros está en un estado de cultivación diferente. Solo necesito enfocarme en mí, hacer todo lo que pueda, y no preocuparme por lo que se supone que tienen que hacer los demás.

Aunque nuestro hogar es pequeño, a los practicantes les gusta venir aquí para estudiar el Fa y compartir experiencias. Es un buen ambiente de cultivación y fue especialmente beneficioso para el practicante que experimentó yeli (karma) de enfermedad.

El practicante se recuperó rápidamente después de regresar a casa. Finalmente, podía conducir su motocicleta hasta nuestra casa para el estudio del Fa. Me alegré mucho de verlo otra vez bien.

Cambiando el corazón de la gente

En los últimos 20 años, hacer que la gente sepa la verdad sobre Falun Dafa se ha convertido en una parte integral de mi vida. He hablado con personas de todos los ámbitos de la vida, incluidos oficiales de policía, maestros, directores, secretarios de partido, soldados, estudiantes, agricultores y jubilados. Creo que he hecho un buen trabajo en su mayor parte, pero tengo remordimientos.

Algunas personas con las que hablé se sintieron profundamente conmovidas cuando les hablé de Dafa y de la persecución. Pero algunas fueron engañadas por las mentiras del régimen comunista y no quisieron escuchar. Me amenazaron y algunas incluso trataron de denunciarme a la policía. Gracias a la compasión de Shifu, algunas finalmente cambiaron su actitud sobre Dafa.

Hace unos años, en un frío día de invierno, justo antes del Año Nuevo Chino, fui a una pequeña comunidad para distribuir volantes sobre Dafa. Mientras entraba en un edificio de apartamentos, vi pedazos rotos de un cartel de Dafa en el piso. Me incliné y empecé a recogerlos. Una mujer de mediana edad me vio y gritó: "Así que eres tú quien lo puso [el cartel]. Te llevaré a la policía". Me agarró del brazo y me arrastró abajo, fuera del edificio, gritando: "Ella es de Falun Dafa".

Para ser honesta, todavía tengo miedo cuando salgo a distribuir volantes. Pero, en ese momento, estaba tranquila. Envié fuertes pensamientos rectos: no dejaré que cometa un crimen contra Dafa y los practicantes de Dafa.

Ella hizo caso omiso y se giró hacia un hombre que caminaba hacia nosotras. "Ella practica Falun Dafa", le dijo.

El hombre sonrió y respondió: "Es casi el Año Nuevo Chino. ¿Por qué no dejas que se vaya? No quieres involucrarte. Créeme".

Al ver que ese hombre no estaba interesado en entregarme, la mujer se quedó perpleja. Le dije al hombre: "Será bendecido por su bondad". Me saludó y se fue.

Me volví hacia la mujer: "Falun Dafa no es como dicen los medios, eso es todo mentira para calumniar la práctica. Los practicantes de Falun Dafa solo queremos que la gente sepa lo que Dafa es realmente, porque una persona es bendecida cuando hace cosas buenas, pero enfrenta retribución cuando hace cosas malas. Si la gente cree en las mentiras del partido, se está arruinando. Solo quiero lo mejor para usted. Por favor, no haga nada que le cause problemas".

De repente, como si una persona completamente diferente estuviera de pie frente a mí, empezó a ser amable conmigo y quiso protegerme.

Shifu dijo:

“Si después de encontrarte con circunstancias difíciles, tus pensamientos pueden ser realmente rectos, entonces, cuando te enfrentes con la malvada persecución y cuando te enfrentes con interferencias, una sola frase tuya reforzada con pensamientos firmes y rectos podrá instantáneamente hacer que el mal se desintegre, (aplausos) y hará que quienes estén siendo usados por la maldad se den media vuelta y huyan, hará que la persecución perversa hacia ti se disuelva, y hará que la interferencia maligna hacia ti desaparezca sin dejar huellas" (Exponiendo el Fa en el Fahui Internacional del Oeste de los Estados Unidos).

No ceder ante la policía

Cuando me dirigía a entregar materiales de aclaración de la verdad a otro practicante, fui arrestada. La policía me llevó a la división de seguridad nacional de la ciudad y me interrogó. Me golpearon y me dieron patadas, luego empujaron uno de mis brazos por encima del hombro y el otro por detrás de la espalda y los esposaron. Cuando tiraron de las esposas, el dolor fue atroz.

Ataron el extremo de una cuerda a las esposas y pasaron el otro extremo por una tubería en el techo. Tiraron de la cuerda hasta que me suspendieron en el aire.

Mis brazos estaban casi dislocados, y estaba en agonía. Me desmayé un par de veces y, en cada ocasión, vertían agua fría sobre mí para hacerme despertar. Luego tiraban de la cuerda de nuevo. No recuerdo cuántas veces me desmayé y cuántas veces tiraron de la cuerda, pero nunca obtuvieron lo que querían de mí.

La división de seguridad nacional finalmente se rindió y me llevó de vuelta a la estación de policía. Temiendo que me iba a morir, la policía me llevó al hospital.

Le conté al doctor lo que me pasó y le hablé brevemente de Dafa. Pareció entenderlo. El médico le dijo a la policía que estaba en estado crítico y que tenía que ser trasladada a cuidados intensivos.

La policía sabía que ningún centro de detención o campo de trabajo forzado me admitiría en tales circunstancias, pero no querían dejarme ir a casa, así que cuando salí de cuidados intensivos me llevaron a un centro de lavado de cerebro.

Cambiando el miedo por la compasión

¿Por qué no me habían dejado ir a casa? Miré hacia adentro y me di cuenta de que no sabía cómo cultivarme verdaderamente. Pasaba todo mi tiempo distribuyendo materiales y haciendo otras cosas para ayudar a la gente a aprender sobre Dafa, y no pasaba tanto tiempo estudiando el Fa y cultivándome. Vi mi apego a la exultación y pensé que, como ningún lugar me aceptaría en mi condición, la policía tendría que dejarme ir. Como resultado de este pensamiento, me llevaron, en cambio, al centro de lavado de cerebro.

Cuando me obligaron a ver la propaganda del partido comunista chino, inicié una huelga de hambre para protestar. Los guardias trajeron a una practicante "transformada" cuyo trabajo consistió en tratar de persuadirme para que renunciara a Dafa.

Caí en el engaño y creí a esta persona. Sin embargo, nunca divulgué ninguna información sobre la fuente de los materiales, por lo que, después de mi liberación, los oficiales de la división de seguridad nacional vinieron a mi casa a acosarme.

Los próximos meses, el miedo se apoderó de mi. A veces me asustaba tanto que todo mi cuerpo temblaba. Ni siquiera quería que mi marido fuera a trabajar y le decía que tenía que quedarse en casa conmigo.

Un día, mi esposo me gritó: "¡No puedes simplemente impedirme ir a trabajar!".

Estas palabras parecieron tocar un nervio que me ayudó a despertar.

Yo era practicante y tenía el Fa. Mi marido no era la solución a mis problemas. ¿Cómo podría estar tan asustada? Necesitaba estudiar el Fa y deshacerme de este miedo.

Empecé a estudiar el Fa durante varias horas al día e hice los ejercicios. Dormí muy poco y leí todas las nuevas conferencias de Shifu.

Me tomó cuatro días librarme del miedo. Mi corazón se volvió firme y mi mente clara. Mi odio y resentimiento también se fueron, y mi corazón se llenó de compasión.

El deseo de salvar a la gente me ayuda a mirar hacia dentro

Quería hablar con la gente que me había arrestado y torturado. Sabía lo que los impulsaba a hacer estas cosas, y sabía cómo asistir a Shifu a salvarlos con la sabiduría que había obtenido en la cultivación de Dafa. Realmente me preocupaba por ellos y deseaba que dejaran de hacer cosas malas y que se arruinaran.

Pero me dije que debía mantener la calma y no hacer nada precipitado. En lugar de ir a la estación de policía, escribí cartas a cada uno de los agentes de policía y guardias que había encontrado durante mi arresto.

No necesité escribir un borrador. Las palabras me llegaron, porque puse mi corazón en ello. Realmente deseaba que conocieran la verdad y se salvaran.

Al escribir estas cartas, encontré la brecha fundamental que hizo que me arrestaran: no miraba hacia adentro, ni cultivaba mi corazón. En su lugar, imponía a otros el estándar del Fa y creaba conflictos con otros practicantes.

Me apegué a ver los apegos de los demás y a despreciarlos. Era condescendiente, autoritaria y arrogante. No escuchaba a nadie, era autocomplaciente y no podía controlar mi temperamento.

El Fa me ayudó a ver mis deficiencias para que pudiera corregirme. En cuanto me deshice del resentimiento y el odio, surgió la compasión, y empecé a ser más comprensiva con los demás.

Mientras sostengamos el Fa en nuestros corazones, la bondad se manifestará naturalmente.

"¿Me odias?"

Mientras caminaba por la calle, vi a lo lejos a un oficial de policía que me había torturado. Recuerdo que una vez me preguntó: "¿Me odias?”.

Le contesté: "¡No! Nosotros, los practicantes de Falun Dafa, cultivamos la compasión. No te odio”. Pero me di cuenta de que no me creyó.

Cuando me liberaron, después de pasar por un terrible calvario y sufrir mucho dolor físico descubrí que tanto mi esposo como yo habíamos perdido nuestros trabajos, debido al arresto.

Sin ingresos, batallábamos y atravesábamos un momento difícil. A menudo recordaba lo que me había preguntado aquel oficial: "¿Me odias?".

Para librarme de aquel odio, estudié el Fa tratando de eliminarlo. Finalmente, un día, lo logré y dejé de sentir odio en mi corazón.

Cuando aclaramos la verdad con un corazón compasivo, vemos grandes resultados. He encontrado personas sinceramente agradecidas después de conocer la verdad, y algunas incluso se ofrecieron a invitarme a comer. Un policía me dijo una vez: "Yo era muy malo, pero tú me salvaste. Muchas gracias".

El proceso de cultivar la compasión es también el proceso de eliminar el ego. Aumentamos nuestra tolerancia para abarcar a los demás y, poco a poco, nos convertimos en seres altruistas que siempre son considerados con los demás.

También es un proceso para acercarse cada vez más al estándar del Fa que debe tener un practicante. El significado de la compasión es muy profundo.